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Las malas lenguas ya habían sentenciado el proyecto encaminado a levantar en la localidad de Riancho, en el Polígono del Alto Asón (Ramales de la Victoria), la primera planta en España para criar en cautividad y comercializar salmón atlántico. Así incluso lo admiten sus promotores, ... que llegaron a escuchar hasta acusaciones de retirada de la maquinaria. Con casi tres años de retraso respecto a la hoja de ruta anunciada públicamente y presentada al Gobierno autonómico, Norcantabric vuelve a ver la luz y ya engorda en sus instalaciones más de 20.000 alevines. El objetivo, demostrar la viabilidad de su tecnología y poner en el mercado en 2025 una primera producción próxima a las 100 toneladas.
No es sino un aperitivo de la verdadera dimensión de la iniciativa industrial, llamada a ser un elemento tractor en la zona oriental y rural de la Comunidad, pero ya es suficiente. Especialmente porque demuestra que la compañía, y el proyecto en sí mismo, ha podido reponerse del conflicto que tuvo con su primer proveedor de tecnología, una firma danesa que no terminó la puesta a punto e instalación de todos los equipos y maquinaria. Más aún, dejó bloqueada toda la iniciativa toda vez que ni siquiera explicó a los propietarios cómo funcionaba la tecnología ya colocada. Unas diferencias que llevaron a una rescisión anticipada de contrato que derivó en un largo pleito cuyo último capítulo se ha firmado recientemente en París. El arbitraje internacional ha resuelto de forma salomónica, pero Norcantabric se da por satisfecha ya que apenas deberá pagar a la otra parte 13.000 euros de los 1,5 millones que le reclamaba.
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Eso sí, por el camino se ha perdido no sólo dinero, sino sobre todo tiempo. Cerca de tres años, explica Emilio Cano, consejero delegado de la organización. Mientras las periciales, pruebas y todo el proceso se iban desarrollando lentamente, la empresa cántabra armada con capital internacional, especialmente de procedencia mexicana, tuvo que buscar por todo el mundo otra firma que pudiera deshacer el entuerto de Ramales y dar la vuelta a las labores de ingeniería ya acometidas, así como completar todas las partes del proceso que habían quedado inconexas.
Las claves
Bloqueo El litigio con un proveedor danés ha supuesto cerca de dos años y medio de retraso en el proyecto
Resolución Una firma danesa pedía 1,5 millones a Norcantabric, algo desechado por el árbitro
Alternativa Una empresa de Estados Unidos logró desbloquear la factoría y completar las fases sin terminar
Actividad Norcantabric recibió en otoño 21.400 huevas de salmón, ya alevines de entre 5 y 15 centímetros
Horizonte El objetivo es sacar una primera producción de 100 toneladas que pruebe la viabilidad del proceso
Norcantabric encontró en Estados Unidos a su nuevo proveedor, que ha conseguido en el último año poner en funcionamiento todos los equipos necesarios para el proceso de cría de salmón, de modo que en la actualidad es la factoría más al sur de Europa que está ya inmersa en un negocio complejo dada la metodología empleada –en interior y con un sistema de recirculación de agua tomada de un acuífero próximo que obliga a un control permanente de las condiciones del líquido elemento–, pero que brilla con luz propia en el continente, puesto que otras muchas aventuras similares o no han arrancado o, directamente, se han quedado en el camino, incluido un ramillete de iniciativas en suelo español.
Como resultado, a día de hoy la fábrica de Ramales está monitorizada 24 horas al día. No sólo se ha conseguido activar parte del mecanismo instalado por el proveedor danés, sino que se han introducido cambios –cada empresa tiene una tecnología distinta– que según los propietarios están funcionando, además de otros procesos intermedios que eleven las posibilidades de éxito de toda la cadena productiva. El seguimiento de las condiciones del agua se examina en tiempo real no sólo desde Cantabria, sino igualmente desde Washington y México DF. Todo ello en pos de que el entorno no se contamine o introduzca elementos nocivos para los alevines que poco a poco van creciendo en los tanques tras su llegada a España en huevas en otoño. En la actualidad sus dimensiones oscilan entre los cinco y los 15 centímetros, explican desde Norcantabric.
El propio Cano resume la travesía del proyecto en los últimos tiempos, hasta que el arbitraje francés ha esclarecido los acontecimientos. «Llevamos un mes tras la decisión del laudo. Nos han dado la razón. Nos hacen pagar unos gastos pequeños cuando ellos habían demandado 1,5 millones. A nosotros nos dijeron que la planta estaba terminada, pero yo nunca vi que hiciéramos un cierre. Fue un proceso tortuoso, no sólo con nosotros, sino también con la constructora o la ingeniería técnica. No llegaban a tiempo en las entregas, había opacidad... No estábamos de acuerdo. Nos dejaron la planta bloqueada sin poder operar. Hablamos de septiembre de 2021».
De hecho, esa fecha era la prevista para inaugurar la planta. «No sabíamos cómo funcionaban los sistemas. Nosotros habíamos encargado un proyecto llave en mano, tal como lo tenemos hoy. Ellos decidieron ir al arbitraje sin esperar a un proceso de conciliación. Nosotros contrademandamos pidiendo lucro cesante, pérdida de subvenciones...», recuerda Cano. La empresa sólo ha podido utilizar ayudas por un millón, bastante por debajo de lo que había puesto a disposición la Administración autonómica en un primer momento.
El empresario admite que la decisión «no es para celebrar, pero sí que nos permite dejar todo atrás. Tenemos un retraso de dos años y medio y un sobrecoste de un millón».
Entre lo más costoso, toda la reprogramación de la planta, que ahora sí que empieza a funcionar, la base para lo que Norcantabric espera que está por venir.
