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Gema Díaz Real dispara alto cuando tiene que elegir a su ídolo profesional. Amancio Ortega, fundador de Inditex y cuarta fortuna mundial, es la persona «sencilla y comprometida con su tierra y sus empleados» que a la empresaria de Torrelavega, de 45 años, ... le gustaría tener como asesor de lujo. No comparte con él los dígitos de la cuenta bancaria, pero ambos pasaron del anonimato a los focos de la vida pública en un chasquido de dedos. Hasta la salida a bolsa de Inditex, en 1999, no existía ninguna foto oficial de Ortega, lo que le convertía en un completo desconocido. En verano de 2011, Gema Díaz sólo era conocida en su asesoría de empresas (Tax) y por firmar en las juntas directivas de Carmen Carrión en la Asociación de Mujeres Empresarias de Cantabria. Pero en apenas seis meses pasó a dirigir esa agrupación y a convertirse en la primera mujer en presidir la confederación cántabra. Ella fue la encargada de pilotar los mandos de la patronal a través de la crisis institucional y económica que atravesó en aquellos momentos. Un trabajo de ingeniería en el que las relaciones con el Gobierno regional, con el que mantuvo buen 'feeling' desde antes de la campaña electoral de la CEOE, fue fundamental.
Aquella no fue la primera vez que Gema Díaz hizo las veces de mecánica. La empresaria, con dos hijos, que manejó los despachos, las juntas directivas y los comités ejecutivos de la patronal fue antes una niña apasionada por el motor. Y lo fue hasta tal punto que los veranos prefería el mono de trabajo y la coleta a los vestidos y la peluquería. Su zona de juegos fue el taller mecánico en el que trabajaba su padre, quien también fue presidente de la Asociación de Funerarias de Cantabria. Llegó, incluso, a derrapar en las curvas sentada junto a Chus Puras en su mítico 'culo gordo', aquel Renault 5 Turbo con el que ganó el Campeonato de España de 1986. Precisamente, en las navidades de 2011 que le cambiaron la vida, cuando todavía estaba rumiando la decisión de presentarse o no como candidata a la CEOE, Díaz recuperó uno de los tesoros de su infancia: una moto Montesa Cota 49 que almacenaba polvo desde hace años. Pero el paso del tiempo no perdona, y ahora no puede evitar marearse si lee mientras va en coche.
Fue en su juventud cuando el mundo asociativo le contagió por primera vez. En Torrelavega creó, junto a un grupo de amigos, el Club Rotarazt de jóvenes rotarios. Pero la vocación de Gema Díaz no estaba entre capós y tubos de escape. Como estudiante nunca estuvo entre las mejores de la clase, pero antes de empezar COU decidió dar un giro y propuso a sus padres marcharse interna al Colegio Torreanaz. En esa época ya se debatía entre hacer Periodismo y Derecho. Y la abogacía ganó la primera batalla. Díaz se licenció en la Universidad de Navarra, y se tituló como gestora administrativa y técnico superior en riesgos laborales y mediador de seguros. Llegó a trabajar como pasante en un despacho de abogados, pero la genética pudo más que el diploma colgado en la pared. «Siendo adolescente, mi madre, que era ama de casa, se puso a estudiar y emprender. Y puso en marcha un negocio. Creo que eso me marcó en mi vida». Por eso, abandonó el ejercicio de la abogacía y emprendió en 2002 su proyecto empresarial, una asesoría (Tax), con sedes en Torrelavega y Santander.
Desde su entorno, todos coinciden en los mismos adjetivos cuando definen su personalidad: íntegra, honesta y tenaz. Todos también hablan de su alegría, que durante la feroz campaña electoral de la CEOE no la acompañó siempre. En esos momentos repitió el principio moral que, según ella misma ha reconocido, siempre cumple: «No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti».
Tres años permaneció Díaz Real al frente de la patronal, hasta que Lorenzo Vidal de la Peña, en enero de 2015, se hizo con la presidencia, no sin otro convulso proceso electoral interno, con impugnaciones sobre avales por medio. «Nunca tuvieron las narices de pedir mi dimisión», dijo en aquel momento la empresaria de Torrelavega, quien lamentó también las «traiciones» sufridas.
Tras su salida, decidió cambiar de aires. Fue nominada por la Embajada de Estados Unidos al International Visitor Leadership Program, «un intercambio profesional para líderes emergentes mundiales» del Gobierno estadounidense, lo que le permitió trabajar una temporada en Washington antes de volver a centrarse en su gestoría de Torrelavega, donde trabaja desde entonces. A comienzos de 2017 fue nombrada consejera independiente de Sniace para cubrir la vacante producida por la renuncia el pasado mes de noviembre de Yuan Yago Hernández-Canut, que llevaba diez años en el cargo. Dos años después, ella es la presidenta.
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