![«Los cantautores nos censuramos ahora más que antes»](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/201902/10/media/cortadas/Victor-kIcC-U70594805317oYE-624x385@Diario%20Montanes.jpg)
![«Los cantautores nos censuramos ahora más que antes»](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/201902/10/media/cortadas/Victor-kIcC-U70594805317oYE-624x385@Diario%20Montanes.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
. A Víctor Manuel (Mieres, Asturias, 1947) nunca se le olvidará el primer concierto que ofreció en Santander. Fue en 1969 y en el Chiqui, «tuvimos muchos problemas con la censura y no me dejaron cantar 'La Planta 14'», recuerda. Después ha regresado muchas veces ... y por eso promete que este viernes «vamos a pasar una noche muy guapa» en el Palacio de Festivales. Llega con un nuevo disco 'Casi nada está en su sitio' y con una reputación que le ha convertido en uno de los músicos más respetados de este país. De momento está llenando los recintos por los que pasa.
–Regresa al mismo escenario en el que apenas hace unos meses acompañó a Nando Agüeros.
–Fue un concierto precioso. Muy completo. Nando es una persona es extraordinaria y demás un grandísimo cantante y un excelente compositor.
–Viene con su nuevo disco y hacía mucho que no sacaba uno. Desde 2008.
–Dicho así parece que me he pasado todos estos años tirado a la bartola, pero lo cierto es que no he parado de trabajar. En 2009 comencé la gira 'Vivir para contarlo', con la que también visité el Palacio de Festivales, luego enlacé con 'Cincuenta años no es nada' y 'La vida regalada' y después estuve otros dos años más con 'El gusto es nuestro'. Cuando acabé, mi productor me preguntó que si no pensaba escribir nunca más canciones nuevas y me puse a hacerlo. Y la verdad es que no sabía que tenía tantas ganas porque escribí 24 canciones seguidas en poco más de mes y medio. Trece de esas están en este disco.
–¿En qué están inspiradas?
–En la vida y en todo lo que está a su alrededor. Parece inevitable que dedique una canción a Asturias en cada disco y nunca me lo propongo, pero al final por algún lugar se cuelan. Pero aparte de esta, en este disco hay todo tipo de inspiración. Hay costumbrismo. Vuelvo de nuevo a la idea de España treinta y siete años después de aquella 'España camisa blanca de mi esperanza' que escribí para Ana (Ana Belén, su esposa). Ahora canto a una España diferente que aquella que acababa de salir del blanco y negro e iba hacia el color, hacia luz, mientras la de ahora es mucho más compleja. Tengo la sensación de que ahora tenemos problemas de gente rica. Como creemos que ya está todo prácticamente solucionado nos ponemos a dar la lata con otras cosas. A esa es la España que canto y también al amor, a la decepción o a la depresión... Intento que mi vida y la que alrededor esté presente en mis discos.
–¿Qué es más complicado escribir una canción a esta España de ahora o al amor?
–Las canciones de amor siempre resultan más fáciles de escribir. Además son las que, en general, más agradece la gente y tienen más éxito. Sin embargo, abordar un tema complejo puede tener diferentes miradas o diferentes aristas por lo que no sólo es más complicado sino también más arriesgado. Pero a mí el riesgo nunca me corta las alas.
–La muerte de Franco y la llegada de la democracia fue un buen caldo de cultivo para los cantautores. ¿Sigue teniendo el mismo sentido el oficio del cantautor?
–Yo entiendo por cantautores a un espectro muy alto de gente en el que puedo englobar a Ismael Serrano o a Quique González que, aunque para muchos es un rockero, a mí me parece un cantautor puro, aunque algo 'electrificado'. Hay quien dice, sobre todo hace unos años, que contra Franco vivíamos mejor, y a lo mejor hay gente que sí, pero otra que no. A mí no me gustaría para nada volver a aquella época que fue muy tenebrosa y con muchas dificultades para escribir canciones y cantar. Todo tenía que decirse entre líneas. Hay una gran diferencia entre el primer concierto que ofrecí en Santander y el que voy a dar ahora. Era una época diferente. Yo cuando empecé a sentirme libre para escribir y para cantar fue a partir de 1979 cuando publiqué 'Soy un corazón tendido al sol'.
–¿Aún recuerda el primer concierto en Santander? ¿Cómo fue?
–Perfectamente. Fue al final de la playa de El Sardinero, en el Chiqui. La sala estaba en un sótano y fue algo imborrable en mi memoria. Primero porque me aplaudieron mucho y también por las canciones que me prohibieron cantar entre las que estaba 'La planta 14' y otras que yo había intentado editar y cantar en directo pero que no podía hacerlo.
–¿Si tuviera que dar un consejo a alguien que empiece ahora en la música que le diría?
–Es difícil dar consejos ahora porque se ha complicado mucho acceder a este mundo. Es más fácil publicar o grabar algo en tu casa, colgarlo en la Red y que te lo escuchen miles de personas, pero eso monetariamente no significa nada lo cual impide la profesionalización de la gente que le gusta hacer música. Muchos artistas ya han interiorizado que de esto no se vive por lo que buscan otro trabajo y hacen música por afición. Eso es una tragedia. Yo invito a cualquiera que quiera dedicarse a la música que lo haga, pero sólo eso, que intente dedicarse a ello con todas sus fuerzas porque cualquier otra cosa te distrae de los objetivos.
–Hablaba antes de la censura. ¿No le parece que ahora muchos cantautores se autocensuran?
–Puede ser que sí. Pero antes la gente de mi generación encontraba mucha complicidad en los medios, sobre todo en las radios. No existía prácticamente la radiofórmula y entonces alguien recibía un disco tuyo, por ejemplo, en Santander, y si le gustaba decidía ponerlo. Ahora eso ya no existe, sólo en emisoras muy minoritarias con pocos oyentes. Las radios ya están muy centralizadas y es alguien en Madrid el que decide que se debe poner en Santander. Así que hay muy poco margen para la improvisación. Pero eso ocurre en todo el mundo. Yo siempre recomiendo a la gente que pinche en internet una emisora que se llama Radio Garden en la que vas viendo el globo terraqueo con puntitos de luz que son emisoras y si pinchas compruebas que desde Pekín hasta Santiago de Chile prácticamente se escucha lo mismo. La música se ha homogeneizado y, por lo tanto, se ha empobrecido.
–Pero no me ha contestado si se autocensuran.
–Antes nos censurábamos menos porque sabíamos que al otro lado había alguien que pinchaba esa música que no era recomendable y que seguramente al poder no le gustaba. Eso ahora no ocurre. La gente se cuida más porque sabe que sí tiene algo medianamente conflictivo nadie se lo va a poner.
–Después de haber estado ocho años de gira casi de forma continua, ¿no le da un poco de pereza volver a viajar por los escenarios de toda España?
–No. Eso mismo se lo preguntaron a Bob Dylan, con todas las distancias que puedo establecer entre él y yo, y respondió que qué iba a hacer en casa. En mi casa pasan cosas estupendas, pero subirme al escenario para mí es algo incomparable. Es una manera de disfrutar. A lo mejor dentro de seis meses me encuentro cansado pero ahora que está empezando la gira me siento en plena euforia y estoy deseando agarrar el coche y plantarme en un escenario a 600 kilómetros. Disfruto mucho con lo que hago.
–Además está llenando.
–Siempre he tenido muy buen público y estoy agradecido. He tocado muchas veces en Santander. Va a ser una noche muy guapa.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.