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Ha pasado casi una década desde que la corporación alemana E.ON, entonces propietaria de la actual Viesgo, anunciara en marzo de 2011 la que iba a ser la mayor inversión privada en Cantabria, 600 millones y una estimación de 1.000 nuevos puestos ... de trabajo. Como eje principal, la transformación de la central hidroeléctrica de bombeo de Aguayo para convertirla en aquel entonces en la segunda del país. Una iniciativa que, primero por las fluctuaciones en la coyuntura económica y posteriormente por las variaciones normativas, finalmente quedó en un cajón. Tanto ha cambiado la situación que el propio complejo ni siquiera pertenece ya a Viesgo, que lo traspasó en octubre de 2018 a Repsol dentro de la operación de venta de activos efectuada entre ambas organizaciones.
Desde entonces la pelota ha estado en el tejado de la compañía petroquímica, embarcada en un fuerte cambio de estrategia para alinearse con nuevas fuentes de energía renovable. Prácticamente dos años en que la organización no se había pronunciado al respecto, más si cabe con las incertidumbres regulatorias sobre las retribuciones al almacenamiento energético y los pagos a la generación alternativa. Hasta ahora, toda vez que Repsol ya ha ratificado al Gobierno de Cantabria su intención de desarrollar el plan inversor e industrial.
Según ha podido saber este periódico, el propio consejero delegado del gigante petrolero, Josu Jon Imaz, así se lo confirmó el jueves al presidente autonómico, Miguel Ángel Revilla, en un encuentro que ambos celebraron por videoconferencia. Es más, el directivo trasladó que el proyecto se presentará públicamente en semanas, con una fecha marcada en rojo: el 26 de noviembre.
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Los parámetros del proyecto, que se está larvando al más alto nivel, se mantienen respecto a los que manejaba E.ON hace más de una década. La inversión que se estima necesaria para acometer el cambio en la central hidroeléctrica oscila entre los 600 y los 700 millones, lo que supondría el mayor desembolso de carácter privado en una única actuación en la Comunidad. Asimismo, la potencia adicional rondaría los 1.050 MW.
Dada la dimensión del proyecto, su tramitación pasará necesariamente por la Administración central. De hecho, el propio Gobierno cántabro, aprovechando otras visitas a Madrid, ya ha empujado en favor de la iniciativa ante la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. Según las mismas fuentes, la predisposición es favorable, aunque aún quedan detalles por perfilar en el ámbito regulatorio.
Eso no es todo. El planteamiento inicial gira en torno a que las obras pudieran empezar en el año 2023, lo que dependerá evidentemente del proceso administrativo que transite la actuación y, más aún, la idoneidad regulatoria, el principal obstáculo que oteaba Repsol.
La idea, según ha llegado a la cúpula del Ejecutivo PRC-PSOE, aboga por mantener la estructura del proyecto original. El plan presentado hace casi diez años consistía básicamente en la construcción de dos nuevas tuberías subterráneas de 1,5 kilómetros de longitud, casi paralelas a las actuales, y una caverna igualmente soterrada en la que se ubicarían las turbinas. Con las nuevas instalaciones en marcha, en lugar de las 33 horas que tardaba en llenarse el embalse superior, el bombeo de agua se completaría en ocho horas en cualquier día. Además, en sólo seis jornadas se podrá turbinar ese caudal, lo que se traduce, en general, en una mayor producción de energía en menos tiempo. La instalación actual dispone de 340 MW y en las estimaciones iniciales se contemplaba una producción de 2.000 GWh cada año.
TRAMITACIÓN
El funcionamiento de la nueva central será idéntico al de la actual, aunque aprovechará al máximo sus posibilidades. En esencia se compone de dos embalses, Mediajo (el superior) y Alsa, y el paso del agua de uno a otro mueve las turbinas que generan la electricidad. La peculiaridad de Aguayo es que también puede bombear agua del embalse inferior al superior, una operación que realiza en los periodos en que la electricidad es más barata, aumentando así su capacidad de producir energía en los momentos en que resulta más rentable para inyectarla en la red.
El pasado mes de junio el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó la declaración de impacto ambiental de la iniciativa. Desde su presentación en el Ministerio de Medio Ambiente en 2011 por parte de Viesgo la obra ha sufrido numerosos retrasos. Ahora todo apunta a que el proyecto recobra el pulso. En unas semanas, los detalles oficiales de la nueva hoja de ruta.
1.050megavatios tendrá la nueva central, totalmente sostenible y de procedencia 'limpia'.
2023es el año en que se estima que puedan comenzar los trabajos de ampliación.
600millones es la inversión mínima de la iniciativa, la mayor privada en Cantabria.
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