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Vivir es urgente, ¿no creen? Con solo tres palabras Pau Donés fue capaz de hacernos ver la importancia de algo tan sencillo, y ahora muchos llevan ese mensaje en camisetas para comunicar sin necesidad de pronunciar palabra. Esas camisetas, que dicen tanto con tan pocas ... letras, fueron escogidas anoche por muchos para asistir al oncierto que Robe Iniesta ofreció en el Palacio de los Deportes de Santander.
Al hilo de la pregunta lanzada al comienzo, el trabajo más reciente del que fuera líder de Extremoduro toma prestado su nombre, 'Mayéutica', de esa filosofía de vida que apuesta por preguntar para llegar a la reflexión, para poner sobre la mesa conceptos nuevos. Avanzar, si me lo permiten; tiene sentido cuando un artista ha de afrontar una situación tan delicada como la disolución de la gira de despedida de la banda que le dio todo al rock español en los últimos treinta años.
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Catarsis, filosofía, luz, emociones; las canciones que hoy componen 'Mayéutica' quizá son las respuestas a la senda de preguntas que el compositor extremeño tomó hace tres años, cuando comenzó a escribir las canciones que dan forma a este nuevo trabajo: 'Primer movimiento: después de la catarsis'; 'Segundo movimiento: Mierda de filosofía'; 'Tercer movimiento: Un instante de luz' y 'Cuarto movimiento: Yo no soy el dueño de mis emociones'. Canciones que sonaron tras el receso de media hora que la banda se permitió tras finalizar la primera parte del concierto con 'Dulce introducción al caos'.
Dos años después, lo que iba a ser una gira de despedida ha acabado siendo una gira de presentación; un camino por recorrer en compañía de músicos que anoche sobre el escenario supieron vestir con inmenso gusto instrumental la prosa de Robe —a pesar de lo difícil que se lo puso la acústica del recinto, que fue mejorando durante el transcurso del espectáculo sin llegar a ofrecer un sonido de calidad—. Cuerdas, viento y percusión se llevaron gran parte de los aplausos.
«Esta canción habla de mis carencias, mis defectos y mis errores», dijo al interpretar 'Guerrero' (2015). Reconocerse humano encima del escenario es la bandera de un artista por el que pasan los años y en quien la experiencia de lo vivido deja huella no solo en su cancionero, sino en las formas de hacer las cosas: sin importar el qué dirán.
De quienes sí hay que decir algo es de los asistentes en grada, que cegados por las ganas de volver a la normalidad, olvidaron que el sitio adecuado de las mascarillas es la cara y no el bolsillo. También de la organización: un hall saturado no es el mejor de los escenarios dadas las circunstancias.
Por cerrar capítulo, y recurriendo a la letra de 'Un suspiro acompasado' (2015), anoche fue el momento de «saborear la esencia de las cosas»; saborear el tacto de quien escribe las letras de sus canciones con el corazón en la mano, que no es otro que Robe Iniesta, un 'Gran Reserva' que puso a bailar «como una puta loca» al Palacio de los Deportes y, por un momento, trajo a la memoria colectiva recuerdos de quienes crecimos, estudiamos, y comenzamos a trabajar con 'Standby', 'So Payaso' o 'La Vereda de la puerta de atrás'.
Sólo por ejercitar la memoria ya mereció la pena haber ocupado una silla en 'La Ballena'.
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