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La evolución de la actividad de la factoría de Ferroatlántica en Boo de Guanizo retrata la realidad a la que desde hace meses afronta la industria española -como la sociedad en general- debido a los máximos históricos marcados por la energía en España (y ... en Europa, donde los precios están todavía más desbocados). Tras varios cambios de estrategia, el grupo Ferroglobe tomó ayer «la decisión temporal de parar los dos hornos que estaban en marcha en nuestra fábrica de Boo (Cantabria) debido a los altos precios de energía», según han confirmado fuentes de la compañía. Una decisión que se mantendrá mientras continúen los actuales índices de precios energéticos: «El arranque de estos dependerá de la evolución del precio de la energía, ya que la situación hace insostenible soportar los costes productivos y en especial para la industria electro-intensiva».
Una compleja situación que se suma al anuncio de un nuevo ERTE en la planta cántabra, del que ya informó El Diario Montañés a finales de julio, y que Francisco González, presidente del comité de empresa, resumió en una frase al ser consultado: «Incertidumbre total». La plantilla de la factoría está en el entorno de los 150 trabajadores.
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Los ajustes de la empresa comenzaron incluso antes del inicio de la invasión rusa en Ucrania y del enorme impacto en el mapa energético mundial. Ya en octubre de 2021, la factoría de Guanizo paró el primer de sus cuatro hornos debido al auge del precio de la electricidad. Un mes después redujo la actividad de los otros tres por el mismo motivo. En diciembre llegó el paro completo del segundo de los hornos, al que se sumó el tercero en enero de este año. La relajación de los costes llevaron a la empresa a reactivar dos de los tres hornos entre marzo y abril, pero la presión del crecimiento del coste de la electricidad desde aquellos meses han llevado ahora a la compañía a detener sus dos hornos en activo.
A la hora de analizar la delicada situación que atraviesa la factoría cántabra y su plantilla, Francisco González explica que «con los precios de hoy, de en torno a los 500 euros el megavatio, nuestros precios de producción se elevan hasta casi unos 2.000 euros de electricidad para producir una tonelada de material, cuyo coste de venta esá en torno a los 1.200-1.500 euros«. De esta forma, subraya, «el simple hecho de estar produciendo nos provoca una pérdida de dinero».
La evolución de los costes energéticos ha tenido un especial impacto en las factorías de Ferroglobe en España, añade Francisco González: «En general este año el grupo ha ido bien, el problema lo tiene la parte española por el elevado precio de la energía». En el caso de la planta cántabra, González destaca que «también hemos ido avanzando hasta que ha llegado este nuevo auge de los precios, que ha llevado a la empresa a tomar esta decisión». González ahonda en la evolución de la situación y explica que «en la fábrica hay stock de material que ya habíamos producido y se sigue trayendo material de Noruega y de Francia, porque allí el precio es infinitamente más barato, y mientras tengamos material para satisfacer las necesidades de los clientes entendemos que seguiremos así, aunque no es algo oficial sino nuestra propia impresión», resalta.
La plantilla de la fábrica afronta este nuevo escenario con el anuncio del ERTE para las plantas de la empresa en España -la cántabra y la factoría gallega de Sabón-, un ajuste sustentado en la deslocalización de parte de la producción a Noruega y que no será por causas económicas dado el buen resultado del semestre.
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En este contexto, «con unos precios de la energía tan altos, que además no se sabe si van a bajar, la incertidumbre ahora mismo es total», resume el portavoz de la plantilla. «Cuando estuvimos negociando un acuerdo marco se nos anunció que entre septiembre y octubre se plantearía este nuevo ERTE y que podría tener una duración de unos nueve meses», añade. Pero explica que «la previsión en aquel entonces es que la fábrica estaría en marcha por lo menos con dos hornos». Ahora, tanto la empresa como la plantilla de la factoría de Boo de Guarnizo deberán reevaluar la situación para definir los próximos pasos a adoptar.
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