A estas alturas del confinamiento, y en los inicios de la fase 1 de la llamada desescalada, resulta reiterativo destacar la importancia que la música ha tenido en las últimas semanas. Se la ha definido como bálsamo, medicina, mejor acompañante... Algo que Pepe Santos ratifica ... desde su domicilio.
El intérprete, compositor, docente y director del Aula de Música de la Universidad de Cantabria, lamenta los conciertos que nos hemos perdido con cierta preocupación por lo que nos queda por vivir. Y, sí el también -confiesa más o menos a mitad de la entrevista- algunas veces abre las ventanas y se sienta al piano para hacer algo más llevadera la cuarentena a sus vecinos.
-¿Cómo pasa el confinamiento?
-En familia y sin dejar de trabajar. Podría decir que con cierta normalidad. Cada mañana me conecto al ordenador para impartir clase de música a los alumnos de segundo de ESO del IES Villajunco. Algo que afortunadamente es posible por distintos canales informáticos.
-Y desde el otro lado de pantalla, ¿cómo se comportan estos adolescentes?
-Muy bien, la verdad, a veces creo que hasta mejor que los mayores. Además de darles clases y mandarlos tareas, les suelo llamar a nivel individual para ver cómo van, porque soy de los que pienso que la docencia no debe perder nunca el vínculo humano. Y lo que recibo de esas llamadas es que la mayoría están demostrando una gran responsabilidad. Es cierto que las nuevas tecnologías les ayudan a entretenerse y estar conectados entre ellos. No creo que lo hubieran vivido igual si esto hubiera pasado hace 20 años.
-¿Qué proyectos musicales tenía en marcha cuando empezó la crisis y qué ha pasado con ellos?
-Hace año y medio presenté mi último disco 'Inopia' y me encuentro preparando uno nuevo. Ya tenía varias composiciones antes de esta crisis pero reconozco que el confinamiento me ha venido muy bien para darle un gran empujón. No hay fecha de presentación, ni tampoco título, pero avanza. Es cierto eso de que en el encierro se fomenta la inspiración.
-¿En esa inspiración aparece el aislamiento, la sanidad, los empleados de supermercados, el coronavirus...?
-La verdad es que no. Ya tenía una idea clara de lo que quería reflejar en este disco y con ella he seguido.
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Profesión
Compositor, productor, pianista y profesor, vinculado a la cultura musical cántabra desde hace treinta años. Ha participado en proyectos de lo más diverso, desde el folk de Vallobera y Sistemia, el rock de SOS. y Séptimo Sentido y la música sinfónica con Inopia y Sinfonía de la Montaña. Ha editado 5 álbumes en solitario y colaborado con infinidad de artistas de la región. Ha dirigido cursos de especialización musical en la UIMP y la Universidad de Cantabria, donde actualmente es Director del Aula de Música.
-¿La música será otra víctima del coronavirus?
-Tengo que reconocer que soy bastante pesimista en lo que respecta al futuro del sector. Y no hay más que ver las primeras medidas decretadas. Entiendo, más o menos, que se limiten los aforos, pero ¿se limita también el caché de los intérpretes? ¿se reduce el aforo a un tercio, los músicos cobraremos también un tercio menos? Creo que vienen tiempos duros y, lo peor, es que tendremos que acostumbrarnos a una nueva realidad. Lo que está claro es que la música en directo, por supuesto con todo el respeto y condolencias a los muertos y a los infectados, será la gran perjudicada de esta crisis.
-Pero no es la primera vez que los músicos se enfrentan a una crisis.
-Es cierto. En el año 1999 cuando yo empecé a trabajar los ingresos llegaban de las grabaciones de los discos y luego, como sabes eso cambió. Pero nos quedaban los conciertos, la música en vivo pasó a ser esencial para nuestro sector y ahora, al parecer tampoco vamos a contar con ella. Muchos grupos pequeños se van arruinar. Además las fases que han anunciado para volver a la vida normal no están muy claras. El otro día un amigo que toca en una orquesta de esas que van a verbenas me comentaba que ya da por perdido el verano porque una gran parte de los ayuntamientos han cancelado las fiestas y eso supone dejar de ingresar. No dejo de pensar que soy un gran afortunado porque puedo ejercer la docencia.
-Además es el director del Aula de Música de la Universidad de Cantabria. ¿Cómo ha afectado la crisis al desarrollo de sus actividades?
-Francamente me da mucha pena todas las actividades que se han quedado sin celebrar porque eran muy interesantes. La semana pasada teníamos una jornada muy especial para celebrar el Día Internacional del Jazz, en la que iban a participar alumnos de los distintos conservatorios y la Ensemble de la Universidad. Este mes de mayo también estaba confirmada la presencia en la sala de Náutica de otro gran artista que ha habido que aplazar. Tampoco se ha hecho la Muestra de Música del Campus, que se viene haciendo desde 2006 y que está vinculada al G-9 de universidades y cuyos ganadores participarían en octubre en una muestra internacional... A lo que se suma que tenemos a la Camerata Coral y a la Ensemble sin ensayar.
-¿Le preocupa el futuro del Aula?
-Tenemos tiempo. Nuestra actividad se ofrece al tiempo del curso académico. Es decir de octubre a junio. Espero que para entonces hayan mejorado las condiciones.
«Se limita el aforo de las salas a un tercio y no sé si eso conlleva la misma reducción de los cachés»
-Hemos comprobado estos días que la música acompaña. ¿Qué otras cosas proporciona?
-El poder de la música no se puede ni describir ni cuantificar. Anima, da fuerza y energía, tal y como estamos comprobando estos días. Eso me da que pensar que quizás todo este horror que estamos viviendo sirva para poner a los músicos en valor.
-¿Qué adjetivo musical añadiría a esta pandemia?
-Voy a intentar poner un toque de humor ¿vale? Es una tragedia terrible, pero déjame sacar el lado positivo. Yo le añadiría el adjetivo 'scherzo' que en italiano significa broma. Porque esta crisis no deja de ser una broma del destino, una especie de llamada de atención de la naturaleza al súper hombre del siglo XXI. Un toque de humilidad. El ser humano no es tan importante por sí sólo y ahora es el momento de que pensemos en ello.
-¿El coronavirus le ha puesto mascarilla a la música?
-De momento y por desgracia a la música en vivo sí. Pero no deja de sonar y eso es lo mejor. Me emociona ver la cantidad de compañeros que estos días salen a sus balcones a tocar sus instrumentos o los conciertos que se están ofreciendo por las redes sociales. La música puede hacer muchas cosas bonitas y ahora se está demostrando.
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