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En el evidente conflicto que mantienen SEG Automotive y los trabajadores de la planta de Treto, la compañía ya ha dado respuesta a la convocatoria de huelga anunciada a partir de mañana. Primero fue el director financiero a nivel europeo del fabricante de alternadores, ... Frank Lorenz-Dietz, quien trasladó en un comunicado la necesidad de acometer el plan de ajuste, con una afectación de 275 puestos de trabajo, con el objetivo de ahorrar 20 millones anuales y que la factoría cántabra tuviera futuro. Esta misma semana ya ha sido la Dirección del centro de producción de Bárcena de Cicero después de que el miércoles se informara al comité de empresa y a los delegados sindicales la intención de iniciar un procedimiento de despido colectivo.
La comunicación va encaminada a formalizar la Comisión Negociadora del ERE y se da un plazo de siete días a los sindicatos para nombrar a sus representantes en dicho órgano. La «intención de iniciar un procedimiento de despido colectivo» se justifica en dicha notificación en «causas económicas, organizativas, técnicas y de producción».
Con ese órdago encima de la mesa entraron ayer al Organismo de Resolución Extrajudicial de Conflictos Laborales (Orecla) empresa y sindicatos para tratar de abortar la huelga convocada para mañana. Tras una primera sesión el martes sin avenencia y que el propio secretario general de UGT, Mariano Carmona, calificó como «bochornosa», las partes se encerraron durante horas para tratar de encontrar un punto de encuentro. Finalmente, los acercamientos se limitaron a propuestas sobre retrasar los despidos, por lo que las conversaciones no fructificaron. En concreto, la oferta de la compañía pasaba por digerir el ajuste laboral en cinco años en lugar de en tres, aunque con los mismos parámetros, 275 puestos de trabajo menos. Según confirmaron ambas partes, en principio no está previsto que hoy haya un nuevo encuentro de mediación visto que no se logra un potencial acercamiento.
ÓRDAGO
El asunto se ha ido enquistando durante el último mes, tras entrar en una nueva fase después de fallar las reuniones informales arrancadas en noviembre para ver cómo abordar la reestructuración.
Las posturas llevan tiempo muy distanciadas. Los sindicatos han estado trabajando sobre cinco puntos para introducir en un posible acuerdo. El primero, el compromiso de un mínimo de plantilla y de cantidades, de productos presentes y futuros, para la subsistencia de la fábrica. Además, se busca garantizar las condiciones futuras de los trabajadores que se queden; y un plan de salida ordenada en varios años. Eso sí, se rechazaban externalizaciones y recolocaciones diferidas, mientras que sobre las posibles reducciones de jornada, recuerdan que ya se pactó en 2020 una flexibilidad que finalmente no se utilizó.
La empresa insistía en que el plan tiene que incluir despidos. Pese a todo, sugería un «plan social» con jubilaciones, compromisos para acceder a la jubilación, recolocaciones diferidas, recolocaciones internas y externas, así como bajas indemnizadas. Para esas recolocaciones se pretendía rebajar las condiciones del trabajador, ya sea por perder antigüedad o con menos salario.
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