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No ha cumplido los 18 años y ya se ha labrado una carrera en la música. Una carrera que se gestó en el dormitorio de su casa en pleno confinamiento, cuando se decidió a subir una grabación a YouTube y sin esperarlo, casi sin dominar ... las herramientas que hoy son su día a día, se convirtió en un fenómeno viral. Fue su forma de superar el vértigo y la casilla de salida a dos años en los que se han sucedido nuevos temas y colaboraciones de una artista que se identifica con el concepto de cantautora en el sentido más literal. Una intérprete autodidacta: «Aprendí a tocar el piano a través de YouTube, pero no es que sea pianista; aprendí lo necesario para poder componer».
Se llama Lucía de Decker, pero su nombre artístico es Lu Decker y es una cántabra nacida en Adeje (2005), una pequeña ciudad de Tenerife en la que sus padres trabajaban en aquella época, pero poco más de dos años después enfilaron de nuevo el camino hacia el norte. «Nací en Canarias, pero vine tan joven que no conservo recuerdos de allí, así que soy completamente cántabra», se reivindica. Su DNI da pocas pistas, porque a su lugar de nacimiento se une el apellido belga de su padre.
Sobrada de tablas pese a su juventud y con una gran voz, su repertorio crece en Spotify a través de unos temas que compone, escribe y defiende en solitario, aunque ya ha empezado a trabajar con banda, como se verá próximamente en Santander y CastroUrdiales –en formato sala y en el festival Sónica–, entre otras ciudades, en un salto de telonear a otros artistas a presentarse ya como cabeza de cartel. Porque Lu Decker quema etapas casi sin proponérselo a una velocidad espídica. Un éxito precoz que ha dejado muchas anécdotas:«Grabé una canción, se la enseñé a mi madre y me dijo que la subiera». Víctima de su éxito, aquella todavía chica de Secundaria pagó la novatada: «Yo no tenía ni idea en aquel momento.Estaba empezando y no sabía lo que eran derechos de autor o los de una base. No tenía canal de YouTube; tenía Tik Tok e Instagram, así que abrí uno, cogí una base, escribí una canción sin saber que había que pagar derechos y a los dos días tenía 200.000 visualizaciones. Y me dije: 'Ay, la que he liado.Al final no hubo problemas con eso, pero no la pude subir a Spotify».
'La carta que nunca te escribí', uno de sus sencillos de más éxito, era en origen una grabación casera, pero se convirtió en mucho más. Aquella versión se quedó en la plataforma de Google, pero más adelante ha vuelto a grabarla ya con su propiedad intelectual y forma parte de un repertorio que promete crecer mucho en 2023, siempre en formato digital. La industria del disco vive en una permanente crisis y su público consume la música así.
Todo comenzó cuando la vida se paró a principios de 2020: «La pandemia nos quitó muchas cosas,fue un periodo un poco triste, pero sí es verdad que yo tuve mucho tiempo para mí. Estaba estudiando 3º de ESO y tampoco me quitaba mucho, así que tuve tiempo para mí misma y me dije: «Como no voy a salir a la calle y nadie me va a ver en persona, voy a subir mi música'. Porque, claro, si a la gente no le gustaba no me iba a decir nada, porque no me iban a ver.El covid fue una desgracia, pero sin él no estaría aquí ahora mismo».
Premiada por TikTok, donde supera los dos millones de seguidores, en la categoría musical, esta red ha cimentado parte de su éxito y en directo no decepciona. Al contrario, la frescura de un pop 'made in Decker' gana enteros por su presencia y aplomo sobre el escenario. «¿Si soy cantante o tiktoker? Creo que las dos cosas. Me considero más cantante, pero es la red que me ha dado a conocer». El suyo no es el caso de 'tiktokers' que se lanzan a cantar, como ella misma reflexiona, sino un camino inverso: «Hay mucho 'hate' a los 'tiktokers' que cantan, pero como en mi caso ha sido al revés no lo he sufrido», explica toda una conversa de la red: «Antes de la pandemia, cuando la gente subía bailes, me daba vergüenza, y luego ha sido mi escaparate».
Segunda temporada
Así es como esta autodidacta formada en la escuela –«Empecé cantando en el colegio gracias a una profesora que se llama Noemí y me daba clases de guitarra»– ha colaborado ya con Gonzalo Hermida, Sofía Ellar y Ed Sheeran. Sencillos como 'Mala historia', 'Pasajeros a su tren' y, sobre todo, 'Raro', con su pop reflexivo y pegadizo, impulsan una carrera con muchos estrenos previstos para 2023.
Y mientras, tiene tiempo para terminar el Bachiller y ya piensa en los estudios universitarios. De algún modo, encuentra tiempo para ello y piensa en comenzar una ingeniería el próximo curso. Una vida cotidiana conjugada con la de figura emergente de la música; una ambivalencia con la que poco a poco aprende a convivir. «He vivido algunos momentos de locura, como el Coca Cola Festival, pero sigo siendo la misma de siempre». Eso sí, comienza a familiarizarse con que la reconozcan en la calle o le pidan una foto. Al menos por el momento «se recibe bien, sobre todo porque me emociona que la gente se identifique con mi música». Ahora que la vida ha retomado el pulso todo vuelva a lo de antes, pero la de Lu Decker ya no volverá a ser la misma.
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