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ÁNGEL BLANCO ESCALONA
Martes, 14 de junio 2022, 10:37
Castilla y León ha esquivado la primera gran crisis empresarial pospandemia y lo ha hecho en el último minuto del tiempo de prolongación, gracias a una intervención 'externa' y con trifulca (política) final. La factoría de Aguilar de Campoo, Siro, que emplea a más de ... 300 personas, muchas de ellas cántabras, disfrutará de una segunda oportunidad como colofón a una crisis que durante nueve meses ha amenazado con llevársela por delante y en la que, en un principio, casi todo lo que podía salir mal, así salió. Desde la gestión empresarial a la comunicación con quienes eran parte esencial de la solución, pasando por el estado de las cosas en Castilla y León, entretenida con unas elecciones anticipadas y sin gobierno durante más de tres meses y medio. Al final, la ministra de Industria ha emergido como elemento fundamental en la resolución del conflicto, pero para llegar a buen puerto hubo antes una travesía que comenzó en septiembre del año pasado.
Acuciada por la falta de liquidez, Cerealto Siro Foods se ponía entonces en contacto con la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) en busca de una ayuda de 100 millones de euros en préstamos participativos convertibles en capital. La empresa palentina fundada por Juan Manuel González Serna en 1991 no lograba encontrar un socio o inversor y se encontraba entre la espada de su cliente principal, Mercadona, que iba trasladando productos a otros suministradores; y la pared de la deuda que mantenía con ocho entidades bancarias, un préstamo sindicado de algo más de 300 millones.
Para salir de un atolladero de este calado, cualquier posible salvador -y Siro negocia con al menos cuatro, desde la SEPI a Galletas Gullón, Biscuits Internacional o dos fondos de inversión- exige un plan de competitividad, que a la postre es sinónimo de ajuste y de rebajas salariales. Desde Fica-UGT explican que no fue hasta octubre de 2021 cuando la plantilla y los comités conocieron la gravedad de los problemas. Dicen que se sintieron engañados y que, aun así, ni siquiera percibieron que la empresa actuara con transparencia.
En los meses siguientes se pone de manifiesto que la estrategia de Siro, que es el resultado de la compra de sucesivas unidades de producción (Serna llegó a hacerse con 15 fábricas en dificultades, a la que añadió otras 11 para llegar a tener más de 5.000 empleados a comienzos de siglo) se le vuelve en contra. Ahora tiene cuatro grandes plantas y cuatro convenios colectivos, cuatro tablas salariales y cuatro comités de empresa. «Hace años que se pidió un único comité intercentros, pero el grupo nunca lo quiso», señalan desde UGT.
Pese a lo crítico de la situación, empresa y trabajadores van de desencuentro en desencuentro. Las conversaciones para llegar a un acuerdo en forma de plan de viabilidad se enquistan y se suceden las jornadas en las que el Servicio de Relaciones Laborales (SERLA) media para acercar posturas. La empresa guarda silencio mientras los sindicatos le dicen a todo aquel que quiere escucharles que el único objetivo de Siro es abaratar costes laborales y suprimir todos los derechos conseguidos sin aportar un plan industrial que dé futuro a las fábricas.Desde el Ministerio de Industria explican que la ministra se pone manos a la obra en febrero, tras una petición de ayuda de la empresa. El Gobierno, que ya había intervenido para que los bancos accediesen a aplicar una quita a la deuda (de entorno al 70%), participa en la búsqueda del inversor, que resultan ser los fondos Davidson Kempner, estadounidense, y Afendis, turco, tal y como se anuncia el 11 de marzo. Es un compromiso condicionado a la aceptación por parte de la plantilla del plan de competitividad.
Ya en el mes de marzo, cuando la empresa se prepara para que los trabajadores voten sobre las condiciones del plan que se les presenta, se producen incluso una decena de despidos en la planta de Toro, a los que sigue una semana de huelga en abril para revertirlos. En las semanas siguientes van produciéndose las votaciones y mientras Aguilar de Campoo (la última en incorporarse al grupo) dice 'sí', Venta de Baños rechaza el planteamiento.
Inmediatamente después, el 31 de mayo, Cerealto Siro anuncia que echará el cierre a su fábrica de galletas de Venta de Baños por sus altos sueldos y su nivel de absentismo. Ese mismo día vota Toro y dice 'no' al plan.
Durante las fechas centrales de la crisis de Siro, la empresa se topa con que Castilla y León se halla en 'modo pausa electoral'. El 20 de diciembre Alfonso Fernández Mañueco declara roto el gobierno de coalición con Ciudadanos y da inicio a un periodo de casi cuatro meses en la que todo está 'en funciones'. Hasta el 11 de abril no vuelve a haber ejecutivo en la comunidad, ahora con el PP en la cartera de Economía y Vox en las de Industria y Agricultura.
El desenlace es reciente y conocido. El 2 de junio, mientras la Junta hace llamamientos a la buena voluntad de todas las partes y critica a la ministra Reyes Maroto por «hacer oposición» con la crisis de Siro, la empresa se dispone a lanzar una 'bomba' informativa: el día 3 suspende la producción de todas las plantas al carecer de fondos. Ya la nómina de mayo no ha podido pagarla.El día 9, el pasado jueves, el proceso de gestación de la salvación de Siro empieza a ver la luz. También con su dosis de salsa agridulce. La Junta reúne en Valladolid a los comités de empresa, el empresario y los alcaldes de las localidades afectadas. Según algunos participantes, González Serna ofrece su patrimonio particular para mejorar el plan de viabilidad. Pero la solución ya no está en su mano, sino en las de los fondos de inversión. Y éstos están en ese momento al teléfono con Reyes Maroto. Así que el Gobierno 'saca' de la reunión a los representantes sindicales y se los lleva a Madrid.
Los representantes de las plantillas de todas las fábricas aseguran que descubren entonces, por boca de la ministra, la verdadera situación de pérdidas de la empresa. También escuchan una oferta mejorada, que les parece insuficiente, por parte del inversor, a quien el Gobierno le recuerda que ya están llegando los fondos europeos Next Generation y que tiene en marcha el PERTE agroalimentario. La negociación vuelve a complicarse porque en realidad es doble: la continuidad de la empresa por un lado y el intento de aliviar el cierre de la planta de galletas, por otro. Tras un receso a medianoche, una nueva propuesta recibe el beneplácito de la parte social.
El sábado, en las asambleas que finalmente dan su aprobación al plan de viabilidad, Maroto daba su última muestra de autoridad / golpe de efecto al presentarse en las factorías de Zamora y Palencia para pedir el 'sí' a los trabajadores porque, según dice, «no hay plan B». No debió de sentar muy bien en la Junta, ya que horas después la Consejería de Industria emitía un comunicado para afirmar que llevaba «meses trabajando para mantener la actividad industrial» y que «la labor coordinada entre las consejerías de Industria, Economía y Agricultura ha sido clave para que el inversor retomara las negociaciones». Culminado el rescate financiero de Siro, la contienda continúa. Pero ahora ya es solo política.
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