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En Cantabria el rabel está ligado a una serie de nombres masculinos: Chema Puente, Paco Bueno, Alberto Terán, Alfonso Ahumada... aunque muchos de los rabelistas que hoy en día recorren los escenarios de la región aprendieron los primeros tañidos del instrumento en las cocinas ... de sus casas de manos de sus madres, tías o abuelas. De forma tradicional a los niños se les ponía un rabel en la mano mientras que las niñas aprendían a tocar la pandereta. Pero las cosas han cambiado. Cada vez hay más mujeres en las escuelas de música tradicional y en los festivales que se celebran en Cantabria. El próximo, esta misma tarde en la Casa de Cultura Francisco Díaz de Cacicedo que acogerá, a las 19.30 horas, una nueva 'Noche de juglares' en la que todas las rabelistas serán mujeres. El evento, que organiza un año más la Asociación Genoz que dirige Paco Bueno con el apoyo del Ayuntamiento de Camargo, lleva en el cartel a la agrupación organizadora y a L' Asomá, junto a otras intérpretes como Inés, Evangelina, Marga y Adela. Ellas mostrarán su maestría en el escenario. «¿Pero por qué os llama tanto la atención que haya tantas mujeres rabelistas? También hay muchos hombres pandereteros y yo que toco el instrumento desde que era niña nunca me he sentido discriminada», asegura Covadonga Casanueva Vázquez, Cova. Ella, que está al frente de L 'Asomá, es también directora de la Escuela de Rabel de Cabezón de la Sal y una de las máximas exponentes de la música popular de Cantabria en la actualidad. Su escuela, que según especifica está subvencionada al 100% por el Ayuntamiento de Cabezón de la Sal, cuenta este año con 24 alumnos, la más pequeña de cinco años y la más mayor con 72. «Creo que chicas este año son 10 y el resto chicos, y sí, cada vez hay mas chicas, como en todo, pero siempre ha habido mujeres rabelistas, no ha sido solo instrumento de hombres», insiste esta profesora que también reconoce que las cosas han cambiado mucho desde que ella se inició en la interpretación de este instrumento. «Empecé de niña, pero luego se cerró la Escuela de Cabezón y no lo retomé hasta los 26 años cuando Esteban Bolado volvió a abrirla», cuenta. «Cada vez hay más certámenes y ahora se toca de todo con el rabel, pero yo no creo que sea el mundo del folclore el que ha cambiado, más bien es la sociedad la que lo ha hecho. El folclore, sin perder sus raíces, se esta modernizando para llegar a mas gente, sobre todo a los niños», señala.
Sin embargo, aún escasean los lugares donde poder tocar este instrumento: «Un buen rabelista ya tiene problemas, pero alguien que esta aprendiendo solo toca en los distintos certámenes que se ofrecen o dependiendo de lo que su escuela programe. Yo, por ejemplo, aprovecho mucho la Navidad para hacer conciertos en iglesias. Todo lo demás, en certámenes como este que organiza la Asociación Genoz en Camargo, la Jila en Reocín, el Día del Rabel Campurrianu en Reinosa, el Certamen de Ramales de la Victoria y, por supuesto, el que nosotros organizamos en Cabezón de la Sal coincidiendo con las fiestas patronales», enumera Cova.
Certamen Noche de Juglares. Encuentro de rabelistas en femenino. Con Los juglares de Genoz, L' Asomá, Inés, Evangelina, Marga y Adela.
Fechas El viernes, día 27, a las 19.30 horas en la Casa de Cultura Francisco Díaz de Cacicedo.
A Isabel Gabriel, todo el mundo del folclore regional la conoce como La extremeña. Y es una de estas rabelistas que actuará esta tarde. Pertenece al grupo de Los Juglares de Genoz, que creó Paco Bueno, y subirá al escenario con otra de las componentes de ese grupo, Luisa Linares. Isabel, lleva con orgullo que fue una de las fundadoras junto a Inés del I Encuentro del Rabel Florido en Femenino que se celebró en 2019 en Reinosa y que no ha podido tener continuidad porque justo cuando preparaban la segunda edición se produjo la pandemia del covid.
