La Zona Franca, en busca de más negocio

ESPECIAL PUERTO DE SANTANDER ·
Está previsto que, antes de que termine el año, se haya instalado otra empresa en la parcela donde se levantaba la nave de Cementos Alfa

José Ahumada

Santander

Viernes, 29 de enero 2021 | Actualizado 30/01/2021 07:24h.

Santander cuenta con una de las siete zonas francas que existen en todo el país, espacios que tienen como principal característica no estar sujetos a los aranceles aduaneros, a los impuestos ordinarios ni a otras normativas que regulan la importación o exportación de determinados productos. Son precisamente esas ventajas financieras las que constituyen su atractivo para empresas que tengan interés en producir en Cantabria y enfocar su actividad al comercio exterior, sin estar sometidas a esfuerzos impositivos.

La Zona Franca de Santander se constituyó hace cuatro años, heredera del Depósito Franco en funcionamiento desde 1918, pasando de ser una entidad privada a otra pública, perteneciente al Ministerio de Hacienda y con autorización para poder extender las ventajas fiscales y aduaneras a las empresas que operan por el Puerto. Cuenta con 30.000 metros cuadrados de superficie ubicados en la zona portuaria, en los que se levantan trece almacenes y seis tanques para graneles líquidos, entre otras instalaciones, y dispone además de otros 7.000 metros cuadrados en otras ubicaciones. En su apuesta por crecer, siguiendo el guión de un plan estratégico a desarrollar de 2020 a 2022, pretende potenciar todos sus recursos, buscando nuevos espacios para ampliar y mejorar sus equipamientos con el fin de atraer nuevas empresas.

Precisamente, uno de los objetivos para este año será sacar a concurso la parcela antes ocupada por Cementos Alfa, de modo que pueda haber otra firma instalada en ese terreno durante el último cuatrimestre de 2021. «Ofrecemos a las empresas un lugar privilegiado en recinto portuario, con acceso directo a los muelles, una posición logística absolutamente privilegiada», explica Francisco Fernández Mañanes, delegado especial de la Zona Franca, quien recuerda también que sus almacenes y tanques permiten el depósito de mercancía sin límite de tiempo y que, además de generar actividad, este ente contribuye a reforzar la que se desarrolla en el Puerto.

La Zona Franca santanderina cerró 2020 con una facturación de 1,4 millones, con una sensible caída respecto a ejercicios anteriores (1,9 en 2019; 1,8 en 2018), achacable en gran medida a las consecuencias de la pandemia en la economía y el comercio mundiales. En todo caso, recuerda Mañanes, el balance ha seguido arrojando beneficios. «Es una entidad que nunca ha recibido ayuda ni subvención, y es perfectamente autosuficiente». «Nosotros tenemos una idea clara, que es mantener esta posición privilegiada con la potenciación de todos los activos de la Zona Franca, con inversiones en las naves que se han quedado más obsoletas. A partir de ahí, sabemos que el negocio de los graneles líquidos tiene un valor añadido mayor y es otro de los negocios a los que queremos dar un impulso», señala Mañanes.

Se trata de proyectos viables para la Zona Franca, que dispone de «cierto músculo financiero» tras la autorización, este año, de una financiación de cuatro millones de euros para acometerlos, algo que prueba a la vez «la solvencia de la actividad, que cuenta además con cuentas saneadas y un patrimonio de más de diez millones de euros». A medio y largo plazo, la Zona Franca de Santander busca crecer y ampliar sus instalaciones. «La idea principal es seguir en el ámbito del Puerto por la actividad que desarrollamos y por las sinergias. Estamos estudiando posibles ubicaciones con la Autoridad Portuaria que permitan ampliar nuestras actividades», indica el delegado especial.

El presidente saliente del Puerto, Jaime González, aludió recientemente a la posibilidad de que la Zona Franca se trasladara al oeste del puente de la Lonja para favorecer su ampliación ante las perspectivas de incrementar su actividad por el interés empresarial.