La totalidad de la plantilla de SEG secunda la huelga

La huelga, que ha comenzado cuando aún era de noche, a las seis de la mañana, se está desarrollando de forma pacífica y sin imprevistos. ¿Dentro? Prácticamente nadie. Solo han dejado pasar a los servicios mínimos (un vigilante de seguridad y el de mantenimiento de instalaciones), mientras que fuera se concentran cerca de 200 trabajadores de los distintos turnos arropados por jubilados de la planta y familiares.

Poco antes de las ocho y media de la mañana han intentado sin éxito entrar la planta a bordo de un coche el director de Producción de SEG para Europa, Iñaki Calvo; el gestor de la planta, Markus Littig, y el director de Recursos Humanos, Samuel González. Los trabajadores han impedido su entrada y estos se han bajado del vehículo para charlar brevemente.

Los miembros de la dirección han planteado al comité de empresa en ese momento mantener una reunión «informal» en el interior de la planta, algo que han rechazado. También les han propuesto celebrar esta tarde una nueva reunión en el Orecla- sería la tercera en este organismo- , pero los afectados se han negado si no hay una propuesta «nueva» encima de la mesa.

El presidente del comité de empresa, Moisés Huerta, deja la puerta abierta al diálogo y a mantener contactos siempre y cuando no se produzca ningún despido. «Eso es innegociable y menos con una indemnización, que no es la que se recoge en el acuerdo de garantías que firmamos en su momento con Bosch», sostiene. «Y poco se puede avanzar mientras no se muevan de sus exigencias».

El comité de empresa ha pedido a la dirección que si hay excedente de plantilla se establezca «una salida ordenada», con acceso a la jubilación y si existen picos de producción, en vez de externalizar mano de obra, se contrate personal «con salario de entrada». En ningún caso, dice, se van a quedar de brazos cruzados ante la pretensión de la compañía de echar a 275 compañeros. Huerta teme que el actual plan de ajuste dé lugar en un futuro a la «deslocalización» de la factoría para llevársela a Hungría con el fin de ahorrar costes. «Esta planta es el motor económico de la comarca oriental de Cantabria y su cierre sería un debacle».

Los empleados reconocen que viven estos días con miedo e incertidumbre pero tienen claro que van a luchar por sus puestos de trabajo hasta conseguir que la empresa reaccione. «Si no convocábamos esta huelga indefinida nos iban a comer», señala Huerta, que se ha mostrado «contento» por el unánime respaldo de los trabajadores.

La convocatoria de huelga se ha solicitado para cinco semanas, pero confían en que a medida que pasen estos primeros días se produzcan acercamientos, de lo contrario se mantendrán firmes. «Estaremos aquí el tiempo que haga falta».

Hasta la factoría de Treto, también se han acercado a lo largo de la mañana para mostrar su apoyo alcaldes socialista de la comarca oriental junto a la secretaria de organización del partido, Noelia Cobo, así como los diputados del PRC en el Congreso, José María Mazón; y José Miguel Fernández, Viadero; en el Senado. Además, son muchos los conductores que al pasar frente a la planta hacen sonar su claxon como gesto de apoyo, que los afectados agradecen con aplausos.

La Dirección de SEG, que esta mañana no pudo acceder a su puesto de trabajo, está sentada junto a parte del Comité de Empresa para tratar de alcanzar finalmente un acuerdo. Otra vez. La compañía recuerda que se han mantenido 20 reuniones informales y dos oficiales. Tres si la plantilla acepta sentarse esta tarde en el Organismo de Resolución Extrajudicial de Conflictos Laborales (Orecla), aunque por el momento no está confirmado. «Hasta que no haya una propuesta nueva no nos sentaremos a negociar otra vez», dicen desde el comité.

En las últimas reuniones mantenidas, la dirección ha mostrado su «voluntad y disposición» a negociar todos los extremos del plan «sin ningún tipo de limitación», y en este sentido ha ofrecido formalmente, aceptando la propuesta de la parte social sobre distintos aspectos. El primero, «iniciar un proceso de negociación abierto en el que se incluyen todos y cada uno de los puntos del plan de viabilidad, estableciendo un calendario y proceso de negociación de diez días. Dicho plan la empresa aceptaría que tuviese un período de aplicación de hasta cinco años, reduciéndose el número de afectados para 2021 a 140» frente a los 160 previstos inicialmente si la reestructuración debe digerirse en tres años. Además, «la salida de los trabajadores se establecería de forma ordenada y bajo criterios objetivos acordados por las partes. Todo trabajador afectado que lo desee tendrá asegurado un puesto de recolocación alternativo. Durante dicho período de cinco años se establecerían garantías para aquellos trabajadores que continúen en la empresa», explica en un comunicado la empresa.

La Dirección ha venido enumerando días atrás, cuando se comenzó a hablar de la posibilidad de llevar a cabo una huelga en la fábrica, las consecuencias que traerían el parón, tanto para la imagen de la empresa como respecto a las decisiones que puedan tomar los clientes y la gerencia de SEG sobre productos de futuro, inversiones y proyectos para la fábrica cántabra. «Nuestros clientes se pueden mover a la competencia, cambiar sus planes con respecto a nuestra fábrica (solicitar la fabricación en otros países, romper acuerdos) y Treto podría llegar a cerrar, pudiendo únicamente asumir el coste indemnizatorio derivado de lo legalmente establecido, muy inferior a las cuantías indemnizatorias que estamos ofreciendo actualmente», ha dicho la empresa.

Para el coordinador de Izquierda Unida en Cantabria, Israel Ruiz Salmón, esa mala imagen a la que hace alusión la empresa «se cuida manteniendo los puestos de trabajo».

Salmón ha estado a primera hora de la mañana de este lunes acompañando a la plantilla de SEG en la primera de las jornadas de la huelga indefinida convocada ante la «cerrazón» de la empresa a negociar una solución «digna».

El coordinador de IU Cantabria ha reprochado a la empresa su «frivolidad» con estas declaraciones: «La dirección de la planta debe pensarse que los trabajadores convocan una huelga por gusto y no por necesidad y como respuesta a que un tercio de la gente se quede en la calle».

«Si SEG Automotive quiere cuidar su imagen, que no prescinda del puesto de trabajo que da el pan a 275 familias cántabras», sentenciaban Ruiz Salmón, lamentando la «lejanía» de la empresa con una fábrica «histórica» para la comunidad, que «ha levantado con su esfuerzo una plantilla que ha estado ahí siempre, antes de la llegada de muchos de los directivos «sobre quien no se está cargando ni la responsabilidad de lo sucedido ni las consecuencias».