Los Estanques: «Si te acomodas en esta vida, estás muerto»

Esa orientación mayor hacia la música hace que «trabajes de otra manera, más metido de lleno en ello», aunque el ritmo de trabajo sigue siendo, como desde sus inicios «todo lo que se puede; vamos a tope siempre».

Se sienten contentos del resultado que les ha dado el disco que han grabado con Anni B Sweet, que ya se encuentra en su fase de encontrarse con el público en directo, donde el objetivo es «llevar las canciones a su máximo esplendor» una experiencia que está siendo «muy divertida.

Esta relación comenzó a través de su mánager, quien les trasladó que a la cantante granadina le gustaba lo que estaban haciendo. Como tantas otras formaciones que se cruzaron durante los meses de encierro, terminaron compartiendo un tema a través de Instagram y las piezas parecieron hacer click. Las sonoridades de ambos por separado cuadran y se elevan cuando se combinan. «La calidez del sonido y las composiciones, encajó desde el principio», explican.

Nunca se habían planteado hacer algo así con otro artista, si bien el propio Breguel colabora con diversos músicos en su canal de YouTube. «No lo teníamos en mente, fue una colaboración que terminó siendo un disco entero y ahí estamos».

La forma de hacer las canciones no ha cambiado demasiado. De hecho, se ha sumado a su prolífica creatividad con cuatro discos en cuatro años. «Para paliar nuestro ansias creativas no es que nos pongamos una cantidad determinada, sino casi al revés; editar un trabajo lleva una publi y un recorrido». El sistema del sector musical va más lento que los propios Estanques. «Nos gusta planear la salida de cada disco bien. Es casi más importante estar preparado por lo que conlleva en cuanto a logística que en cuanto a tiempo».

Viviendo en el tiempo actual, se aprovechan de las tecnologías para «sonar como queremos», algo que hacen por sí mismos, sin pisar un estudio ajeno y en lo que han ido aprendiendo. Si hubieran vivido en los 70 «quizá no hubiéramos tenido toda la información que tenemos ahora para devorar lo que nos gusta».

Entre sus aventuras musicales, han realizado dos conciertos, dirigidos por Breguel, en homenaje a Serrat «uno de los cantautores más importantes de este país al que tenemos mucho respeto». No lo tenían especialmente trillado como intérpretes, pero se pusieron manos a la obra y el resultado ha sido un concierto en Sevilla y otro en Madrid rodeados de un plantel de músicos diversos. Les gustan los retos de este tipo; coger un guante y sacarlo adelante, aunque no tienen en cartera planes similares.

El disco es una paradoja: «algo liviano como una burbuja sujetando algo pesado como un elefante, sosteniéndolo en el aire». «Como la vida misma», añade Breguel. Riffs y melodías con las que estás muy a gusto «dentro de tu zona de confort», pero después aparecen «unos arreglos, unos quiebros, una forma de las canciones que resultan inesperados».

No es un disco conceptual. «No lo hemos hecho pensando que la historia tenga que ser de una manera determinada, pero en la música todo está relacionado porque sale de uno mismo cuando escribes lo que se te pasa por la cabeza; vas a lo que ves y escuchas en ese periodo de tiempo». Comparten preocupaciones, que como en la vida misma «parten del amor».

El resultado de esta carrera sin pausas es para el grupo cántabro una declaración de intenciones: «Satisfechos sí, acomodados jamás. Si te acomodas en esta vida, estás muerto».

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