Celsa prorroga hasta fin de año su pacto con la banca para financiar su circulante

El pacto, en línea con el rubricado en enero y que ya tuvo uno similar inicialmente el pasado otoño por tres meses, supone una muestra más de confianza del sector financiero nacional. El 'pool' bancario que ha cerrado el contrato está liderado por Banco Santander y CaixaBank, pero también lo integran entidades como BBVA o el Sabadell.

Dada la incertidumbre que pesa en la actualidad sobre el futuro de la siderurgia catalana, los bancos han optado por extensiones de esta línea de circulante cada pocos meses, a la espera de que los tribunales otorguen una solución definitiva a la pugna por el capital social entre la familia Rubiralta y los fondos.

En todo caso, esta financiación es fundamental para que la corporación funcione en su día a día, en un momento en el que Celsa está obteniendo resultados récord después de reponerse del impacto de la pandemia. Como referencia, en 2022 facturó 6.084 millones y obtuvo un resultado de explotación que alcanzó los 867 millones.

Precisamente, los efectos del covid dieron lugar al embrollo actual, puesto que la compañía dejó de pagar en plazo las amortizaciones de deuda en propiedad de los bonistas. Estos, a su vez, habían ido adquiriendo el pasivo a la banca nacional, con importantes descuentos.

A raíz de dichos incumplimientos arrancaron una ofensiva judicial, avivada desde septiembre con la nueva Ley Concursal, con la que plantean trocar cerca de 1.300 millones de esas obligaciones por el 100% de la propiedad. En el centro de la cuestión, el valor real de la organización, con criterios dispares entre los acreedores y los dueños. Ahí, de hecho, es donde deberá pronunciarse el juez para resolver sobre una de las firmas industriales más relevantes del país.

Celsa no ha podido utilizar el rescate de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), por 550 millones, al no haber alcanzado un acuerdo con los fondos.