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El apetito por las letras del Tesoro no cesa entre los inversores, a pesar de la reciente merma en la rentabilidad tras el frenazo en las subidas de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE). El organismo dependiente del Ministerio de ... Economía protagonizó este martes su última emisión del año, captando 1.741 millones de euros en letras a 3 y 9 meses con una demanda disparada para ambas referencias, que superó los 4.900 millones de euros.
En concreto, el Tesoro colocó 398,88 millones de euros en letras a tres meses, frente a peticiones por valor de 1.643,98 millones. El interés marginal ofrecido fue del 3,62%, por encima del 3,58% de la subasta anterior al mismo plazo. Es su nivel más alto desde noviembre de 2011.
En el plazo a nueve meses el interés sí aflojó del 3,70% de la anterior emisión al 3,51% de este martes. Pese a ello, la demanda sigue disparada también en esta referencia, con unas peticiones de 3.273 millones de euros, que superaron ampliamente lo colocado finalmente (1.343 millones).
Sin duda alguna, los particulares han sabido aprovechar los elevados rendimientos ofrecidos por esta clase de activo en el último año, al tiempo que otro de los valores considerados como más seguros para el ahorro, los depósitos bancarios, han tardado mucho más de lo previsto en recoger las subidas de tipos de los bancos centrales.
En concreto, las familias españolas han pasado en solo doce meses de tener menos de 100 millones de euros en letras a rozar los 22.000 millones, según las últimas estadísticas mensuales del Tesoro, correspondientes al cierre de septiembre. Y son ya los mayores tenedores de este tipo de deuda a corto plazo, por delante incluso de los bancos, que hasta hace poco ocupaban esa posición en el ranking.
Detrás de ese fuerte interés a lo largo del ejercicio ha estado la previsión de que la inflación se fuese progresivamente, como así ha sucedido finalmente, mejorando esas expectativas de rentabilidad real de las Letras, que han logrado batir al IPC desde el pasado mes de junio «lo que aumenta su atractivo entre ahorradores, especialmente los conservadores, como por ejemplo muchos pensionistas y seniors», indican los expertos.
Joaquín García Huerga, director de Estrategia Global de BBVA Asset Management (BBVA AM) cree que la renta fija seguirá siendo un activo indispensable en las carteras del próximo año. «El punto crucial para los mercados será la evidencia de que la inflación está controlada y que los bancos centrales pueden por tanto comenzar las bajadas de tipos de interés», explica. Y aunque ese escenario seguirá mermando algo las rentabilidades de las nuevas emisiones de deuda, sí beneficiaría a los que ya tienen bonos en su cartera, pues cuando bajan los tipos, sube el precio de los mismos.
Desde la gestora apuntan a que si la inflación mantiene el ritmo de moderación actual, «el BCE podría comenzar los recortes de tipos en el primer semestre de 2024», con bajadas graduales llevando el tipo de interés de depósito a una cifra entre el 3% y el 3,5%.
Si esto es así, el contexto será el adecuado para que la renta fija tenga un buen comportamiento. «Los tipos de interés ya han subido de forma considerable, y los inversores se podrán por fin beneficiar de una rentabilidad positiva en forma de intereses y de su bajo riesgo o volatilidad, sobre todo comparada con otros activos», indican desde la gestora.
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