Los nuevos dueños de Celsa afloran un desfase en el balance de 1.200 millones

La cifra emerge de los diferentes ajustes contables acometidos por los actuales responsables para poner fin a las salvedades que de forma recurrente aparecían en las auditorías de Celsa. De hecho, según detallaron, el resultado del ejercicio 2023 hubiera sido de unas pérdidas de 918 millones de euros. Sin embargo, la entrada de los fondos ha supuesto la recapitalización de los 1.418 millones de deuda convertible, lo que se traduce en unos fondos propios de 326 millones y una deuda financiera neta de 1.200 millones.

Todo ello desemboca en un año que terminó con un beneficio de 459 millones por todos estos movimientos extraordinarios. Celsa finalizó 2023 con una facturación de 4.756 millones, un 22% menos; y un ebitda de 441 millones, lo que supone un retroceso del 50%. «La compañía ha salido de la UCI, pero aún sigue en el hospital», subrayó Villaseca para resumir la situación.

Como factores desencadenantes de ese desajuste del que informó la propiedad sobresalen 539 millones de un crédito incobrable concedido a las sociedades patrimoniales de la familia Rubiralta. Dichos préstamos adquirieron la naturaleza de irrecuperables en el momento en que los dueños históricos de Celsa declararon en concurso esas mercantiles. «El consejo de administración tiene la responsabilidad de hacer lo posible para recuperar estos préstamos», indicó el presidente.

En todo caso, la siderurgia catalana mira ya hacia adelante, todo ello en un momento de mercado con una contracción del 6,5% en la Unión Europea y caídas de precios.

Como hoja de ruta, la empresa ha encargado un proceso de valoración de filiales extranjeras al banco de inversiones Citi con el objetivo de estudiar posibles opciones de rotación de activos. «Si se produce una desinversión, sería en beneficio de la compañía», dijo. Este movimiento ya había causado preocupación entre los sindicatos del Grupo dada la aportación de algunas de estas fábricas foráneas al Ebitda general de Celsa.

Además, el nuevo equipo gestor está trabajando en la elaboración de un plan estratégico actualizado, previsto para el inicio del segundo semestre, con la consultora Bain & Co, para definir el rumbo del próximo lustro.

Este plan de futuro estará orientado a la generación de valor y al impulso de la competitividad y el desarrollo operacional del grupo, que actualmente cuenta con 4.000 trabajadores en España y 6.000 en otros países.

En Cantabria, igualmente, Celsa es todo un pilar industrial. Como referencia, es la primera empresa en producción de materiales industriales de la región, con una facturación en 2022 de 857 millones, lo que representa el 49% del sector metalúrgico de Cantabria; y con 1.145 puestos de trabajo, el 3,6% del empleo secundario en la región.