Covadonga casanueva, cova | rabelista
Su interés por el rabel coincide con su llegada a Cantabria en el año 2013. Se afincó en Celada, al lado de Reinosa donde aún reside y fue en esa misma población en la que una de las vecinas la animó a asistir a una de tantas fiestas locales. «Hubo muchas actuaciones de folclore cántabro y cuando salieron los rabelistas me llamaron mucho la atención las canciones porque eran las mismas que yo cantaba en Extremadura cuando era niña». Para explicar esto no duda en entonar una de esas tonadas: «Aquí cantáis 'Ya se van los pastores a la Extremadura' y en mi tierra se dice 'Ya se van los pastores de la Extremadura' y salvo ese estribillo el resto de la canción es igual. Y otro de los temas más populares es el de 'Al olivo, el olivo, al olivo subí' y yo me reí mucho cuando lo escuché por primera vez porque ¿cuantos olivos hay en Cantabria», asegura sin dejar de tararear estos temas.
Diana Sanz | rabelista
Quiere poner otro ejemplo, «Durante el Día de Campoo, Alfonso Ahumada estaba tocando con la zanfoña una canción que era igual que 'La serrana de la Vera' de Cáceres y además en el folclore de Cantabria se utiliza mucho el doble redoble como el que se usa en el Himno de Cáceres». Todas esas coincidencias la llamaron tanto la atención que no dudó en matricularse a la Escuela de Rabel que había entonces en el pueblo y ponerse a investigar las raíces del rabel con su profesor Ángel García. «Llegamos a la conclusión de que todo partía de la trashumancia que hacían los pastores», señala. Al tiempo que investigaba todos esos temas, siguió aprendiendo a tocar el instrumento y desde entonces, y eso fue en 2014, no ha dejado de hacerlo tras pasar por varias escuelas. «Empecé con el campurriano Ángel García, al que aquí conocemos como El niño de Nestares; también me dieron clase Pablo e Ismael ambos campurrianos y en Cabezón de la Sal estuve con Cova y por último con Paco Bueno. Aunque también pasé por una Escuela que se formó en Valderredible con Enrique Sabaté», recuerda esta intérprete.
A La extremeña le encantaría formar su propia escuela y por eso ha aprendido las dos formas de tocar el instrumento en Cantabria, al hombro, más propio de la zona de Campoo, o entre las piernas como se hace en Cabezón de la Sal y alrededores. Y sigue lamentando que en su tierra, la que le da nombre artístico, se haya perdido este instrumento, «Allí se tocaba al estilo campurriano», explica.
En aquellas primeras clases que recibió de su primer maestro otras mujeres como ella se interesaron por este instrumento. «Pero es cierto que no se les daba el mismo bombo que a los hombres y eso que, contado por ellos mismos, tanto Alfonso Ahumada, como Alberto Terán fueron sus madres las que les enseñaron a tocarlo y Chema Puente ha reconocido que él lo aprendió con Adela Gómez. Tres de los rabelistas más conocidos y fueron mujeres las que los enseñaron», explica
Por eso cuando Inés y ella decidieron celebrar ese certamen de mujeres rabelistas en Reinosa fue como homenaje a esas intérpretes que no han tenido tanto reconocimiento. «Nosotras, con ese festival queríamos que la gente viera que eso no es así, que hay muchas mujeres rabelistas y que es un instrumento precioso que puede tocar todo el mundo, igual que la pandereta los hombres. Anda que no la tocan bien Chema Puente, Mimi y Alberto Terán».
Otra de las intérpretes que mostrará su dominio del instrumento en esa Noche de Trovadores es Diana Sanz Barbero. «Mis primeras clases fueron a los quince años. Siempre me gustó el violín y cuando descubrí el rabel pensé que seguro que era más fácil. No podía estar más equivocada -comenta entre risas- porque en cada melodía, en cada música hay que pisar los trastes de distinta manera». Sin embargo, asegura que el Rabel le ha permitido conocer un mundo, el del folclore cántabro, en el que ha encontrado «una gran familia». «El ambiente que hay en los certámenes, en las romerías, en las escuelas... es maravilloso. Nos conocemos todos y respetamos», asegura esta intérprete que reside en Maliaño.
Sin embargo, lamenta que todo el trabajo que realizan para que la música tradicional y las raíces de Cantabria no se pierdan, no esté tan valorado en el mundo de la música ni en la sociedad. «Los músicos de carrera, los que han pasado por el conservatorio, salvo alguna excepción como la de Esteban Bolado, nos consideran músicos de segunda», explica. Y también denuncia «que aunque nosotras llevamos el traje regional con un gran orgullo, algunos sectores de la población nos miran mal cuando llegamos con él puesto. Por eso es bueno y necesario que se celebren encuentros como el de hoy, para que el público, sobre todo los jóvenes, descubra que el folclore regional no es una boñigada», concluye Diana Sanz Barbero.
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