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El conflicto en el sector del metal comienza a sufrir los primeros efectos de la huelga con la paralización de casi toda la gran industria siderometalúrgica en Cantabria. Fábricas que paran la producción y empresas con la persiana bajada comienza a ser la tónica habitual ... en polígonos industriales donde se nota una menor actividad.
Tras el quinto día de huelga, al paro de grandes fábricas como la Global Steel Wire (GSW), en Santander, y la planta de Forgins and Castings en Reinosa, se une el cierre de Aluminios Ampuero (con cerca de 300 trabajadores) y de Puertas Roper. También Solvay, en Barreda (Torrelavega) se está viendo afectada por el conflicto y aunque no le afecta a la producción, «de momento», los trabajadores del servicio de mantenimiento se rigen por el convenio del metal y si la huelga perdura «puede llegar a incidir en la actividad de la fábrica», señala Luis Hervella, responsable de Comunicación de Solvay.
No obstante, según los sindicatos, el cierre de pequeños talleres, empresas que no han abierto sus puertas desde que comenzaran los paros, es el que está provocando la paralización de la actividad en la gran industria.
Los sindicatos, que cifran el seguimiento de la huelga en un 95%, denuncian la actitud «antidemocrática» de las empresas que según CC OO, UGT y USO, están intentando mantener la actividad productiva con la petición de servicios mínimos «totalmente injustificados». Los tres sindicatos presentes en la negociación colectiva piden a Pymetal, patronal del sector, que recapacite, como parece que así se lo han pedido representantes de algunas empresas para poner fin a un conflicto que afecta a 20.000 trabajadores en la región.
En cuanto a la incidencia de la huelga, los sindicatos destacan que cada vez aumenta más el número de piquetes frente a las empresas y en los polígonos industriales de Cantabria, donde la «actividad cada día es menor». Las organizaciones sindicales advierten que no van a cesar en sus reivindicaciones y en su lucha por un «convenio digno y justo» para el sector.
Por otro lado, CC OO, UGT y USO han respondido a la patronal Pymetal que, a través de un comunicado, ha acusado a los sindicatos de «nula voluntad negociadora» y subrayan, por el contrario, que «es la patronal la que permanece en una posición inamovible desde prácticamente el inicio de la negociación del nuevo convenio». Además, las tres organizaciones sindicales lamentan que Pymetal utilice a los medios de comunicación para trasladar a la opinión pública propuestas que no han planteado en la mesa de negociación, como es el caso de una revisión salarial de la que los sindicatos dicen no tener constancia y que, además es, a su juicio, «totalmente engañosa». En este sentido, los tres sindicatos han asegurado que Pymetal «lo que realmente quiere es cargarse la revisión salarial recogida hasta ahora en el convenio del sector» y han explicado que la fórmula que traslada «es engañosa y está maquillada» porque «la revisión salarial es una compensación de la diferencia de los incrementos pactados con el salario inicial del año» y Pymetal «lo que propone es una revisión salarial con la media del IPC subyacente al cierre de los tres años pero una revisión solo a tablas y sin cobro de atrasos».
«Es vergonzoso que se dirijan los y las trabajadoras con un llamamiento de vuelta a los puestos de trabajo con mentiras y omitiendo lo que verdaderamente se quieren cargar: el contrato de relevo, el plus de distancia y el cobro de los atrasos», señalan los sindicatos. Por último, concluyen que han exigido a Pymetal que demuestren su voluntad negociadora en la mesa y dejen de meter miedo a unos trabajadores que luchan por un convenio digno».
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El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla (PRC), se ha mostrado «muy preocupado» por la huelga y ha pedido «un poco de sensatez» a ambas partes -sindicatos y patronal Pymetal- para intentar llegar a un acuerdo que la ponga fin.
Aunque sin dar datos concretos sobre la afección que está teniendo esta huelga, Revilla ha reconocido que las consecuencias que está generando son «muy importantes». «Esto es verdaderamente dramático», ha afirmado Revilla, que cree que «no todos están de acuerdo en que este sea el momento más oportuno para crear una tensión terrible en un sector que además lo está pasando muy mal por el coste de la energía». «Es lo que faltaba para poner a un sector que ocupa a 20.000 personas en Cantabria en una situación de riesgo», ha dicho.
Revilla ha realizado estas declaraciones durante su asistencia a los actos de la Virgen del Mar, patrona de Santander.
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