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Era un concierto esperado. Por el público, y por los organizadores. Tras Ara Malikian, Josep Carreras y Sabina Puértolas, artistas que inauguraron en abril el Año Jubilar con sus actuaciones en Potes y en Santo Toribio de Liébana, los Marea recogieron el sábado el testigo ... en Torrelavega con un concierto de dos horas y media que significó el pistoletazo de salida definitivo a un extenso listado de eventos musicales que tendrán lugar a lo largo y ancho de la región hasta el mes de septiembre.
Por ser el primero en la capital del Besaya, hubo novedades. La primera, su ubicación. El Complejo Deportivo Óscar Freire, frente a la fábrica de la Sniace, resultó ser un buen anfitrión para un concierto al que anoche no solo asistió el público local, sino también el foráneo. Se lo decía uno de esos asistentes que vino desde Castilla y León a su acompañante: «compré las entradas aquí —en Torrelavega— porque era el sitio mejor ubicado de todo el norte en la gira. Casi en el centro, con todo cerca». La segunda novedad, consecuencia de la anterior, la amplitud del recinto: un espacio lo suficientemente grande como para disfrutar del evento sin echar en falta aire fresco y con todas las áreas bien distribuidas —barras, merchandising, foodtrucks y baños—. La tercera, Año Jubilar mediante, la potencia del espectáculo, con una iluminación, sonorización y realización en pantalla que envuelve a quien presencia el espectáculo. Anoche el velódromo se convirtió en una opción de futuro.
A las 20:00, las camisetas de la calavera y el pañuelo ya habían invadido la Plaza Roja, el paseo Julio Hauzeur, las vías del tren dirección La Lechera y la rotonda de Aspla. Y aunque todas seguían el mismo itinerario, cada una de ellas hacía parada en una terraza diferente. Quizá la cultura también entienda de números. Como muestra, un dato: 7.800 personas acudieron anoche a la cita con la banda navarra.
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Marea fue un concierto esperado y preparado. Una banda querida en Cantabria que sonó bien, fue puntual, superó las cifras de asistencia respecto a eventos similares celebrados en la capital del Besaya otros años y, sobre todo, hizo una cosa: supo equilibrar el setlist entre las canciones que les trajeron anoche hasta Cantabria, las incluidas en 'Los Potros del Tiempo' (2022), y las canciones de siempre. «Son un grupo mítico», suele decirse. Y «mítico», en este caso, son veinticinco años. La banda celebró anoche sus bodas de plata sobre el escenario.
«Buenas noches, compadres y comadres». A las 22:30 Kutxi Romero salió al escenario agradeciendo la asistencia: «Muchas gracias a todos por venir. Vamos a tocar unas pocas canciones nuevas, pero como son todas iguales no se van a enterar». Y desde esa frase hasta el final de la jornada transcurrieron dos horas y media en las que, música mediante, 'Manuela cantó setas', vivimos en 'la grillera', padecimos 'buena muerte' y las canciones se nos clavaron como 'alfileres' especialmente hacia la mitad del espectáculo, cuando Romero quiso recordar sobre el escenario a dos personas. La primera, Amaia Alonso: «Hemos hecho un disco de vivir aquí y ahora, por eso, hoy especialmente nos acordamos de Amaia, que se vino a los ensayos generales de la gira con el deseo de poder vernos hoy aquí. Desgraciadamente no ha llegado, así que vamos a dedicarle el concierto»; la segunda, a Boni, guitarrista de Barricada fallecido en 2021: «Con todo el respeto, me voy a cantar un fandango que siempre que se lo oía a mi abuelo me recordaba a Boni». Así lo hizo, a dúo con Eduardo Beaumont, 'El Piñas' (bajista). Si a la ecuación le sumas un equipo técnico que saca la guitarra roja personal del músico homenajeado, pueden imaginar que el aplauso se escuchó unos cuantos kilómetros a la redonda.
Conscientes de que el tiempo se acaba, los Potros han salido a bailar sobre los escenarios, a homenajear, a disfrutar y a hacerlo en compañías masivas. También a hacer partícipes de todo eso a los grupos que se han ido encontrando a lo largo de estos veinticinco años, como Motxila 21, a cuyo cantante, Ibai Ganuza, invitó anoche a subir al escenario. Y sobre todo han salido a agradecer y a compartir lo bueno del oficio con quienes lo hacen posible, las personas que están en la organización y desarrollo de los eventos: «si nosotros estamos ahora actuando es porque alguien ha montado el escenario para poder hacerlo. Les damos las gracias». Tanto es así que los Marea hicieron subir al escenario a gran parte de su equipo técnico, formando una perfecta fila de casi una treintena de personas que, al menos por un momento, tuvieron su reconocimiento en Torrelavega.
Ahora solo nos queda seguir las órdenes de Marea: galopar hacia el siguiente concierto
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