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Gaspar Anabitarte. Secretario general de UGAM-COAG de Cantabria
«El turismo ha demostrado con el covid-19 una enorme vulnerabilidad, pero puede ser un complemento, si huimos de convertir el campo en un parque temático»

«El turismo ha demostrado con el covid-19 una enorme vulnerabilidad, pero puede ser un complemento, si huimos de convertir el campo en un parque temático»

Miércoles, 17 de febrero 2021, 11:10

Sin contar con ningún antecedente familiar en el campo, un año más tarde de licenciarse en Biología pos la Universidad de Salamanca, Gaspar Anabitarte compró sus primeras cinco novillas en 1980; en 1981 comenzó a ordeñar sus, por aquel entonces, 12 vacas. «Llegué a tener casi cien cabezas de frisonas y ordeñar una cuarentena con una cuota láctea de 350.000 litros y una finca de 35 hectáreas». En 2005 comenzó un proceso de desintensificacion de la producción que desembocó en la producción de leche ecológica, sector al que se dedica en la actualidad. Su carrera siempre ha estado vinculada, además, a los movimientos asociativos. En 1983 entró en la junta directiva de la Cooperativa Valles Unidos del Asón, donde llegó a ser vicepresidente; participó en la creación del Laboratorio Interprofesional Lechero de Cantabria, siendo su presidente en dos ocasiones en representación de UGAM-COAG, donde se afilió en 1992; cuatro años más tarde asumió la representación nacional del sector lácteo de la COAG; intervino, también, en la fundación de la Interprofesional Láctea Española cuya presidencia ostentó durante dos años; fue vicepresidente de la Asociación Frisona de Cantabria; y, finalmente, fue elegido, en 2010, secretario general de UGAM, cargo que revalidó hace dos años.

–Desde su punto de vista, ¿qué consecuencias económicas y sociales está suponiendo la crisis del covid-19 en el entorno rural?

–Nuestras condiciones de trabajo apenas han cambiado. En nuestra economía, en cambio, sí se nota, aunque al ser una actividad de primera necesidad está siendo menos dañada que otros sectores económicos. Lo que sí es importante es el cambio que se está produciendo en la percepción urbana del medio rural, que comenzó a cambiar con las movilizaciones del campo y el covid-19 ha reafirmado el interés por ese medio rural. Sin duda es una oportunidad para estos entornos.

–Hemos visto que una de estas consecuencias ha sido el auge del turismo en estas zonas, ¿puede este sector comer terreno al primario como herramienta generadora de empleo y a su capacidad de dinamización económica? ¿Cómo afectaría al medio rural?

–Sería una catástrofe. Debemos comprender que el campo es el medio de producción de alimentos y materias primas, es imprescindible, todo lo demás puede ser complementario: sector primario-secundario y terciario. El turismo ha demostrado con el covid-19 una enorme vulnerabilidad, pero puede ser un complemento, si huimos de convertir el campo en un parque temático.

–En esta línea, la creación de nuevos nichos de mercado puede ser una herramienta para fomentar el desarrollo rural pero, ¿deberían estas políticas ir orientadas a renovar y hacer más competitivo al sector agroalimentario?

–La renovación es siempre imprescindible para adaptarse a los nuevos conocimientos, otra cosa es la competitividad. Tal cual se plantea el futuro, ¿qué priorizamos garantizar la alimentación de nuestra sociedad en cantidad y calidad suficientes con nuestros propios medios y dentro de nuestras posibilidades, o quedamos en manos de los mercados internacionales? Hoy, ante una crisis alimentaria, una ciudad como París tiene la capacidad de cubrir sus necesidades de cuatro días, sin embargo, en China es capacidad es de un año y medio.

–Los TRI apuestan por un nuevo modelo de desarrollo rural inteligente y sostenible, ¿supone esto una transformación de las actividades productivas?

–En el último medio siglo el territorio rural ha discurrido por caminos de dudosa sostenibilidad, tanto medioambiental como económica y social, de ahí su declive. La agricultura y ganadería entró en un proceso de intensificación donde ha primado la cantidad en busca de los mercados internacionales. Pero esto está generando graves problemas ambientales y una vulnerabilidad enorme atrapados en oligopolios, por no hablar del enorme daño causado en terceros países. Europa tiene una grave responsabilidad en los problemas alimentarios que azotan a la humanidad. La futura PAC está señalando un camino de sostenibilidad que hay que ver en qué va a quedar, pero es el factor más decisivo para la necesaria transformación del modelo productivo.

–En su opinión ¿qué medidas estratégicas debería contemplar un plan de desarrollo rural sostenible e inteligente?

–En primer lugar, el campo nos tiene que garantizar la alimentación que es la cuestión humana básica e ineludible. Son los poderes públicos los que deben implementar un sistema que cubra las necesidades para el desarrollo de la sociedad armónico y, por lo tanto, sostenible. Como decía, en Europa es la PAC, con toda su potencia, la principal herramienta de cambio. En este momento se está negociando su futuro. Hay una estrategia ya definida que se llama 'De la granja a la mesa' y que, desde nuestro punto de vista, si en las negociaciones se respeta, debe ser una garantía para la sociedad europea. En ella, el medio ambiente y la seguridad y calidad de los alimentos son los carriles por los que circulará la agricultura y lo rural en Europa. Todo esto para nuestra organización se condensa en la soberanía alimentaria.

–¿Puede presentarse la ganadería como una de las actividades indispensables para el cumplimiento de los ODS y por lo tanto para la consecución de unos entornos sostenibles?

–En Cantabria especialmente es la ganadería de rumiantes y herbívoros indispensable para la existencia de los pastos. Y los pastos naturales son el principal sumidero de carbono del que disponemos para la mitigación del cambio climático. Y, además, curiosamente, la calidad diferenciadora de los productos de origen animal que tenemos en Cantabria depende de esos pastos, como demuestran las investigaciones realizadas por el Cifa.

–¿En qué medida la digitalización de los entornos rurales afecta o beneficia a la competitividad del sector?

–No se trata tanto de la competitividad como de estar bien anclado en el desarrollo social. El campo no puede dejar pasar el tren. No es cuestionable que la digitalización es ya el presente y no es posible mantenerse al margen. Este proyecto de TRI es tan importante precisamente porque es la herramienta para construir el futuro de nuestro campo. Pero en todo caso no olvidemos que el Quijote lo escribió Cervantes, no la tinta el papel y la pluma.

–Ya como punto final, ¿cómo definiría usted un Territorio Rural Inteligente?

–El medio rural es la expresión de la inteligencia humana para adaptarse a la naturaleza, y la naturaleza da poco margen de maniobra; frente a una nevada el campesino dice: 'año de nieves, año de bienes', mientras que el ciudadano grita: '¡socorro, catástrofe!'.

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