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Café Dromedario, decana española de las empresas cafeteras
152 años ·
Antonio Fernández Baladrón se lanzó a la aventura de crear en 1871 la sociedad AntonioFernández y Cía para importar varios productos, entre ellos café con la marca DromedarioSecciones
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152 años ·
Antonio Fernández Baladrón se lanzó a la aventura de crear en 1871 la sociedad AntonioFernández y Cía para importar varios productos, entre ellos café con la marca DromedarioTodo empezó cuando Santander era un revuelo de actividad en torno al tráfico comercial con ultramar. El café había llegado a la ciudad y comenzaron a abrirse cafetines donde empresarios y burgueses hablaban de negocios. Aquella bebida tan aromática se fue popularizando y un hombre ... avispado y emprendedor, Antonio Fernández Baladrón, se lanzó a la aventura de crear en 1871 la sociedad Antonio Fernández y Cía para importar varios productos, entre ellos café con la marca Dromedario. Hoy es la decana de las empresas españolas de un producto que consume el 87 por ciento de la población española que toma una media de más de dos tazas al día.
El nombre de Dromedario lo eligió Antonio Fernández al vivir en El Sardinero y observar diariamente la singular roca surgida del mar junto al istmo de la península de la Magdalena que popularmente se conoce como El camello. Pero como esa marca ya estaba registrada, Fernández Baladrón eligió Dromedario, por cierto, con más corrección para designar al animal representado en la roca.
Los primeros sacos de café se tostaron a pocos metros de los muelles donde se descargaba la materia prima, en la calle santanderina de Juan de la Cosa. La empresa sufriría las consecuencias de la tragedia de la explosión de vapor Machichaco, y del hundimiento del Alfonso XII, buque insignia de la Transaltlántica que se fue a pique en 1915 en la bahía con la carga de café que traía desde Cuba para la empresa.
Antonio Fernández Baladrón, zamorano de la localidad de Capillas de Campos, llegó a Santander en busca de oportunidades siendo adolescente y tras prosperar fue un hombre comprometido con la ciudad. Fue presidente de la Cámara de Comercio, presidente del Bomberos Voluntarios, concejal de Hacienda, fundador del Ateneo y miembro de las comisiones que gestionaron la construcción del Palacio de la Magdalena y el Hotel Real. Falleció en 1926 después de poner en marcha y asentar la fábrica. Le sucedieron sus hijos Antonio y Manuel, y su sobrino Aurelio Fernández Velilla. Fueron ellos quienes dieron los primeros pasos para el crecimiento de la empresa trasladándose en 1934 a una nueva sede, en la calle Ruiz Zorrilla cuando era un páramo de arenales. La nueva ubicación de la empresa proporcionaba una salida más directa de la ciudad para el transporte de los productos, aunque sus oficinas se mantenían en el centro urbano, en la calle Aduana.
Los herederos de Fernández Baladrón tuvieron que lidiar con diversos problemas, entre ellos cuando la empresa fue incautada por el gobierno republicano durante la Guerra Civil. Luego tuvo que enfrentarse al control del mercado de la España franquista que consideraba el café como un producto estratégico, control que ataba las manos para mejorar la calidad del producto. En esos delicados momentos la empresa estaba en manos de la tercera generación de los Fernández-Baladrón (la familia hizo oficial el apellido compuesto) y de Carlos Pascual Ruiz, director de la fábrica que emprendió el proceso de abandonar la actividad mayorista en beneficio del negocio cafetero en el que se centraría, aunque junto al resto de almacenistas de aceite santanderinos puso en marcha Sotoliva, que sería durante años una empresa de referencia en el sector.
Otro momento importante de Café Dromedario sería la construcción de la moderna planta de Heras (Medio Cudeyo), inaugurada en 1981, ya que el urbanismo en el entorno de Ruiz Zorrilla creció de forma considerable y el humo del fuego para tostar café obligaría a trasladarse a la empresa. El cambio de sede, con la modernización de las instalaciones, fue muy oportuno para asumir el reto de competir en un mercado globalizado, y junto a otros cafeteros españoles El Dromedario creó la Comercial de Materias Primas, una sociedad anónima para profesionalizar la compra del café en origen. En Heras se fabricaban entonces cafés de las marcas Dromedario y Cafeto, y se atendía al mercado cántabro y a las delegaciones de Valladolid, Madrid y Cádiz.
La llegada en 1999 de los hermanos Baqué Delás, hijos del fundador de Café Baqué, sería decisiva para relanzar la marca. Los nuevos propietarios llevarían a cabo un programa de crecimiento con la compra de Cafés Casado y Cafés Delavilla, en Madrid, trasladando su producción a Heras. En 2002 adquirieron Cafés Pozo, marca madrileña muy bien posicionada en la hostelería de la ciudad, y la vitoriana Cafés Araba, fabricante de la marca La Tostadora.
Café Dromedario cuenta con más de un centenar de trabajadores. En la última década la empresa ha recibido más de 30 reconocimientos internacionales a la calidad de sus productos y ha abierto una escuela de café con cursos, conferencias y catas para la formación de sus clientes, con módulos adaptados para los profesionales de la hostelería. Su compromiso social se refleja en los múltiples patrocinios de responsabilidad social corporativa, y entre sus acciones de divulgación cultural se encuentra la producción de azucarillos temáticos que viene desarrollando desde hace varios años.
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