Alquiler residencial vs. alquiler turístico en Logroño: ¿qué me conviene más?

Son muchos los que confían en el ladrillo para hacer brillar sus ahorros. Cualquiera que tenga una cantidad acumulada en el banco, busca la fórmula para que ese importe no pierda valor debido a la inflación. Uno de los caminos más transitados a la hora de poner a trabajar nuestro dinero es la inversión inmobiliaria. La vivienda es el activo estrella, ya que todos nos hemos relacionado con los trámites que implica una hipoteca o un alquiler y tenemos suficientes habilidades para convertirnos en pequeños tenedores y disfrutar de unos ingresos recurrentes.

Sin embargo, lo que quizá no se tenga tan claro es si conviene más decantarse por el alquiler residencial o el turístico. Ambas modalidades tienen sus pros y sus contras. Del lado del alquiler de larga duración, tenemos la seguridad de que estaremos cobrando una mensualidad fija sin sobresaltos, aunque puede darse el caso de que se produzcan impagos y haya que iniciar un tedioso proceso legal. Un buen inquilino da seguridad económica, además de tener, por descontado, la casa mucho más cuidada, algo que lleva aparejado el que sea su domicilio o no un sitio de paso.

Con el alquiler vacacional, obtendremos más dinero, pero dado que las estancias son más cortas, habrá que hacer seguimiento de los huéspedes más de continuo, lo que implica tiempo y esfuerzo. Esta gestión de reservas no impide que tengamos problemas de comportamiento incívico, pues hay turistas que pasan por la vivienda como un terremoto y, además de molestar a los vecinos, rompen cosas. Por otro lado, al tener la casa vacía por temporadas, nos arriesgaríamos a una posible ocupación ilegal.

En Logroño, entre los factores que inclinarán la balanza hacia el arrendamiento de corta estancia o al tradicional también se encuentra nuestra propia situación personal. Quizá prefiramos el alquiler vacacional porque tenemos pensado pasar unos meses en la vivienda cada año. O prefiramos el turístico porque la tarea de atender a los viajeros represente una salida profesional completa para nosotros.

Según los datos del INE, de los casi 320.000 habitantes que vivían en La Rioja en 2022, alrededor del 47% están concentrados en Logroño. La capital riojana es, con más de 150.000 habitantes, la ciudad más densamente poblada de la región, a bastante distancia de la siguiente en el ranking, que es Calahorra (24.654). Por detrás de estos dos enclaves, solo hay tres municipios que superen los 10.000 habitantes: Arnedo (15.017), Haro (11.634) y Lardero (11.094).

Orgullosa capital del enoturismo, Logroño atrae a miles de turistas cada año, no solo por sus caldos, sino también por las tapas que los acompañan, convirtiendo la calle Laurel y sus aledaños en un hervidero. Más allá de la oferta hotelera, Logroño también está salpicada de apartamentos turísticos, abarcando la mayor parte de los casi 600 con los que contaba La Rioja el pasado mes de junio. Con un precio por noche de media de 157 euros y de 1.099 por semana, según Likibu, alojarse en la capital riojana reporta unos ingresos para el propietario nada desdeñables.

En cuanto al alquiler tradicional, según el último informe de precios de alquiler de pisos.com ofrece una visión menos optimista. El piso tipo de alquiler en La Rioja registró en julio de 2023 un precio medio de 4,69 euros por metro cuadrado, lo que supuso un descenso mensual del -2,09%, el más alto de España. Respecto a julio de 2022, el recorte fue del -19,55%, el segundo más llamativo del país. En cuanto a la capital, Logroño marcó en ese mismo mes un precio medio de alquiler de 8,24 euros por metro cuadrado, colocándola entre las capitales más asequibles de España. Con una subida mensual del 1,07% e interanual de 6,83%, un piso de 90 metros cuadrados en alquiler en Logroño costaría unos 422 euros. Sin duda, el alquiler turístico sería más rentable, pues en una sola semana se sacaría lo que se obtiene en un mes con un inquilino de larga duración.

Al margen del plano puramente económico, también hay que tener en cuenta cuestiones como la fiscalidad, que tiene más aristas en el caso de los alquileres turísticos, además de la regulación regional y municipal. Del lado del alquiler residencial, no podemos perder de vista las implicaciones de la nueva Ley de Vivienda. Para el director de Estudios de pisos.com, Ferran Font, esta normativa «otorga mayor protección al inquilino y establece límites de precio en los alquileres, por lo que no es de extrañar que presenciemos una mayor efervescencia del alquiler turístico».