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La Zona Franca de Santander y Cementos Alfa han llegado a un acuerdo para poner fin al contrato entre las partes y proceder al derribo de los viejos silos que alberga la instalación en terreno portuario, unos inmuebles en desuso. La organización que preside Modesto ... Piñeiro calificó como «gran noticia» el pacto, con el que se pretenden liberar 3.000 m2 para nuevas actividades en los muelles de la capital autonómica.
«Se pone fin a una instalación obsoleta y antiestética, pudiéndose recuperar para la actividad portuaria unos terrenos en situación privilegiada. Además, se mejora la vista general de la zona y de la ciudad de Santander, por lo que no creo que los vecinos los vayan a echar de menos», apuntó Fernando Cámara, gerente de la Zona Franca.
73% ha crecido el Ebitda de la Zona Franca de Santander tras la mejora de la actividad.
53 metros de altura tienen los vetustos silos en su parte superior, por lo que su derribo modificará la primera línea marítima del centro de la ciudad de Santander.
Operación delicada La Zona Franca ya cuenta con que los trabajos de demolición será complejos. La cercanía del Barrio Pesquero y otras instalaciones invalida el uso de explosivos.
1967 fue el año en que se abrieron los almacenes, que actualmente se hallan en desuso.
Volumen Los silos ocupan cerca de 10.300 m3 de hormigón y ferralla. Se espera que los trabajos causen la mínima afección al entorno durante los meses de ejecución.
La actuación, que aún debe obtener el apoyo de la Autoridad Portuaria y del Ayuntamiento de la capital -ambos forman parte del consorcio de la entidad-, supondrá dar un salto al futuro en el entorno, toda vez que los edificios datan de 1967.
Una vez aprobada en Pleno la decisión, aún faltan por concretar los detalles de la demolición. La operación supondrá la retirada de cerca de 10.300 m3 de hormigón y ferralla, por lo que desde la Zona Franca ya avanzan que será una tarea «delicada» con objeto de que la obra cause «las mínimas afecciones al entorno y a la actividad», ejecutándose en el menor tiempo posible.
No sólo eso. La Zona Franca ya ha fijado el calendario de plazos y, a través del propio Cámara, adelanta que la previsión para que el espacio quede libre gira en torno a la Semana Santa de 2020. En cifras, el proyecto requerirá de entre «cuatro y cinco meses para la resolución de temas burocráticos, permisos, proyectos definitivos...». La ejecución del derribo llevará entre dos y tres meses adicionales.
La decisión no es baladí. No en vano, desde la Zona Franca señalan que los silos atesoran la condición de inmuebles más altos de la ciudad. En la zona más elevada, 53 metros que «condicionan, aún más, la operación». ¿En qué sentido? Pues que, dada la cercanía con el Barrio Pesquero y otras instalaciones, el uso de explosivos está totalmente descartado.
El gerente de la Zona Franca igualmente agradeció a Cementos Alfa su «grandísima colaboración» con la mejora del entorno y el incremento de actividad. Aún no están decididos los futuros usos para estos terrenos.
El Pleno del Consorcio de la Zona Franca de Santander, entidad pública estatal, igualmente presentó ayer las cuentas correspondientes al ejercicio 2018, un balance que cuenta con el informe favorable por parte de la Intervención General del Estado en Cantabria.
El documento evidencia que la organización, desde su cambio de figura jurídica tras el Depósito Franco, no ha parado de crecer y arrojó el pasado año un incremento del 28% en su cifra de negocio en relación a 2017, año en que ya registró una subida del 17% en su facturación. En consecuencia, el beneficio bruto antes de amortización, esto es, el Ebitda, sufrió un espectacular incremento del 73%.
Pero hay más. La Zona Franca se prepara para nuevas inversiones, con una estimación por encima de los tres millones para este apartado. En este sentido, las últimas actuaciones resultaron, «evidentemente, muy rentables». Entre ellas, los tanques metálicos para líquidos, inaugurados en noviembre de 2017; así como la subida general de los tráficos, pilar en que se ha sustentado la mejoría tanto de la actividad como de los beneficios. El futuro, por tanto, se intuye «muy esperanzador».
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