Íñigo Argomániz- Fundador de Get In
«El sector tiene que regularizarse o será difícil que convivan tantos festivales»Secciones
Servicios
Destacamos
Íñigo Argomániz- Fundador de Get In
«El sector tiene que regularizarse o será difícil que convivan tantos festivales»Lo suyo es, literalmente, una vida dedicada a la música. Hace 43 años, Íñigo Argomániz fundó Get In, que a día de hoy es una de las promotoras más potentes del país. Y no solo; con una plantilla de 25 personas y una cartera ... de artistas que van desde Ariel Rot a José Mercé, Pablo Alborán a Iván Ferreiro o La Oreja de Van Gogh al cántabro Rulo, su ámbito de trabajo se extiende por todo el País Vasco, Europa, Latinoamérica y Estados Unidos. Y Cantabria, claro, donde Get In tiene uno de los escenarios habituales para sus intérpretes desde hace décadas. Este verano, casi 300.000 personas se dieron cita en la comunidad para disfrutar de una música en directo que necesita regularizarse.
–¿Cómo explicaría qué es Get In?
–Get In es un sueño de un chico joven que empezó hace 33 años, que lleva trabajando 43, porque hubo diez años previos en otra empresa y después hizo de su hobby, de ir a ver conciertos, su profesión, su trabajo, que era el backstage. Por eso titulé la exposición retrospectiva de esos 30 años 'Backstage' porque ha sido una vida ahí.
–Un chaval que montaba conciertos termina organizando más de 12.000. Da cierto vértigo.
–Sí, la verdad es que han sido muchos conciertos, muchos artistas de management, porque aquí la faceta de manager ha sido fundamental. Empezar con Duncan Dhu en ese año 91, que deciden venirse conmigo a Get In, con un chaval joven con el que se arriesgan, hace que les deba mucho tanto a Mikel Erentxun como a Diego Vasallo, que empezaran conmigo ese viaje, ese sueño. Luego, afortunadamente se fueron incorporando grandes bandas como Barricada, Piratas, M-Clan, Coti, La Oreja de Van Gogh, etcétera, hasta tener las cifras de artistas que ha tenido Get In.
–Y Rulo, claro
–Y Rulo. Tenemos uno en Cantabria, que llevamos con él desde el año 2010 y es un ejemplo de trabajo, de filosofía de vida, de cómo los grupos tienen que saber qué es el trabajo. El éxito es perdurar, aguantar, resistir, tener talento, pero también mucho trabajo. Y Rulo es un ejemplo de eso. Y del amor a su tierra.
–¿Get In se habría entendido del mismo modo si no hubiera surgido en San Sebastián?
–A ver, en esa época, Donosti tenía un sentido, formaba parte del famoso triángulo Barcelona-Madrid- San Sebastián. Las giras de los años 70, como Génesis, Jethro Tull, Rory Gallagher, entraban por la frontera de Irún, o la Junquera de Barcelona, hacían Madrid y salían. También había una cultura musical muy grande, desde la época de los coros, los orfeones, los otxotes de las sociedades y sí que es verdad, que Los Ágaros, es uno de los primeros grupos que se graba un disco en España, Brakaman, una banda de Borja Zulueta, hermano de Iván Zulueta, con mucha contracultura, la Orquesta Mondragón, el Donosti Sound, Rafa Berrio... Había un caldo de cultivo de bandas y después San Sebastián ha tenido a 21 Japonesas, Duncan Dhu, La dama se esconde, Álex Ubago, La Oreja de Van Gogh...Por eso animaría un poco a Cantabria. Cabe destacar que es importante el trabajo que se está haciendo a nivel de festivales, pero tiene que saber que hay que cuidar a los bares, los clubs, los lugares donde se hace música y potenciar a esos grupos, a los jóvenes, para que algún día puedan ser el Rulo, La Sonrisa de Julia o Quique González.
–Cantabria fue el lugar que recuperó la música en directo durante la pandemia y ha vivido una explosión de grande eventos, pero conviven con un ecosistema de salas muy escaso.
