Las giras y 'bolos' que tumba el coronavirus

Le plantaron cara a la piratería, a las normativas que impiden conciertos en salas pequeñas y a la falta de locales donde ensayar, pero los músicos se enfrentan ahora a una nueva situación que les ha pillado aún vulnerables y desprevenidos. Una larga lista de asociaciones de músicos profesionales a nivel nacional ha lanzado un comunicado en el que estiman en unos ocho millones de euros las pérdidas que la crisis del coronavirus provocaría en el sector hasta el próximo mes de junio y ya han reclamado al Gobierno medidas urgentes para superar tan graves consecuencias. En Cantabria los músicos hablan de «incertidumbre», de «mazazo», de actuaciones aplazadas y de discos que se han quedado en el aire. Sus canciones suenan con fuerza estos días, mientras ellos en su casa y aún hecho público el calendario de la 'desescalada' preguntan cuando volverán a subir a un escenario y también cómo. Diez músicos de la región de distintos estilos comparten con El Diario sus preocupaciones.

Teresa, batería de Repion, pasa el confinamiento en Madrid junto con su hermana Marina (voz y guitarra) y Álvaro Prados (bajo y coros). Desde allí intenta ver con optimismo el panorama que se le presenta al grupo. De momento han cancelado un concierto programado para el pasado martes y también se han visto obligados a posponer la grabación de un nuevo videoclip que tenían previsto hacer en Cantabria durante esta primavera. «Como todos los músicos vivimos toda esta situación con una gran incertidumbre», asegura. Tampoco sabe qué va a pasar con el disco que tenían previsto editar a finales de año. Pero lo que más le inquieta a esta joven intérprete es que «se habla mucho de ayudas, pero a los músicos nadie nos dice nada». Aún así, señala, «intento ser optimista porque lo cierto es que ahora se está escuchando más música que nunca. Nosotros por ejemplo doblamos el número de clientes de Spotify en la primera semana de confinamiento. Ojalá la gente siga igual de receptiva cuando todo esto acabe y se animen a volver a la salas».

A La Fuga, una de las bandas más veteranas de Cantabria, este parón obligado les ha coincidido con el final de la gira. «Lo cierto es que a nosotros no nos afectado mucho porque estamos tomándonos un descanso de los viajes para ir escribiendo los temas que incluiremos en nuestro próximo disco», asegura Nando, guitarrista y fundador del grupo. En cuanto al futuro señala que «cuando concluya el estado de alarma aún estaremos parados todo este verano 2020, puede que en el invierno empecemos a grabar alguna cosa, pero lo más seguro es que hasta el verano de 2021 no arranquemos de nuevo. Ojalá que todo esto no afecte demasiado a nuestro sector ya que este verano las giras de todas las bandas se van a ver muy perjudicadas».

Otra formación en 'cuarentena' es Jamarazza, el poderoso trío santanderino formado por Alejandro Arcasi (Alex) a la guitarra, Rodrigo Paz al bajo y voz, y Curro Gallego a la batería y coros (Reed, Moikave). Es el primero el que reconoce que esta crisis, como a todos los músicos, «nos ha venido fatal» y no sólo porque tenían varios conciertos firmados, uno de ellos en julio en Extremadura, sino porque no les permite ensayar, algo fundamental para cualquier formación . «Aunque seguimos tocando en casa, hacemos algo parecido a telemúsica, tendremos que recuperar el tiempo perdido». Lo peor, añade, es que «el palo va a ser muy gordo para todos. También para la economía. Si fuera la música sólo...», lamenta.

«A nosotros nos ha cogido terminando el disco. A falta de unos coros», asegura este músico que confía en que para el próximo mes de septiembre pueda estar en el mercado ese trabajo que además coincide con el 25 aniversario de la banda. De momento, según señala, el productor del álbum les va enviando por correo electrónico cortes y mezclas con las canciones. «Una labor que normalmente se hace en el estudio y que en esta ocasión hacemos en casa». Por lo demás, como el resto, está a la expectativa y con una gran incertidumbre por saber lo que va a pasar con los conciertos en directo «cuando salgamos de aquí». «En realidad todo esto es un drama para la música y, sobre todo, para las pequeñas salas de conciertos que son nuestro circuito. Me temo que más de una van a tener que cerrar», prevé. En cuanto al futuro se confiesa «escéptico». «La gente se deja guiar por las modas. Estos días se vuelcan con los artistas que actúan en 'streaming' en distintas plataformas, pero a la hora de verdad no sé si luego les vamos a ver en los conciertos».

Stock tenía nuevo material preparado para grabar un disco y unas cuantas fechas cerradas para dar conciertos. «Como no sabemos cuando va a acabar esto estamos pensando sacar el primero de los temas ahora para que la gente lo pueda ir disfrutando en sus casas». El vocalista y guitarrista del grupo asegura que las bandas se mantienen de tocar en directo «y si no hacemos conciertos no crecemos» porque por mucho que se sigan sus actuaciones por internet, como se está repitiendo estos días en muchas casas, «la manera natural de actuar es acompañado por los aplausos». «Somos músicos y si no tenemos esperanza nosotros no la tendrá nadie -ríe- pero esperemos que la gente tenga ganas de escucharnos después, aunque nos tememos que se solaparán las actuaciones con tanto aplazamiento». También asegura que su grupo «tiene los pies en el suelo y sabemos que en el mundo del rock se crece poco a poco y que las cosas solo se consiguen a base de trabajo».

