Hay quien dice, a tenor de algunos restos romanos, que el aprovechamiento de estas aguas del río Pas para esparcimiento e hidroterapia podría remontarse a tiempos muy antiguos, aunque es en el siglo XVIII cuando empezamos a tener noticias vagas sobre su empleo, aparte del ... riego y uso agropecuario. El balneario de Alceda, y su vecino de Ontaneda que ya hace tiempo que no tiene uso termal, cuentan una rica historia con abundantes referencias literarias quizá no muy conocidas, incluyendo guías e informes desde 1842. Es una lástima que muchos de los elementos que formaron parte de esta privilegiada zona balnearia hayan desaparecido.
En 1893 Alfonso Pérez Nieva escribía, tras una visita al valle de Toranzo, que «para que nada le falte Dios le ha dotado de las aguas de Viesgo, Ontaneda y Alceda, que, como Jesús con los paralíticos, devuelven la vida a quien las bebe». Emilia Pardo Bazán reconocía un año más tarde: «No me atrevo a creer que las aguas de Ontaneda y Alceda lo curen todo; lo que sí aseguro es que infunden un sosiego y despiertan un apetito voraz que deben ser principio de las más difíciles curaciones».
Hablar de la historia del balneario de Alceda es hacerlo también de su vecino de Ontaneda, del que solo 350 metros le separa. Pardo Bazán, en 'Desde la Montaña' (1894), atestigua que «estando tan vecinos como están los dos manantiales de Ontaneda y Alceda, y siendo una misma su composición, no podía menos de establecerse entre ambos la inevitable rivalidad. Todo ser tiene su enemigo natural, y el de Ontaneda es Alceda». Sin embargo, hubo un importante y lógico proyecto de integración en sus tempranos inicios, gracias al médico-director que desde 1847 era de los dos establecimientos, el hidrólogo Manuel Ruiz de Salazar. En 1876 publicó 'Monografía de los baños y aguas de Ontaneda y Alceda' donde incluía un 'Proyecto del desarrollo y engrandecimiento que reclaman' ambos lugares, planteándose un cuadrado aprovechable de unas 16 hectáreas entre el camino real (carretera nacional a Burgos) y el río Pas. En el proyecto no faltaban fondas, galerías de baños, dependencias de servicio y un gran parque con 'prados a la inglesa' enrevesados con abundantes paseos; en definitiva, «un sitio tan ameno y agradable como pudiera inspirarlo la imaginación más fecunda y el gusto más exquisito y refinado». El proyecto no se llegó a realizar: hemos de tratar la historia de ambos balnearios, de hecho, y aunque pueda sorprender, como evoluciones separadas y más distantes de lo que la proximidad física e hidrográfica podrían suponer. El de Ontaneda, que contó con un Gran Hotel de fama internacional (Fresnedo de la Calzada lo comparó con el Ritz «por lo selecto de la concurrencia») que se comunicaba con la zona termal por una galería acristalada, tuvo su primera casa de baños en 1833 y fue mucho más tarde colegio de la Orden de Cristo Rey. Cosas.
Siglo XIX
La primera fecha segura del origen del balneario de Alceda es 1818, cuando Tomás López Calderón levantó una primera casa de baños que tenía capacidad para 24 personas, con separación de hombres y mujeres. Arrasada esta primera construcción en 1833 a causa de una crecida del río Pas, fue sustituida por otra caseta de similar precariedad. Fue entre 1858 y 1861 cuando su siguiente propietario, Francisco Calderón, levantó unos nuevos baños y una fonda, origen del complejo termal que hoy se conserva solo parcialmente. En los años siguientes sucedieron diversas ampliaciones de las instalaciones, creándose un Gran Hotel de cuatro alturas, una piscina de natación aparte, espacios ajardinados, naves y galerías que distinguían espacios para bañistas de distinta clase económica. En 1888 se construyó en un extremo de la finca una iglesia dedicada a San Francisco de Asís.
A finales del siglo XIX se calcula que acudían al balneario unos seis mil bañistas cada temporada, al precio de algo más de una peseta por sesión de baño. La bondad de estos parajes atrajo a distintos visitantes de rango literario. Manuel Ossorio y Bernard publicó 'Las dos Castillas. Impresiones propias y ajenas', en el que dejó constancia de su paso en septiembre de 1877 por Ontaneda y Alceda, localidades ya entonces ricas en 'población flotante' animada por sus ventajas termales. Dejó Ossorio una valiosa descripción de la terapéutica estancia de los bañistas alcedinos. «Aprovechan las primeras horas de la mañana para trasladarse a las termas; su primera visita la dedican a la fuente, su primer cuidado a beber; después pasean para digerir el agua [...] El aspecto de las galerías es animadísimo; allí se reúnen centenares de bañistas en expectación de turno, para inhalaciones, baño general o local o pulverizaciones, según las prescripciones médicas. Es indispensable comer a la una de la tarde, tomar dulce o chocolate a las seis y resignarse a cenar a las nueve de la noche. Pocos son los que hacen uso de las aguas durante la tarde, porque suponen que sus efectos son malos después de la comida. Los que así discurren, y yo me encuentro entre ellos, prolongamos el rato de sobremesa, paseamos si el cuerpo lo permite, y esperamos el correo en las primeras horas de la noche, mientras que en el salón de recreo la parte más encantadora y bulliciosa de la colonia, conspirando contra la higiene, anuncia con los acordes del piano polkas o rigodones que agradablemente entretienen las horas de la velada».
Algunos años más tarde, a principios del siglo XX, se construyó el tren entre Astillero y Ontaneda, hoy desaparecido y reconvertido su trayecto en vía de paseo. Este ferrocarril, con parada en Puente Viesgo, contribuyó a comunicar la capital provincial con toda esta zona balnearia del valle de Toranzo.
El actual Hotel Balneario de Alceda ofrece una amplia gama de tratamientos con las aguas termales minero-medicinales de su manantial, ricas en azufre y sales minerales, especialmente indicadas para tratamientos dermatológicos, respiratorios y reumatológicos. Una antigua placa señala que el agua es «sulfurosa termal sulfhídrica azoada», con el manantial «más caudaloso y rico en termalidad y mineralización de cuantos de su clase existen en Europa», que arroja cada día 3.640.240 litros de agua a una temperatura constante de 26,87 grados centígrados. El balneario tiene incluso comercializada una línea de productos dermocosméticos bajo el nombre de 'Crema Alcedina'.
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