–Por eso insistía en que esa es la labor que hay que hacer. Está muy bien ser la cabeza de león, pero hasta el rabo todo es toro. Para que haya grandes grupos que marcan, tiene que haber una base importante. La música tiene que estar llena de gente tocando en clubs, en bares, en locales de ensayo, en centros… Todos esos sitios son los que se tienen que trabajar, para que terminen en esos grandes eventos. La finalidad debe ser que la gente se acerque la música desde el comienzo y podamos generar un interés hacia artistas desconocidos.
–¿Preguntar a alguien que trabaja habitualmente en festivales si existe una burbuja en ese sector, es contradictorio?
–No, te lo puedo decir; yo creo que todo esto, no solo los festivales, tendrá que regularizarse. Venimos de una pandemia y tras esta etapa tendremos que volver a ubicarnos, a encontrar la cantidad de conciertos y de festivales que se pueden hacer. Si no, va a ser muy difícil que convivan tantos eventos musicales a la vez.
–La pandemia nos enseñó las costuras de todo el sistema, pero, ¿se sacó algo útil?
–Sí, yo soy de los que creo que hay que mirar la parte positiva. Primero vimos que los que nos habíamos reído de la música grabada pirata, y que no nos afectaba a la música en directo, nos dimos cuenta de que no hay que reírse del mal ajeno. Hay que ser respetuoso con los demás para que no te puedan pintar la cara. Creo que hemos aprendido a que las canciones tienen un valor muy grande, ayudan a la gente y hay que tenerle respeto. No hay que quitar el leti motiv de lo que hacemos en los festivales, que es la música.
Noticia relacionada
Pilar González Ruiz
–Uno de sus favoritos, Paul Weller decía que no sabía lo que podía llegar a cambiar una canción. ¿Usted lo sabe?
–Tenemos que ser conscientes de que hay que respetar la música y a quienes la hacen. La música es emoción, ni buena ni mala, comunicación. Y eso es lo que tiene que dar. Si te emociona y te gusta, adelante. Para eso lo hacen. Para que llegue a la gente y produzca sentimientos.
–Cuando hay un concierto de los múltiples artistas que tiene Get In es normal ver una a un tipo alto, apoyado en la valla prestando atención. ¿Eso es parte de las emociones que siente usted mismo?
–Absolutamente. El otro día me preguntaban qué había que tener para ser mánager y yo decía que sobre todo, mucha pasión por lo que haces, trabajo y sentido común. Es difícil, duro, una montaña rusa de momento buenos o malos, pero cuando vas con tu artista y ves cómo la gente disfruta del concierto, esa recompensa es una pasada.
–¿Es de los que piensa en lo que no pudo conseguir o celebra lo que sí ha logrado?
–Ha habido muchos conciertos, cosas muy bonitas y especiales a las que se irá dando importancia con el tiempo. Llevar doce o trece años siguiendo la carrera de algunos artistas, es lo que te va llenando de orgullo; creen en lo que hacen y trabajan en ello. Somos unos afortunados.
–¿Disfruta como propio el éxito de sus artistas?
–Yo disfruto absolutamente del éxito, pero el que significa perdurar en el tiempo. Cuando una banda lleva veinte o cuarenta años. Porque lo demás es efímero y puede ser un solo momento, pero una carrera larga y exitosa es perdurar.
–¿A qué aspiraba cuando empezó esta aventura y qué ha conseguido?
–Tengo un equipo de 25 personas, muchos de los cuales llevan mucho tiempo conmigo y son parte de lo que hemos conseguido. El sueño era poder dedicarme en cuerpo y alma a esto. Ahora ya estoy en una época de ir rebajando la actividad y que recaiga el peso en otras personas de la oficina, pero como con los artistas, el éxito ha sido llegar hasta aquí, ser amigo de muchos de ellos y de la gente de la oficina que son un puntal que hace que esto sea fácil todos los días.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Estos son los mejores colegios de Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.