La vocalista de esta joven banda de indie-rock recuerda que su último disco 'El intento de salvarse' está en la calle desde el pasado mes de septiembre por lo que la crisis sanitaria les impide llevar a cabo un gran número de conciertos con los que le iban a promocionar. «Ahora mismo lo vemos todo complicado y cruzamos los dedos para ver si en julio o agosto podemos hacer alguna actuación». Teme, como muchos otros grupos, que cuando se abran las salas y todo vuelva a la normalidad «haya acumulación de conciertos porque ello conllevará que no todos podamos tocar». «Creo que los grupos emergentes como nosotros somos los que peor lo van a pasar». Lamenta la gran cantidad de dinero que se han gastado en ese disco que ahora no van a poder promocionar «para recuperar el dinero invertido» y confía en que finalmente puedan participar en algún festival antes de que acabe el año. Por último, tiene una petición. «La gente se vuelca estos días con los conciertos que se ofrecen en internet. Una iniciativa fantástica que demuestra la importancia de la música. El apoyo del público es fundamental para nuestra supervivencia y es muy importante que compren nuestros discos. Para ellos solo son 5 euros y para nosotros es algo muy necesario».

El proyecto musical del santanderino Mario San Miguel también se ha detenido a causa de la crisis sanitaria. ¿Y cómo lo lleva él? Con resignación y ese toque de positividad que desbordan sus propuestas y que son una prolongación de su persona. «Sí tenía contratados varios conciertos fuera de Cantabria, pero qué le vamos a hacer. Esto es lo que toca», asegura. Se le pregunta si ve el futuro de la música con la misma resignación y tira de optimismo. «Estoy convencido de que, cuando al final salgamos de casa, la gente va a tener más ganas que nunca de disfrutar del arte y de olvidarse de esta pesadilla», afirma. No oculta, eso sí, que se avecina una crisis en su sector, como en el resto, si bien insiste en que el éxito dependerá de lo que se ofrezca. «La verdad es que no lo vivo dramáticamente porque confío en que la gente que hasta ahora nos seguía lo continuará haciendo y con más ganas».

Al músico colindrés que durante los primeros días de confinamiento ha presentado una canción, 'Valiente', dedicada a su abuela, le han aplazado también varios conciertos que «francamente no sé cuando van a ofrecerse si es que llegan a hacerlo». Es de los que cree que «habrá que volver a programar poco a poco, lo que nos llena de incertidumbre a los músicos». Confía en que al final del verano las cosas estén más o menos normalizadas y hasta entonces cree que el sector lo va a pasar mal. «Pero me preocupa ese periodo de reprogramación porque eso va a hacer que los conciertos se solapen unos con otros y eso tampoco va a ser bueno». No queda otra que esperar, dice, y que seguir componiendo como ese nuevo tema que ha lanzado por las redes sociales y «confiar» en que se halle una solución.

El pasado día 30, Vicky Gastelo tenía programado un concierto en Málaga, dentro del ciclo Única que organiza la Fundación Unicaja y «que obviamente se canceló». También tiene un compromiso el próximo mes de julio en Galicia «y no sabemos que va a pasar». Está convencida de que cuando se acabe el confinamiento y se pueda volver a salir «los últimos sitios que recuperarán las normalidad serán donde se reúnan grandes aglomeraciones de gente por lo que los músicos y los deportistas lo vamos a pasar fatal». Recuerda que en su sector «ya venimos sufriendo una crisis» y que todo este parón «nos afecta mucho, que también somos autónomos y las ayudas que se han presentado hasta ahora no son suficientes». A esta cantautora, que recientemente ha compuesto y presentado una canción que ha recaudado junto a la ONG Buscando Sonrisas 12.000 euros para las residencias de mayores, le preocupa que una vez acabado el confinamiento, la gente que ahora consume tanta música se vuelva a olvidar del sector. «No sé hasta que punto es bueno que la gente acceda a tantos conciertos de forma gratuita. La cultura hay que pagarla y creo que todavía hay a quien le cuesta pagar. Me cuesta creer que vayan a cambiar el chip».

A Los Gordini les ha pillado la crisis en pleno proceso de cambio. Con un nuevo vocalista y pensando en el que será su primer disco. Proyecto que, claro está, han tenido que aplazar. En lo que respecta a citas concretas «afortunadamente» no tenían previsto ofrecer ningún concierto en las próximas semanas, precisamente para adecuarse a ese nuevo cantante. «No teníamos nada contratado antes de julio», pero la cuarentena supone un parón de todos estos proyectos, en los que se incluye sacar sus propias canciones, además de las versiones que les han hecho tan populares. Uno de esos temas ya se puede ver en las redes sociales y, de mientras, ensayan en sus casas y van poniendo en común las ideas desde sus domicilios. «Seguramente nos reuniremos todos en una casa rural cuando esto acabe para empezar a trabajar».

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