Compañeras centenarias

La historia de Cantabria es pródiga en antiguos edificios de carácter civil y religioso, algunos relacionados con servicios a la ciudadanía, como el Mercado de la Esperanza (1904), el Parque de Bomberos Voluntarios en Santander (1894), el Penal del Dueso en Santoña (1906), el Hotel Real (1917), el Gran Casino de El Sardinero (1916), el edificio de Correos (1926), la Casa de Salud Valdecilla (1929) en Santander, los faros repartidos por la costa de Cantabria o los hoteles balnearios del XIX. El Obispado y la diócesis (1754), íntimamente relacionados con la catedral de Santander, encabezan las entidades religiosas. Además de las valiosas iglesias, ermitas, seminarios o antiguos y artísticos camposantos, perduran varios asilos cuidando la vejez vinculados a órdenes religiosas, como en Santander (1916), Torrelavega (1884) o Reinosa (1856), además de la Institución Benéfica Cocina Económica (1918).

Con la referencia de la Casa de Juntas de Puente San Miguel (1778), lugar de reunión de los nueve históricos valles que vertebraron la provincia de Cantabria, podemos deducir la abundancia de instituciones más que centenarias que existen en la región, como los ayuntamientos, algunos con sedes singulares cargadas de años. Otra antigua institución es la Diputación Provincial (1820), origen de la Diputación Regional (1982) y el Gobierno de Cantabria (1995), además de la Autoridad Portuaria de Santander (1872).

Entre las entidades centenarias, las relacionadas con la actividad económica y productiva suponen la clave del progreso. Desde el punto de vista financiero sobresale el Banco Santander (1857) con su emblemática sede del Paseo de Pereda (1923), que se ha convertido en uno de los bancos más potentes de Europa. También por su vinculación con el desarrollo de la región se encuentra Caja Cantabria, heredera de la antigua Caja de Ahorros de Santander y Cantabria (1898) y convertida hoy en Liberbank.

La Cámara de Comercio de Cantabria (1886) también ha sido importante para el asentamiento del tejido industrial y comercial, donde abundan empresas con más de cien años, como Nueva Montaña Quijano (1899), pionera de la siderurgia en la provincia con la puesta en marcha de sus Altos Hornos, actualmente Global Steel Wire; Forjas y Aceros de Reinosa (1917), convertida en Reinosa Forgings & Castings; Ferroatlántica en Boo, que nació como Electro Metalúrgica de Astillero (1913); Pérez y Cia (1853), naviera nacida en Cantabria y hoy la más grande de capital español; Solvay (1908) en Torrelavega; Electra de Viesgo (1906), Nestlé de La Penilla (1905), Horno San José (1909), Serafina (1915), Lostal (1910), La Conchita (1908), Imprenta J. Martínez (1825) y varias más.

La tradición marina apunta como uno de los centros educativos más antiguos el de la Escuela Técnica Superior de Náutica de Santander (1790), y aunque originalmente fue residencia de la familia real, el Palacio de la Magdalena (1913) ya está estrechamente relacionado con la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (1932) y sus antecedentes, los cursos organizados por la Sociedad Menéndez Pelayo en 1923. Más centros educativos centenarios son el Colegio Calasanz de Villacarriedo-Escolapios (1746), el Instituto de Santa Clara (1916), las Escuelas de Numancia (1897), la Escuela Normal de Maestros (1915), hoy Facultad de Educación y, aunque con diferentes ubicaciones, los Agustinos (1902) y los Salesianos (1892) en Santander.

Entre las asociaciones profesionales destaca el Colegio Oficial de Médicos (1882), el de Farmacéuticos (1917) y otros como la Asociación de Periodistas de Cantabria (1914). Mención especial para la Federación de Cofradías de Pescadores de Cantabria, cuyos componentes se remontan a siglos de antigüedad.

Un sindicato, la UGT, constituida en 1888 con trabajadores de Cantabria y un partido político, el Partido Socialista de Cantabria-PSOE (1887), también han logrado sobrevivir al paso del tiempo.

En el espacio de los últimos 120 años se han mantenido asociaciones culturales como el Ateneo de Santander (1914) o la Sociedad Menéndez Pelayo (1918). También han sobrevivido bibliotecas como la municipal de Santander (1907) o la Biblioteca Menéndez Pelayo (1924). Vinculadas con el soporte municipal, se encuentran las bandas de música, como la de Santander (1887) y Torrelavega (1911).

Los museos constituyen otro apartado centenario que ha acompañado a El Diario Montañés en las últimas décadas. Es el caso del Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander y Cantabria (1909) o el Museo Regional de Prehistoria y Arqueología (1925). El Museo Marítimo del Cantábrico es continuador de la antigua Estación de Biología Marina de Santander (1886) de Augusto González Linares. Otro singular museo es el del interior de la Casona de Tudanca (1752), convertido en una referencia expositiva de lo más selecto de la poesía española del siglo XX.

Pocas son las salas de representación que han llegado a los cien años sin la condena de su derribo. El Teatro Municipal de Reinosa (1893) es la excepción, mientras que se han mantenido algunas plazas de toros, como la de Santander (1890), Santoña (1907), Castro Urdiales (1912) y la excepcional plaza cuadrada de Rasines (1758).

La Real Sociedad Gimnástica de Torrelavega (1907) y el Real Racing Club de Santander (1913) son los más destacados centenarios futbolísticos, con el histórico campo de El Malecón de Torrelavega (1922) que este mes cumple los cien años.