Quedaría media hora para el concierto. Mariña y Teresa Iniesta y Álvaro Prados, Repion, formaban un corro sentados en el césped, a escasos 20 metros de la puerta del Museo Etnográfico de Cantabria, en Muriedas. «Hace dos meses que no estamos juntos», confirmaron ... más tarde entre miradas cómplices, ya sobre el escenario, abriendo así el círculo de amigos al medio centenar de asistentes que se acomodó en su silla con sed de música en directo. Podría parecer que, tras un periodo de sequía, las distorsiones, los bombos resonando pasadas cuatro horas del concierto y los efectos sonoros eran la medicina más proporcionada, la propuesta más adecuada para saciar al respetable. Si alguien iba con esa idea en la cabeza, el trío cántabro se encargó de recordar que basta una guitarra acústica, una voz y ese bagaje inconfundible de quien sabe lo que bebe para meterse al público en el bolsillo. A caballo entre 'Something in the way', Sonic Youth y Quentin Tarantino. O lo que sea. Pero con buen gusto y de uno mismo.
Por eso la ausencia de batería no iba a ser ningún problema. «Empezamos». Repion se presentó en un formato íntimo formado por voces -María y Teresa Iniesta, principal y coros, respectivamente-, un par de guitarras acústicas, un bajo eléctrico a cargo de atemperar la apuesta y, si acaso, un 'shaker' para marcar el pulso. Funcionó, y seguramente algo más que eso. El conjunto sacó un provecho importante de esta adaptación y ofreció una versión orgánica de sus canciones que resultó exquisita, a veces incluso más logrado que en el estudio, dominadas por el cuerpo de las guitarras y endulzadas con el buen gusto de las segundas voces -mención especial en este sentido.
Pero ni de largo hubiera servido para tanto lo anterior de no ser por la voz principal de María Iniesta, que -como viene acostumbrando desde los inicios de la banda- ofreció un recital sobresaliente, de esos que dan empiezan a traducirse en escalofríos justo cuando empieza a refrescar y te dejan con la duda. Pues aquí no hay duda.
Pilar González Ruiz Álex Gómez Magaldi
Volviendo al corro, el trío aprovechó la cita para abrirse a los asistentes con el paso de las canciones. No importaba que fueran 'Las flores de invierno', sólo 'Las flores', 'Querubín' o 'Año de mierda', uno de los picos de la hora y pocos minutos de sesión y que las hermanas bromearon con rebautizar tras ver la que está cayendo en 2020.
«Hemos podido volver a Cantabria por este concierto», reconocía la cantante, antes de que de empezará a enredar con la afinación de la guitarra y otras «cosas del directo». Buen ambiente, buen sonido y una atmósfera perfecta.
Entre tanto, una parte de la intriga seguía reservada para 'Amor Fantasma', corte estrenado a finales de febrero y que terminó funcionando a la perfección en su versión más 'unplugged'. Ya habían pasado más de 40 minutos y el concierto respiraba muy bien. Repion tenía ya al público en el bolsillo cuando anunció la última, 'Los Noventa', un tema con signos de himno y que terminó por rendir al público frente a las tablas.
La anécdota quedó fuera del escenario y de todo lo relacionado con lo musical, cuando cerca de una quincena de asistentes tuvo que abandonar su asiento al parecer, y según trasladó la organización del evento, porque no estaban bien aparcados y obstaculizaban el tráfico.
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