Saint-Gobain PAM para la producción y Cementos Alfa prevé hacerlo en «menos de 48 horas»

En Solvay la situación también es complicada y la decisión que han adoptado sus responsables ha sido bajar el ritmo de producción para adaptarse a la llegada de materias primas. Un goteo que «nos está haciendo bastante daño», reconocen fuentes de la factoría. La planta baja la marcha porque parar y volver a arrancar la maquinaria resultaría más complicado. Al problema de la entrada de materiales se junta, además, la salida del producto. Ocurre que tampoco es posible sacar todo lo que fabrican de forma continua y con el stock tan alto, el almacenamiento empieza a ser otro problema más en la lista. Así que allí han disminuido la marcha, «pero no podemos enfriar» la maquinaria.

Cada empresa se adapta como puede a la escasez de materias primas. A algunas les ha empujado a bajar ya la persiana o a reducir el ritmo de trabajo. Mientras otras siguen activas gracias a los materiales de fabricación almacenados, pero prevén adoptar la misma decisión en cuanto ese stock se termine, que será pronto. Es el caso de Cementos Alfa: «Estamos acabando las materias primas. En un par de días tendré que cerrar la fábrica», resume Beatriz Malagón, directora de la planta. Si no llegan los camiones, deberán parar la cadena de producción. Aunque no han podido determinar con exactitud las provisiones de alguna materia prima concreta, lo que sí tienen claro son los plazos y es que «se agotarán en menos de 48 horas», añade. Y una vez echen el cierre, la fábrica seguirá parada hasta que finalice la huelga.

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DM .

Otras empresas como Textil Santanderina aún no han percibido los efectos del parón, precisamente, porque hasta ahora han seguido produciendo gracias a que tenían existencias. «De momento no hemos parado ninguna línea de producción porque había stock y la mercancía se va almacenando», resume José Antonio Mazorra, director de Marketing. No obstante, los problemas llegarán si el parón «se prolonga una semana más porque faltarán los productos químicos que utilizamos y de los que no solemos tener aprovisionamiento», añade. Aunque tampoco pueden dar salida a los productos, confían en que el cliente «comprenda que los retrasos se deben a causas ajenas a nosotros». La empresa, igual que el resto del sector industrial, espera que el conflicto se resuelva pronto para retomar la normalidad en la cadena de suministro.

La lista de empresas afectadas la completan SEG Automotive y Bridgestone, que la semana pasada se vieron obligadas a cesar la actividad. Si bien la planta automovilística retomó ayer el trabajo tras recibir «algún componente» que faltaba el viernes y les impedía trabajar. Por su parte, Bridgestone continúa parada y a partir de hoy solo acudirán a la planta los empleados «imprescindibles» de mantenimiento y almacén.

Lo que más inquieta del conflicto es que «no se ve el final», resume el presidente de CEOE- Cepyme, Enrique Conde. Y las posturas parecen enquistadas. Unas protestas que «se llevan por delante a otro sector», añade. Porque el problema con el precio del combustible es «generalizado» y «afecta a todo el mundo». En este sentido, Conde señala la inactividad del Gobierno central como culpable de la situación que atraviesan las empresas en la región: «Es vergonzoso la inacción por parte de los políticos». Y «preocupa» que termine por afectar a la inversión. En concreto, «que las empresas con el centro de decisión fuera de Cantabria se lleguen a plantear si merece la pena mantener toda la producción aquí o llevarla fuera», añade.