Josep Carreras
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Josep Carreras
Viernes, 21 de abril 2023, 07:19
«Subir a un escenario es siempre una fiesta y un reto». De 'Passione' de Nicole Valente a 'The impossible dream' de Mitch Leigh, pasando por 'El día que me quieras' de Carlos Gardel y 'Solamente una vez' de Agustín Lara. Lo que fundirá estos ... sonidos universales es una voz no menos global: la del tenor Josep Carreras. El escenario, histórico y simbólico, la explanada del monasterio de Santo Toribio de Liébana. Mañana sábado (20.00 horas), junto a la soprano Sabina Puértolas, el cantante ofrecerá el concierto especial de apertura del Año Jubilar Lebaniego, con el acompañamiento de la orquesta Andrés Segovia, bajo la dirección de David Giménez. Un concierto de canción napolitana y romanzas, cuyo programa también contempla dúos de zarzuela y ópera. Leyenda viva de la lírica, Carreras sigue celebrando conciertos y entregado a la labor de su Fundación contra la leucemia. El pasado verano recibió el homenaje del Festival de Peralada para celebrar sus 52 años de trayectoria artística, que ahora prosigue en Cantabria. El tenor, referente de la excelencia lírica, presente en cualquier friso histórico de la ópera, es reflejo de profesionalidad y talento. Un nombre ligado a los más grandes e importantes teatros y festivales del mundo y a los más prestigiosos directores de orquesta y de escena.
–¿Cómo se ha planteado el concierto dada la singularidad de la conmemoración y el espacio simbólico elegido?
–Este concierto en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana abre la programación organizada por el Gobierno de Cantabria de la celebración del Año Jubilar Lebaniego. Por tanto, es una convocatoria musical con un significado muy especial y simbólico. El programa creo que se adapta muy bien a esta celebración inicial.
–Su profesionalidad y entrega son encomiables. ¿El significado de un escenario, la comunicación con el público, la ceremonia que representa la lírica, sigue representando lo mismo para usted?
–Como ya he repetido en muchas ocasiones, tengo la suerte de que mi vocación es mi profesión. Subir a un escenario es siempre una fiesta y un reto.
–¿En qué se traduce la madurez y la experiencia?
–En aprender a disfrutar de cada instante y hacerlo desde la perspectiva que te da los años de carrera.
–Aunque generalizar es peligroso, ¿qué momento vive el mundo de la ópera?
–Optimista.
–El protagonismo de los directores de escena, la tendencia a epatar o a innovar desde cierta provocación, ¿ha perjudicado al vínculo entre la ópera y el público?
–La ópera, como cualquier otro género, debe evolucionar, por tanto, siempre que no se contradiga el espíritu de la obra, me parece magnífico.
–Supongo que se lo ha preguntado a menudo. Más allá de las etiquetas funcionales, ¿cómo se define Josep Carreras?
–Me defino como un hombre profundamente afortunado por haber podido dedicar mi vida a la música y a buscar de manera determinada una curación para la leucemia.
–¿Cree que la coherencia y la humildad, pese a ser una de las grandes voces de la historia, le han permitido contar con seguidores en todo el mundo?
–La verdad es que no le sé decir. Lo que si le puedo confirmar es que me siento muy halagado de contar con el cariño de las distintas audiencias.
–Dadas las limitaciones lógicas que impone el paso del tiempo, ¿qué prioriza ahora al seleccionar recitales y conciertos, colaboraciones y programas que afronta?
–En estos momentos priorizo el aceptar sólo las ofertas que me motiven y me hagan ilusión.
–Recientemente, Jesús Ruiz Mantilla ha publicado un ensayo sobre el divismo. ¿Es inherente a la ópera? ¿Ha vivido los efectos de este fenómeno?
–Francamente, entiendo que el divismo puede formar parte de la ópera, pero que también forma parte de otros muchos mundos. Sinceramente no es un tema que a mí me haya afectado.
–¿Qué ha significado Montserrat Caballé en su trayectoria?
–Montserrat Caballé ha sido un gran referente en mi carrera dado que confió en mí desde mis inicios. Cantar con ella ha sido siempre una fiesta.
–Recuerda algún momento especial de su paso por escenarios de Cantabria...
–Recuerdo conciertos en la plaza Porticada y, muy especialmente, la grabación de la Misa Criolla con la Coral Salvé de Laredo en el Santuario de la Bien Aparecida.
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Guillermo Balbona
–Si la voz responde, supongo que para qué 'colgar' las cuerdas vocales...
–Estoy de acuerdo con usted. Siempre que la voz y las ganas de cantar subsistan, creo que un artista puede seguir ofreciendo su arte.
–¿Cree posible repetir un fenómeno como el de los Tres Tenores, o la ópera pide buscar otros caminos?
–Los Tres Tenores fue un fenómeno a nivel mundial muy difícil de repetir. Puede haber otras fórmulas, pero repetirlo no es posible. Éramos tres cantantes en la cima de nuestras carreras, muy diferentes entre sí pero con ganas de pasarlo bien en el escenario y de compartir momentos únicos. Es el reflejo también de amistad entre nosotros. Por todo ello había una química y complicidad que daban un plus a nuestras actuaciones.
–Tras la pandemia, ¿su Fundación ha adquirido otra dimensión? ¿Ha crecido esa conciencia pública de que hay que potenciar la investigación en todos los niveles de la ciencia?
–La pandemia ha supuesto una mayor concienciación social acerca de la importancia de la investigación científica. Todas las noticias que salieron publicadas sobre el desarrollo de una vacuna para combatir el coronavirus demostraban la necesidad de una inversión de capital y esfuerzos para que dicha vacuna llegara a la población en el menor tiempo posible. Algo parecido ha ocurrido también en otros campos de la salud y la ciencia. Desde la Fundación siempre hemos apostado claramente por la investigación científica y, por ello, en 2010 creamos el Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras con el objetivo de trabajar con perseverancia para conseguir que la leucemia sea curable para todos y en todos los casos.
–Desde un punto de vista humano, ¿se siente más orgulloso de los logros con la Fundación que de lo conseguido desde un escenario?
–Me considero una persona muy afortunada por la profesión que he podido desarrollar y que me ha dado momentos de extrema felicidad. El hecho de poder comunicarme con el público a través del canto es inigualable, pero ver como una persona supera una leucemia gracias al trabajo de nuestra Fundación no se puede comparar con ninguna otra cosa que la vida me haya podido ofrecer.
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