Una escuela donde aprender a sentir la música
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Tras trece años en Santander, Musiquea abre una segunda sede en Torrelavega con ocho disciplinas y este domingo, jornada de puertas abiertas para darse a conocer a la ciudadSecciones
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Inauguración ·
Tras trece años en Santander, Musiquea abre una segunda sede en Torrelavega con ocho disciplinas y este domingo, jornada de puertas abiertas para darse a conocer a la ciudadLa idea original era montar una réplica de Musiquea, la academia que desde hace 13 años funciona en Santander, pero en Torrelavega. Una idea que creció exponencialmente al encontrar un local con «sorpresa». En la calle Pando, esquina con Pedro Lorenzo Molleda, el color verde ... lima delata que algo nuevo se cuece entre esas paredes. Ahí se abrirá la nueva sede de la veterana academia con más de 300 metros cuadrados, que acogerán a casi doscientos alumnos potenciales. Hoy tendrán jornada de puertas abiertas para conocer a qué suena ese nuevo espacio a estrenar. Desde las 15.00 horas, con sesión a cargo de DJ Uve, artistas de la escena local y alumnos de la escuela de Santander.
Encontrarán un local con dos plantas, la inferior con un escenario que permitirá desarrollar jam sessions en la propia escuela. A unos metros, dos aulas acogerán la que es otra de las grandes novedades; el veterano Dj Uve dará clases de Urban y el MC local Bámbax, de improvisación. «Hay espacio para todo el mundo» dice el músico Mario de Inocencio, codirector del centro junto a la cantante Inés Pardo.
Por el momento, tienen licencia de sala de conciertos, por lo que las actuaciones tendrán perfil didáctico, pero, con el tiempo, quizá intenten modificar ese aspecto y devolver a Torrelavega el espíritu de sala. La elección de la ciudad para expandirse se basa en el posible alcance a toda la cuenca del Besaya. «Es la segunda ciudad más importante de Cantabria, la segunda capital e históricamente, tiene muchísimo amor por la música y movimiento cultural –añade Inés Pardo– Si no más que Santander, desde luego remarcable». Confían por ello, no tanto en lo existente, sino «en el espíritu que ha habido siempre en Torrelavega y que está en el ADN de su gente».
En la actualidad, Torrelavega cuenta con un conservatorio, «pero Musiquea es lo otro», bromea Inocencio, «de ahí lo de Escuela de Música Moderna». Porque la meta de la formación reglada es estudiar una carrera y «quien se mete ahí pensando que va a aprender a tocar un poquito, está equivocado». «La exigencia es muy alta porque te vas a sacar un título», añade Pardo, «y además, un niño que empieza quiere tocar lo que escucha en casa, no a Chopin y eso algo de lo que aportamos», inciden.
También hay una parte que destacan acerca de su modelo, propio e identificable: la posibilidad del alumnado de aprender a improvisar. «Que sepan tocar por sí mismos, que fluyan sin necesidad de leer una partitura». También podrán componer una canción desde cero y tocarla ante otros.
Así, promueven que los alumnos puedan experimentar lo que es juntarse con otros compañeros y sentir lo que es tocar con una banda de rock, pop o soul. Pero sin competición. «Les digo siempre en las sesiones de fin de curso algo en lo que creo firmemente: es una clase más» –dice el profesor– «no puedes llegar ahí pensando que si sale mal fracasas, porque esa es la receta perfecta para fracasar, cuando se trata de disfrutar de ello». No va de demostrar conocimientos, sino de pasar un buen rato juntos. Una clase más, pero con público. Y con otros compañeros, porque esas sesiones están pensadas para que los alumnos de Santander y Torrelavega se mezclen, al igual que los profesores de los dos centros. «Será una oportunidad para conocerse y poner en común el aprendizaje o los métodos de enseñanza».
Las disciplinas que se impartirán serán batería, a cargo de Chus Gancedo; bajo, por Carlos Gutiérrez; guitarra que dará Andrés Costumero 'Kostu'. El teclado irá a cargo de Blanca Tejerina, Andrea Puerta se encargará de las clases de canto y Lucía Pardo de la estimulación musical para menores de tres años. A ellos se suman los ya mencionados DJ Uve en las clases de música urbana y Bámbax en improvisación. «Los chavales están tirando mucho por ahí y es interesante ofrecerles las herramientas para hacer su propia música en casa». Los más pequeños también tendrán su espacio con las clases de Estimulación para niños de 3 a 6 años.
En Musiquea tendrán un espacio común en el que ocurran cosas. «Experiencias más cercanas a la realidad del músico integradas en el mismo local». Una alumna termina su clase de bajo y puede irse al piso de abajo, donde otros compañeros practican, para escuchar o unirse. Esa sala formativa ofrece además una válida lección que los músicos profesionales no suelen aprender hasta que se ven sobre las tablas: qué hacer en un escenario;dónde situarse, cómo funciona cada cosa. Una especie de curso de profesionalización del músico amateur. «Todos hemos crecido y llegado a una prueba de sonido donde no teníamos ni idea de qué hacer y hemos aprendido a base de pelearnos con las situaciones en sí».
«Estamos muy ilusionados» dicen Inocencio y Pardo mientras ultiman los detalles antes de la apertura. Su meta inicial sería «no perder» y poco a poco «que la gente entienda que esto es un centro abierto de música y cultura». Sin demostraciones, sólo pasándolo bien.
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