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El Grupo Roper empezó a dibujar ayer el despido colectivo del que informó de manera genérica a los sindicatos siete días antes justificándolo en problemas de «carácter económico y organizativo». El recorte que contempla la organización, aparejado a diversas medidas de reorganización de la ... actividad y mejoras logísticas, se sustenta en un máximo de 30 bajas, 23 de ellas con efecto directo en Cantabria. La corporación, en la que se integran Puertas Roper, Automatismos Roper y Cerramientos Roper, cuenta con 240 trabajadores, casi 100 en suelo autonómico.
Según la información trasladada por parte de los sindicatos a la plantilla, Roper tiene previsto echar la persiana a la fábrica de La Cerrada (Maliaño), que a día de hoy aún da trabajo a 17 personas. En el escenario que sugiere la compañía, 10 de los empleados se mudarían al complejo ubicado en Aguilar de Campoo, mientras que a otros siete se les liquidaría.
240
trabajadores tiene hoy en día en España el Grupo Roper, casi 100 de ellos en Cantabria.
No sólo eso. Del recinto situado en Trascueto, también en Maliaño, saldrían rumbo al paro otras siete personas del área de producción y otras seis de las oficinas centrales. El resto de bajas en la Comunidad corresponderían a dos montadores y un comercial.
Hasta aquí las 23 resoluciones contractuales en la región, a las que se añadirían otros siete finiquitos en el conjunto nacional toda vez que Roper tiene previsto reducir su red comercial en el conjunto del país.
Según se informó a los empleados afectados por las medidas, la idea de la Dirección gira en torno a empezar a aplicar de forma inmediata los traslados a Palencia, mientras que en lo relativo a las bajas, una vez aprobado el expediente de despido colectivo, se prevé dejarlo unos meses abierto para comprobar si con determinadas iniciativas encaminadas a elevar la eficiencia se puede reducir el número definitivo de salidas. Según marca la legislación actual, los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) de extinción deben negociarse y firmarse en un mes como tope máximo, con al menos dos reuniones entre empresa y sindicatos. Por tanto, el 8 de diciembre deberá rubricarse el procedimiento. Curiosamente, a escasos metros de la fábrica de La Cerrada, otra empresa como Troquelmain XXI igualmente aguardará hasta el día 10 del próximo mes para conocer si finalmente llega algún inversor que la rescate de la liquidación a la que hoy en día parece abocada, con 97 operarios aún en plantilla sólo en la planta camarguesa.
El Grupo señaló la semana pasada en la carta remitida a la representación sindical que el ERE y los traslados se adoptaban «con el fin de superar las importantes dificultades de la organización, que suponen un grave problema para el funcionamiento de la empresa». Ayer se fue más allá y se abundó en la necesidad de reorganizar el negocio toda vez que en los últimos ejercicios se ha producido un incremento de las ventas pero que no ha tenido reflejo en los resultados. De ahí la necesidad de introducir esas mejoras logísticas comentadas previamente para ver si se optimizan las cuentas y, en consecuencia, abordar un menor número de bajas.
Aún con todo, este es el escenario inicial proyectado por la Dirección. Ahora comenzará el periodo de negociación con los portavoces de la plantilla. Ayer, de hecho, no se entró a analizar las condiciones de las bajas ni de los traslados cántabros a Palencia, algo que se abordará en las próximas reuniones. Simplemente se entregó la documentación justificativa de la reestructuración que se avecina en la compañía, en especial en Cantabria.
Estos cambios en Roper igualmente entroncan con la separación de los empresarios que han ostentando la propiedad del Grupo. Desde hace unos meses la familia Rodríguez ha asumido en solitario la producción, mientras que la familia Peredo se ha quedado con parte de las instalaciones, entre ellas la de La Cerrada.
Roper ha ido evolucionando durante sus más de 50 años de trayectoria hasta convertirse durante tiempo en uno de los referentes industriales de la Comunidad. Fue a mediados de la década de los 60 cuando fabricó la primera puerta basculante de dos hojas. Desde el principio, este modelo tuvo una extraordinaria acogida, sobre todo en su utilización para edificios de uso industrial. En los años ochenta la Standard marcó un punto de inflexión en Puertas Roper, que posteriormente se dedicó a elementos seccionales, cortafuegos, multiusos y una amplia gama de producciones que sirvieron para consolidarla al frente de su sector dentro del mercado español.
La compañía cuenta con numerosas delegaciones como Barcelona, Asturias, Aguilar de Campoo, San Sebastián, Sevilla, Madrid y, por supuesto, Maliaño, localidad a la que siempre ha estado muy unida.
Una parte importante de la producción de Roper se destina a la exportación, por lo que sus productos están presentes en los principales mercados de Europa, América, Asia y el norte de África.
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