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La decisión estratégica del Grupo Solvay de reducir la capacidad productiva de la fábrica de Torrelavega, que perderá un tercio de su volumen anual de fabricación de carbonato al pasar de 900.000 a 600.000 toneladas por ejercicio, así como en paralelo ... apostar por un bicarbonato con mayor margen de rentabilidad, ha llevado el «miedo» a los sindicatos con representación en el comité de empresa de la planta cántabra, que dan por segura la pérdida de empleo. No así al Gobierno autonómico que, en boca del consejero de Industria, Eduardo Arasti, entiende que es «una apuesta» y responde a «una estrategia inteligente».
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El cambio de modelo anunciado al mercado por la multinacional el miércoles y adelantado por El Diario supone en la práctica retirar al complejo de Barreda su carácter de exportador de carbonato, en especial hacia América Latina. Esos clientes los cubrirá el Grupo ahora con su complejo situado en Wyoming (Estados Unidos). Como resultado, el mencionado descenso de 300.000 toneladas anuales, para centrarse en paralelo en el bicarbonato farmacéutico, con la conversión de una segunda línea de este género, actualmente empleada en un bicarbonato más técnico y ordinario. El Grupo informó de que el descenso productivo se llevará a cabo desde el 1 de enero, mientras que para la segunda pata del plan se insiste en que es «imprescindible» la transición energética.
Con estos mimbres, Arasti sostiene que «todo cambio nos crea incertidumbres y desasosiego, pero es una apuesta. Es una estrategia que apuesta por lo que Solvay tiene de ventaja. Lo que hace es dejar de pisar el acelerador en aquello en la que hay competidores que son más competitivos. Creo que es una estrategia inteligente. Respetamos la decisión y nos ponemos a su disposición para ayudar en lo que podamos. Ya hemos configurado un grupo de trabajo para agilizar todo lo posible la transición energética que tienen que llevar a cabo», afirma.
Desde la órbita sindical la situación se ve de forma notablemente diferente. El propio presidente del comité de empresa, Roberto García (UGT), asegura que «es totalmente inesperado. Ni por asomo habíamos pensado que esto pudiera pasar. De momento lo estamos digiriendo. No gusta, obviamente. Sobre todo, tenemos miedo a las consecuencias que vienen detrás».
La rebaja en la fabricación de carbonato arrancará en enero; la planta de EE UU cubrirá el mercado latino
La representación social alerta sobre los recortes que vienen y teme que la situación empeore
El presidente del comité abunda en que «se va a producir un aumento de los costes sobre el precio de fabricación de la tonelada», algo que ya Solvay había señalado como motivo principal de la decisión de recortar la producción, puesto que otros competidores como China y Turquía estaban ofreciendo carbonato a un precio más competitivo entre sus clientes habituales. «Es algo que tendremos que afrontar en los próximos meses y ver cómo vienen las cosas».
García incide en que la decisión no obedece a que otras plantas europeas de Solvay hayan acometido ya sus inversiones energéticas. «Esto es un tema estructural de mercado y de estrategia. Nosotros estábamos muy enfocados a la exportación. Nuestro mercado en América Latina está muy atacado por los chinos. Han decidido que por precio de coste es mejor llevarlo desde Estados Unidos, por lo que nos hemos quedado sin ese mercado. Podían haber reducido en todas las plantas, pero lo han hecho sólo en esta. Han decidido que esta fábrica nunca más va a ser de un millón de toneladas».
Desde UGT tienen claro que habrá impacto en el empleo. En ello coincide el delegado de CC OO en Solvay Jesús Polanco, que admite que «a nosotros entre comillas tampoco nos ha cogido muy de sorpresa. Durante años lo habíamos barajado, que potenciarían el bicarbonato y bajarían el carbonato».
Polanco confirma que «Solvay nos dice que conllevará una reducción de plantilla y habrá que estar muy atentos a todo ello», añade.
Si hay una organización que venía alertando desde hace más de un lustro de los nubarrones que se cernían sobre la factoría regional esa es USO. El sindicato advirtió ayer en un comunicado que «es un duro mazazo para la economía y el empleo en Torrelavega y Cantabria, y supondrá la destrucción del entorno del 15% del empleo propio, pudiendo ascender a 130 empleos entre directo, indirecto e inducido».
Además, afeó que «Solvay oculta la gravedad del recorte anunciado y es, sin duda, la punta del iceberg si no se resuelve con urgencia la transición energética».
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