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Siempre se ha utilizado como referencia y referente. Tanto a la hora de plantear un modelo de ayuda pública -con un porcentaje de la inversión sufragado por las administraciones- como por la diligencia a la hora de acometer dicho abono, con un cheque en ... el bolsillo de la organización desde hace meses. Una fórmula que rinde fruto: Solvay acelera su programa de transición energética en Francia en contraste con la parálisis que vive un plan similar para el complejo industrial de Barreda, pendiente todavía de concretar si habrá fondos de los ministerios de Industria y Transición Ecológica. Más importante aún, cuándo llegaría ese dinero, puesto que los plazos apremian cada vez más.
De nuevo como comparativa, la última información disponible respecto al proyecto 'hermano' que se está levantando en la planta de carbonato ubicada en la localidad francesa de Dombasle. Los detalles se incluyen en la propia web de la química belga, con motivo de un acto institucional que tuvo lugar hace escasas semanas con la puesta 'simbólica' de una primera piedra.
Sobre todo simbólica, puesto que la estructura, que se está construyendo en colaboración con Veolia, tal y como se pretende acometer en Cantabria, arrancó sus trabajos en febrero. De nuevo, es la propia Solvay la que señala el tiempo que tardará el equipamiento, llamado a aportar la energía a través del combustible derivado de residuos: no estará operativo hasta el otoño de 2024. Esto es, cerca de 30 meses.
En teoría, estos plazos no encajan en la fábrica de Torrelavega, puesto que tanto externa como internamente se ha venido manejando como fecha límite el 1 de enero de 2025 para abandonar la quema del carbón. Al menos así figura en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec) que el Gobierno de España remitió a Bruselas en 2019, y al que Solvay presentó alegaciones. En el mismo, se fija como ese año el momento en el que las cogeneraciones de carbón nacionales dejarán de generar electricidad. Ese apartado es del todo singular, puesto que en España sólo hay una cogeneración de esta naturaleza, la que alimenta el proceso productivo de Barreda.
Atendiendo a estos factores, y si se replicara la hoja de ruta de la factoría de Dombasle, la caldera CDR de Cantabria difícilmente estaría lista para ese momento. No obstante, el Pniec se diseñó antes de la guerra entre Rusia y Ucrania y la crisis del gas, por lo que habrá que ver si por esa vía hay algún cambio.
No obstante, consultada por El Diario Montañés, desde Solvay Iberia apostillan que la fecha del 1 de enero de 2025 es una orientación y no una imposición normativa. A más, inciden en que la fecha comprometida por el Grupo Solvay a nivel mundial para abandonar el carbón es 2030. Como complemento, señalan que la transformación energética en Francia es de una mayor envergadura que en Cantabria al transferir toda la quema del carbón hacia una planta de combustible derivado de residuos. En Torrelavega, en cambio, las inversiones energéticas cuelgan de diversas patas: CDR, biomasa y gas natural.
Solvay señala que el plazo que se mantiene para el plan cántabro respecto a la caldera es del entorno de los dos años hasta su puesta en marcha. La organización insiste en su ambición de abandonar «cuanto antes» el carbón por nuevas fuentes energéticas a medida que se clarifique la situación.
Lo que sí es una obviedad es que la compañía necesita ya una respuesta clara y detallada, con plazos y cantidades, por parte del Gobierno de España sobre su apoyo al proyecto de Barreda para que la multinacional estire un poco más su paciencia en lugar de priorizar otros mercados y destinos. La ministra de Industria, Reyes Maroto, sostiene que la empresa tendrá fondos del Perte para la descarbonización.
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