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El gobierno de Trump ha puesto en pausa toda la ayuda a Ucrania, «hasta que determinen que los ucranianos tienen intención de negociar la paz ... de buena fe». Así de contundente es la información difundida por la cadena FOX, citando fuentes de «altos cargos de la administración».
Es un paso más a lo declarado por el presidente esta pasada tarde, cuando dejó claro a Zelenski que todo lo que diga puede ser utilizado en su contra. Esos son los derechos que alguien debería haber leído al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, antes de entrar el viernes al Despacho Oval para firmar un acuerdo que no se fraguó, pero que tampoco ha muerto. De hecho, Donald Trump insinuó este lunes que podía tener un anuncio que hacer para su primer discurso de hoy en una sesión conjunta del Congreso.
El nuevo traspiés de Zelenski, a ojos del mandatario estadounidense, llegó de vuelta a Kiev el domingo por la noche, cuando un reportero le preguntó por la nueva iniciativa europea. «Estamos hablando de los primeros pasos, no quisiera hablar mucho hasta que esté en papel. El acuerdo para acabar con la guerra está todavía muy, muy lejos».
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Sus declaraciones viajaron hasta Washington a través de la agencia Associated Press, que la Casa Blanca ha vetado del Despacho Oval, y desataron una tormenta de rabia. «Es lo peor que podía decir», bramó Trump en su red Truth Social. Más tarde añadiría en el Salon Roosevelt: «No soy fan de AP, a lo mejor la declaración es incorrecta», concedió para dar una oportunidad a Zelenski a corregir su declaración. «Quiero que las muertes cesen ya, no en cuestión de años».
El mandatario prometió en campaña resolver esa guerra «en 24 horas». Colgarse la medalla le permitiría incluso postularse para el Nobel de la Paz que Obama consiguió antes incluso de llegar al poder. La resistencia de Zelenski, que insiste en una paz «justa, con garantías de seguridad», se interpone en su camino a la gloria, porque Trump no quiere comprometer a EE UU en ese proceso, ni defender su integridad territorial o admitir su ingreso en la Alianza Atlántica, y se anticipa como un simpatizante de Rusia que daría a Vladímir Putin la victoria.
64.000 millones
de dólares en armamento y equipamiento militar ha enviado Estados Unidos a Ucrania desde el inicio de la invasión rusa.
La resistencia de Zelenski está dando algunos frutos, porque ahora Trump sabe que necesita contar con él para alzar el trato que tanto ansía. «Te diré algo, para bailar el tango se necesitan dos y vas a tener que hacer un acuerdo con Rusia y otro con Ucrania», concedió este lunes.
«Se necesitará el visto bueno y el consentimiento de las naciones europeas, eso es importante, y también el nuestro», añadió. Una visión negociadora mucho más inclusiva que la que mostró su vicepresidente en la conferencia de Munich o los primeros pasos de sus propias llamadas. «Creo que todos tienen que sentarse en una sala, por así decirlo, y tenemos que llegar a un acuerdo que se puede cerrar muy rápido. No debería ser tan difícil de lograr».
Su frustración deja también de relieve que Zelenski es quien se interpote en la consecución de sus planes, por mucho que este repita que no va a dimitir. «Puede que alguien no quiera llegar a un acuerdo. Creo que esa persona no estará mucho tiempo en el panorama. No será escuchada por mucho tiempo, porque creo que Rusia quiere llegar a un acuerdo. Y, sin duda, creo que el pueblo de Ucrania quiere llegar a un acuerdo».
Su paciencia se está agotando. Trump es un firme creyente de la mano dura. Está convencido de que «este tipo no quiere la paz, mientras tenga el respaldo de EE UU», así que parece dispuesto a retirárselo bruscamente para ponerlo de rodillas. Este lunes le lanzó una dura advertencia, asegurando que «Estados Unidos no lo tolerará mucho más tiempo» si no muestra una actitud más alineada con sus exigencias.
El comentario llega en un momento crítico: el flujo de armas estadounidenses hacia Ucrania se ha reducido a casi cero desde que ascendió al poder el 20 de enero, y podría cesar por completo en cualquier momento. Zelenski no tardó en corregir su nuevo resbalón con una publicación en X en la que insistió dos veces en «acabar con esta guerra tan pronto como sea posible».
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Pese a los oscuros nubarrones que se ciernen sobre su país, el mandatario ucraniano dice mantenerse optimista y promete anunciar «otros pasos pronto». En una comparecencia celebrada en Londres el domingo por la noche, tras reunirse con el primer ministro británico, Keir Starmer, el presidente ucraniano insistió en que la alianza con EE UU es más fuerte que cualquier crisis política. «Creo que nuestra relación continuará, porque es más que una relación circunstancial», afirmó.
Pero las señales de Trump van en la dirección contraria. Desde su investidura, el Pentágono no ha anunciado ni un solo paquete nuevo de ayuda militar a Ucrania. La Casa Blanca ha dejado claro que cualquier asistencia futura será usada como herramienta de presión, y fuentes oficiales han advertido que todo el apoyo restante podría cancelarse inminentemente.
Esta situación contrasta con la que se vivía desde el inicio de la invasión rusa, en febrero de 2022, cuando los paquetes de asistencia se anunciaban casi cada dos semanas bajo la administración de Joe Biden, con un suministro constante de artillería, misiles y vehículos blindados.
Pero con Trump en la Casa Blanca, el ritmo se ha desplomado. Han pasado 50 días sin que el Departamento de Defensa apruebe un nuevo envío de armas, y todo indica que las últimas entregas firmadas por Biden serán las últimas que Ucrania reciba de Washington y puede que ni esas. Fuentes del 'New York Times' en el Gobierno aseguraron que el presidente podría ordenar la cancelación inmediata de todos los envíos restantes, incluidos los últimos cargamentos de municiones y equipos que aún quedan en tránsito. Se habla incluso de cancelar la ayuda en Inteligencia y el entrenamiento de pilotos.
El choque entre ambos líderes alcanzó su punto crítico el viernes, en una tensa reunión digna de un 'reality show' nunca visto en el Despacho Oval. Mientras Zelenski intentaba explicar las razones por las que no se puede confiar en Putin, Trump y su vicepresidente J.D. Vance le humillaron reprochándole repetidamente su falta de gratitud y le exigieron un cambio de tono. «Debería estar más agradecido por la ayuda de Estados Unidos», insistió Trump.
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