![«Nicolás Redondo es historia de España y estuvo muy apegado a Cantabria»](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202301/04/media/cortadas/Copy%20of%20redondo-kbYC-U190154445491H3-1248x770@Diario%20Montanes.jpg)
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El recién fallecido Nicolás Redondo (Barakaldo, 1927), líder de UGT durante 18 años, mantuvo «un estrecho vínculo» con Cantabria. No sólo porque tenía una segunda residencia en Carasa (Voto) en la que pasaba largas temporadas, sino también porque en su ciclo como máximo mandatario de ... la central fueron muy numerosas las ocasiones en las que participó en asambleas con delegados y comités de empresa en la región. Lo recuerda quien fuera secretario general del sindicato en los años 80 y 90 Luis Ángel Ruiz Cardín, quien trabajó codo a codo con el dirigente de la central y para quien su pérdida no es solo la de un compañero, sino también «personal». Cardín coincide con Jesús Morlote y Jesús Cabezón (ambos exsenadores socialistas por Cantabria) y con la exsecretaria de Comunicación de UGT Amelia García en que el líder fallecido fue «un auténtico referente».
«Redondo pudo haber sido lo que hubiera querido en política una vez llegaron al poder Felipe González y Alfonso Guerra en 1982, pero él eligió la defensa de los trabajadores» y eso le costó «alejarse enseguida de la primera línea política -rememora el cántabro-. No quiso papeles de relumbrón y tras cuatro años como diputado en el Congreso se dio cuenta de que aquello no era lo suyo».
En el plano público, Ruiz Cardín (que también formó parte de la Confederal) valora el hecho de que el vasco supiera llevar a la organización «a terrenos de autonomía, sin alejarse de la ideología socialdemócrata» y que, por encima de otras muchas consideraciones, trabajara «por preservar el sindicato» en unos tiempos en que había que modernizar las relaciones entre empresas y la representación de los trabajadores. «Había que buscar un nuevo marco en las relaciones laborales en España y crecer como organización y él desempeñó este papel», lo que le llevó «a convertirse en un referente sindical del siglo XX que ha dejado huella en el siglo XXI y en los venideros».
A sus ojos, además, «fue un exponente de honradez. Ruiz Cardín explica que Redondo «tenía un fuerte carácter, pero al tiempo era una persona cercana, que sabía escuchar, y se informaba muy bien antes de tomar decisiones». En sus casi dos décadas al frente de la Unión General de Trabajadores, en el Comité Confederal (la dirección en Madrid) el exdirigente vasco contó con dos cántabros en sus equipos: con José Luis Cos, primer secretario general de UGT en Cantabria, -que fue designado secretario de Formación del sindicato- y con Juan Mazarrasa, santanderino que vivía en Madrid.
«Nos apoyó mucho en toda la conflictividad» de los 80 y 90, añade Ruiz Cardín. «Por ejemplo, vivió muy de cerca los problemas de Reinosa porque provenía de la Naval de Sestao, la misma empresa por la que explosionó Reinosa. Estuvo muy encima de todo y vino cuando todo se pacificó. También se interesó de forma muy personal cuando empezó el deterioro industrial de la zona del Besaya (Sniace, sobre todo) y acudió a asambleas en Torrelavega. Participó, además, en la gran manifestación por la reindustrialización en Cantabria junto a Antonio Gutiérrez, dirigente de Comisiones Obreras en aquel momento».
En la distancia corta, Redondo era «muy serio» y, al tiempo, «muy sensible hacia las necesidades de la clase trabajadora». Y un tipo entrañable con el que Cardín compartió muchas horas de reuniones y con el que tuvo «una relación extraordinaria» debido, en parte, al carácter del vasco. «Aunque le precedía la fama de duro, era alguien muy cercano. A mí me gusta esta anécdota: había sido un niño de la guerra y, cuando le sacaron del País Vasco, le acogió durante unos pocos años una familia en Francia. Y la siguió visitando, supongo que a sus descendientes, hasta que fue bien mayor».
Una imagen muy similar de Redondo guarda Jesús Morlote, exsenador socialista por Cantabria, quien sabe de muy primera mano que el fallecido estaba «muy apegado» a esta tierra porque solía 'potear' en cuadrilla por Castro Urdiales y él formaba parte del grupo junto con Lalo López, padre de Patxi López, actual portavoz del PSOE en el Congreso. «A Nicolás le encantaban esas salidas con amigos: eso del poteo era muy de la gente del mar y de la industria». Morlote entró en contacto con Redondo cuando era «un muchacho de 28 años, en Barcelona» y reconoce en el ugetista a la figura del «luchador antifranquista», a la persona «convencida» con sus principios que deja detrás «un legado difícilmente repetible» en lo sindical.
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También Amelia García, secretaria de Comunicación de UGT en la época, conoció a Nicolás «de cerca» en marzo de 1992, fecha emblemática en Cantabria porque se convocó una gran huelga general. García asegura que antes de aquella convocatoria «le conocía por sus escritos, sus apariciones en público -siempre de lejos- y las referencias de los más veteranos. Le admiraba. Para una mujer de poco más de 40 años que se desenvolvía en un mundo de hombres, fue asombroso formar parte de semejante acontecimiento. Pero lo que más recuerdo fue cómo su imagen de hombre duro se fue diluyendo a lo largo de la larga noche en vela. Se habló de todo: del mundo del trabajo, de cocina, de arte…». La ugetista cuenta que Redondo «celebró mis platos de esa noche y conocí a un Nicolás nada rudo y que tenía su buena parte intelectual». A partir de entonces, la hoy funcionaria jubilada le siguió con más interés. «Le escuché intervenciones grandiosas y, finalmente, fui testigo de sus errores y de los de la organización. Pero nunca claudiqué en mi admiración. Siempre será un referente».
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De referente con mayúsculas le tacha Jesús Cabezón, exsenador del PSOE por Cantabria, que le conoció en Madrid en 1976, «cuando la UGT aún era ilegal» y el movimiento obrero se rearmaba tras la dictadura. «Además, Redondo es uno de los grandes referentes del socialismo español, el líder que renunció a ser secretario general del PSOE en Suresnes». Cabezón alude, igualmente, al peso de su figura cuando se habla del movimiento obrero español, del que era «un gran conocedor». «Nicolás Redondo forma parte de la historia de España del siglo XX y no creo que le hayan superado los que han venido después». El socialista siempre le tendrá por un hombre «íntegro, honesto y entregado».
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