Pero antes del medio plazo, el presente. Ese que arrancó de forma oficial en otoño con la llegada de 21.400 huevas a Ramales procedentes de Islandia. Tras aterrizar en avión se trasladaron por carretera hasta Ramales. Esa cantidad apenas ocupa una caja con tres bandejas. «En la sala de ovas desinfectamos las huevas, con un proceso rigurosísimo de la temperatura. En total fue un proceso de dos días», explica Erik Fernández, técnico acuicultor, que precisa que las huevas no llegan congeladas, sino refrigeradas y deshidratadas. A partir de ahí, una introducción a un agua a dos grados de temperatura que fue subiendo de forma progresiva durante cerca de ocho horas.
Una vez aclaradas y rehidratradas, pasaron a la zona de incubación. Aquí el sistema RAS (Sistema de Recirculación Acuícola) es el protagonista: bombea agua a las bandejas con huevas y el líquido regresa por gravedad. Un filtro elimina los desechos sólidos, por lo que hasta que no eclosionan no hay excesivo material que eliminar. De ahí pasa al biofiltro, cuyas bacterias transforman el amonio y otras bacterias en nitratos. Y vuelta a empezar.
En este departamento los futuros salmones pueden pasar entre mes y mes y medio, en función de la temperatura. Norcantabric los cría aquí a seis grados, según patrones empleados en la meca del 'salmo salar' como es Noruega.
Con todo, el corazón de la actividad se encuentra en la actualidad en la estancia posterior, donde es necesario el uso de mascarilla. La empresa tuvo que introducir una especie de bateas no contempladas por el proveedor danés, pero que hacen menos agresiva la transición desde la eclosión de las huevas a su posterior traslado a los tanques, los verdaderos protagonistas de la planta. «Las bateas eran necesarias. En esos tanques las huevas eclosionadas sin actividad son una bolsa de grasa que necesitarían otro mes alimentándose. Sin las bateas hubiera sido mucho más arriesgada y complicada su supervivencia», detalla Fernández.
Cano agrega que también se han tenido que adquirir sistemas de oxigenación y filtración adicional. «Esta parte hubo que rediseñarla totalmente», remacha.
Los peces estarán en esos primeros tanques «entre seis y ocho meses». Norcantabric afirma que «están creciendo con normalidad, aunque hubo un pico de amonio que nos condicionó un poco». El proceso se va ajustando y revisando prácticamente al día. La alimentación es electrónica pero, puro darwinismo, unos ejemplares son más rápidos que otros, por lo que los técnicos deben ir compensando.
De momento la tasa de bajas es del 8%, por debajo de la media del sector, sostiene la compañía. Los tanques actuales donde crecen los alevines tienen una capacidad de 7.000 litros. Es la previa a su traslado a las piscinas definitivas, enormes en otra parte de la nave, donde pasarán cuando los peces tengan un peso de entre 100 y 150 gramos. Con una capacidad de 150.000 litros cada una, la fábrica ya las tiene en funcionamiento para cuando llegue el momento. Allí estarán al menos otro año hasta que puedan salir al mercado con una media de tres kilos.
El viacrucis vivido por Norcantabric ha obligado a la organización a redefinir su estrategia, especialmente a retrasar sus planes. En primer lugar, la compañía se está afanando en comprobar que su plan y tecnología funcionan. Dicho de otro modo, que es capaz de poner en el mercado salmón atlántico de calidad criado en cautividad en Cantabria. Pero eso es sólo el aperitivo. La compañía prevé instalar nuevos tanques de engorde en la fábrica actual en lo que resta de año, con una inversión estimada de otro millón de euros. El plato fuerte, en todo caso, llegará en 2025. A escasos metros de la factoría actual se sitúa otra explanada de 19.000 m2 donde se pretende levantar una segunda fábrica. Una instalación que permitirá a la empresa cumplir su hoja de ruta y colocar cada año 3.000 toneladas en el mercado nacional, donde hay suficiente demanda para que de momento no le haga falta a la empresa plantearse internacionalizar su producción. Emilio Cano, consejero delegado de Norcantabric, concreta los próximos pasos. «Ahora empezamos a tener la planta donde debímos estar en 2021. ¿Cómo cambia nuestra estrategia? Los socios y la banca quieren ver que aquí se pueden producir salmones. Ya estamos hablando de asuntos comerciales. Queremos sacar esta primera producción y meter otras 21.000 huevas para lo que denominaremos como cosecha 2024-2026». Entre ambas cosechas habrá un espacio de seis meses. A partir de ahí, la empresa quiere ir acortando los procesos. «Ya estamos en el punto de volver a pensar en más inversiones. Es obvio que un banco te iba a preguntar por el desenlace del arbitraje. Una vez solventado ese contratiempo volvemos a nuestro plan de 3.000 toneladas». Respecto a plazos, «estimamos que en tres años pudiéramos alcanzarlo. Hablamos ya de ciclo completo, no sólo alevines», señala, para agregar que «tenemos un diseño hecho». La inversión, «entre 25 y 27 millones» adicionales para completar el proyecto. Un largo camino que Norcantabric camina sola hasta la fecha, frente a otros seis proyectos que también se habían planteado en España. Ahora queda lo más difícil, probar a los socios que el proyecto es rentable y que merece la pena invertir más. En cuanto a la segunda fábrica, «tenemos una prelicencia para la construcción. Estamos hablando con fondos de inversión y reiniciando el tema financiero. Creemos que al menos nos tomará seis meses. Esperamos poder empezar la obra en 2025». En el otro lado, la elevada demanda. «Ya hemos recibido visitas de empresas viendo salmones que quieren apartar. Tenemos ya una base comercial. En España hay mucha demanda», insiste el empresario.
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