«Creíamos que lo habíamos visto todo»

No hay reunión, asamblea o cualquier movimiento laboral relacionado con Sniace en el que no esté presente Antonio Portilla y su paquete de cigarrillos. Es un símbolo, un icono de la lucha de supervivencia de esta empresa y uno de los que el pasado jueves se mostró más afectado cuando se recibió la noticia de que se solicitaba la liquidación. Como él dice: «La sentencia de muerte de Sniace». A su juicio, «algo inexplicable y que no acabamos de entender, estamos cabreados e indignados porque se hablaba de inversiones, de millones... y ahora vamos a cerrar». El exsecretario del comité de empresa, jubilado, y que ahora ejerce la figura de asesor señala que los trabajadores «están más que preocupados porque no sabemos lo que va a pasar, una deuda se suma a otra y nadie sabe cómo va a ser el proceso de la liquidación, se debe dinero a jubilados y prejubilados y los trabajadores en activo no saben cómo van a cobrar.

El futuro es negro pero no nos queda otra que esperar a que vengan los nuevos administradores, es la historia de volver a empezar y cada vez con menos esperanza de que esto tenga un futuro, aunque haya pedidos y en estos días incluso se aumentara la producción». Portilla cree que «no es el momento de buscar responsables o culpables, es el momento de encontrar soluciones, estudiar la viabilidad o ver en qué medida los trabajadores pueden cobrar, eso sin olvidar a aquellos empleados y exempleados que invirtieron algunos hasta 10.000 euros en acciones con las ampliaciones de capital. ¿Cómo van a recuperar ese dinero?. Es que la liquidación de la empresa se trata de un problema que no solo afecta a los trabajadores en activo, sino a aquellos que en su día metieron dinero para reflotar la compañía». Portilla, después de 43 años trabajando en la empresa y pasando por todas sus etapas «creía que lo había visto todo pero...»