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La realidad del nuevo escenario económico también se ha impuesto en uno de los componentes del Plan de Recuperación sobre el que se habían depositado las más altas expectativas por su impacto económico y social: el que engloba el Plan de Rehabilitación y Regeneración Urbana ... en el país.
En la adenda al documento aprobada esta semana por la Comisión Europea, Bruselas advierte los «retrasos causados por la lenta adopción de las ayudas para la renovación», en un momento en el que los altos precios de los materiales han provocado una menor demanda a lo esperado en este tipo de obras. Así que no ha quedado otro remedio que desplazar los objetivos iniciales, retrasando un año, hasta finales de 2024, el plazo para solicitar las ayudas fiscales soportadas con dinero europeo y, por tanto, el inicio de las rehabilitaciones.
La patronal del sector, Andimac, ya llevaba tiempo advirtiendo que esa extensión de los plazos sería necesaria para cumplir los compromisos. Denuncian la carga burocrática para gestionar los fondos europeos y, sobre todo, un «sistema de ayudas muy disperso» entre administración central y comunidades autónomas que dificulta, y mucho, la ejecución de los proyectos. Por no hablar de que «en España no existe una cultura del mantenimiento», tal y como indica Sebastián Molinero, secretario general de Andimac. Por eso, urge a «acelerar los recursos para desatascar la baja tasa de rehabilitación en España, que actualmente ronda el 0,12% cuando debiera estar en el 1,1%».
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La rehabilitación energética también se torna clave en este proceso. Sobre todo porque, según recuerda Molinero, la calificación de ocho de cada 10 viviendas ya existentes es ahora E, F o G, en términos de emisiones. Solo el 0,3% alcanzan la certificación A. El problema es que la normativa europea pretende que para 2033 solo se puedan transaccionar viviendas con Certificado de Eficiencia Energética igual o superior a la letra D. Es decir, ese 80% con 'notas' inferiores no se podrían ni vender ni alquilar si no se rehabilitan, con lo que eso supondría para el patrimonio de las familias españolas, íntimamente ligado al ladrillo. «Según el Banco de España, la vivienda y las propiedades inmobiliarias representan el 70% de la riqueza total de las familias», explican desde Andimac.
Ante este escenario, la patronal llama la atención sobre la necesidad de acelerar otro de los pilares de la rehabilitación dentro del Plan de Recuperación: el programa de ayudas para desarrollar el denominado Libro del Edificio Existente, «una suerte de ITV» para detectar posibles problemas en las vivienda y elaborar un plan de actuación».
Molinero recuerda que no solo se trata de evitar el patrimonio inmobiliario de los españoles, sino también su propia seguridad a futuro. Y es que hay que tener en cuenta que en España cerca del 45% de los edificios es anterior a 1980, tratándose de un porcentaje que se eleva hasta el 50% en el caso de los edificios de uso residencial, y una cifra de 9,7 millones de viviendas. A su vez, se estima que alrededor de 1 millón de viviendas están en estado deficiente, malo o ruinoso.
«En un parque que en la próxima década entra en edades de 70, 80 o 90 años, es necesario reforzar el mantenimiento», expresa Molinero. «Los ayuntamientos deberían aprovechar la llegada de los fondos europeos para impulsar los informes de evaluación de edificios, documentos que avalan o marcan el camino para garantizar el buen estado de conservación del inmueble y la seguridad de los ciudadanos», insiste.
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