Pol Granch y Drei rompen la barrera de las dos sillas con su música
Crónica ·
Siempre intentando sacar el lado bueno de la experiencia, la cita de ayer en el Centro Botín no dejó de ser una oportunidad de disfrutar de unas actuaciones de una forma distinta
La 'nueva normalidad' se ha llevado los conciertos por delante. Al menos como los conocíamos. Y el que tuvo lugar ayer en el Centro Botín es buena muestra de ello. Con todo barreras. Ya sea en forma de mascarilla o en las dos sillas que separaban a cada uno de los tan sólo 80 asistentes −el aforo de la sala es de 280−. Con esa estampa, a Drei y Pol Granch, los artistas invitados, les costó levantar al público, que estaba sentado. Pero aún con esas, y siempre intentando sacar el lado bueno de la experiencia, la cita de ayer no dejó de ser una oportunidad de disfrutar de unas actuaciones de una forma distinta; con un ambiente más cercano en las distancias, sin empujones, sin nadie que te robe la visión del escenario, sin piernas cansadas, tan sólo disfrutando del mejor sonido de la música en directo.
«Es un poco turbio esto de las mascarillas, pero hay que adaptarse», comentaba Drei (Andrea Tuerinzo) entre actuación y actuación. Ella es una de las artistas cántabras emergentes del momento y la primera en subirse al escenario del Anfiteatro del Centro Botín ayer. Lo hacía agradecida porque «el sector cultural está muy parado y todo lo que se haga con actividades adaptadas, como esta, viene bien». Además, lo hacía con un público que dada la situación estaba «un poco mustio», pero que se fue animando canción tras canción. La cantante ofreció una selección de nueve temas en varios idiomas, la mayoría versiones de otros autores como 'Sargento de hierro', 'Lucha de gigantes', 'Nunca estoy', y 'When I look at you'. Además, Drei deleitó al público con uno de sus temas propios, 'Pompeya', y cantó algunas de las canciones que se han popularizado gracias a haber sonado en 'Operación Triunfo', como 'Je veux'. Un pequeño guiño a su paso por los castings de la edición de 2019, donde quedó entre los 50 últimos candidatos.
La propuesta de Drei fue en un conmovedor acústico. Únicamente su voz y el acompañamiento de una guitarra en manos del cántabro David Peña, quien también se le sumó cantando en algunas de las actuaciones. Entre ambos consiguieron que los presentes acabaran siendo «uno de los mejores públicos postconfinamiento» ante los que ha actuado Drei, como ella misma reconoció. Tal es así que los asistentes se animaron a encender las linternas de sus móviles para crear un ambiente mágico, de lo poco que típico en los conciertos que esta 'nueva normalidad' no ha podido llevarse. Al final de la actuación, terminaron levantándose para bailar con ella, eso sí, sin desplazarse de su sitio y manteniendo la distancia de seguridad.
La joven dejó a todos con un gran aplauso y en alto para dar paso a Pol Granch (Pablo Grandjean), que fue recibido en medio de una gran ovación. Quien fuera el ganador de 'Factor X' empezó sin medias tintas con uno de sus temas más movidos, 'Pizza fría'. A partir de ahí, siguió con un recorrido de un total de 19 temas, 18 propias y una con la que recordó su paso por el programa. No hubo tiempo para todas sus composiciones; se quedaron fuera algunas como 'Desastre' o 'Cementerio de valientes', sin embargo, no faltó ninguna de las 13 piezas de su primer álbum, 'Tengo que calmarme', que salió hace unos meses y ya es disco de oro.
De 'Rojo puro infierno', como titula una de sus canciones, tiñó el joven artista el ambiente del concierto. Al menos así fue para él, que empezó con gafas de sol y cazadora de cuero, que poco tardó en quitarse. «Tengo tanto calor que me arrancaría la camiseta», dijo entre uno de sus comentarios espontáneos entre canción y canción, aunque él mismo señaló en varias ocasiones que ante el micro se le da mucho mejor lo de cantar que lo de hablar. Porque cuando actúa no hay vergüenza. Se deja llevar por la música, el ritmo y sus sentimientos, y lo transmite a través de sus característicos movimientos y expresiones faciales, tal y como lo lleva haciendo desde el primer momento en el que saltó a la fama. Eso sin olvidarse de la voz que, sobre todo en los temas más íntimos, canta con pura entraña, e incluso gritando a pleno pulmón sin micrófono.
Como no podía ser de otra manera en su espectáculo no pudo faltar el francés, su lengua paterna y que, o bien mezcla con el español o se atreve con temas íntegros. En concreto, 'Héroïne' es «muy especial» porque se imagina «cantándola sentado» junto a su padre. Con su mezcla de orígenes −su madre es española− también tuvo hueco para hablar de lo especial que es para él Cantabria. «Me encanta Santander, y de pequeño siempre veraneaba en Pechón», recordó.
La actuación de ayer forma parte del programa 'On session' que ha diseñado el Centro Botín para jóvenes de hasta 25 años con el fin de potenciar entre ellos la creatividad y las ganas de apostar por la cultura. En esas, Granch animó a su público a no rendirse porque «si lo piensas y lo luchas, de verdad que llega», él mismo confesó que «hace tres años no me habría imaginado estar donde estoy ahora, cantando aquí para vosotros. Me conformo con esto y con mucho menos». Además, pidió que todo el mundo dejase de lado los comentarios nocivos que «duelen mucho», en referencia a los 'haters' que tiene que soportar en las redes sociales.
Tras las primeras 15 canciones, que no tuvieron desperdicio, y entre las que destacó 'Late' por encender especialmente al público, al ser su primer single tras su salida del programa, parecía que todo había terminado. Con Granch ya bajándose del escenario y con un público que no paraba de pedir otra más, en concreto, 'Chocolatito', que parecía que no iba a llegar. Cumpliendo las peticiones, el cantante volvió a subirse al escenario para cantar otras cuatro canciones, reservando para el cierre la que tanto aclamaban. De esta forma, todo llegó al éxtasis al ritmo de 'tú tan chocolatito espeso, yo un cola-cao para dormir'.
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