El homicida de Nottingham padecía trastornos mentales

Vecinos los retratan como una buena familia, con los dos padres trabajando, ella como enfermera y él como asistente social. Acuden regularmente a una iglesia cristiana en el vecindario. Los tres hijos habrían sido buenos estudiantes. Sus conocidos no recuerdan haber visto a Valdo Mendes desde que se marchó a estudiar en la universidad.

Residente legal en el Reino Unido por su nacionalidad portuguesa, Mendes, de 31 años, comparecerá este sábado en un tribunal para ser identificado y declarar su culpabilidad o inocencia de los tres cargos de asesinato y de tres de intento de asesinato que le ha presentado la Policía tras cuatro días de detención.

Sus dos primeras víctimas fueron una pareja de brillantes estudiantes, de 19 años, que regresaban a su domicilio. Posteriormente intentó entrar por la ventana en un apartamento de una residencia para personas sin casa. El ocupante de la habitación logró rechazarlo. Minutos después acuchilló a un hombre de 65 años, responsable de mantenimiento de una escuela, cuando montaba en su furgoneta de trabajo.

La Policía ha enviado un dossier sobre lo que ocurrió después al ente que investiga intervenciones en las que se cometen posibles errores de procedimiento. Un coche de la Policía, con un solo agente en su interior, divisó a la furgoneta «durante menos de un minuto». Respondía al atropello de un hombre que se encuentra en estado crítico. Se investigará si la presencia de las autoridades «influyó en el choque de la furgoneta» con una pareja que esperaba en una parada de autobús, y padeció lesiones leves. Minutos después detuvieron al homicida.

Testimonios en la prensa británica registran que una excompañera de piso de Valdo Mendes en Nottingham le recuerda como una persona cordial y seria, pero que en los últimos tiempos de su estancia decía que oía y veía voces, y cosas que no existían. Un hombre que le conoció en tiempos recientes afirma que permanecía sentado en el fondo de la habitación, fumando y bebiendo, cuando visitaba la residencia de un amigo común. El pasado agosto aporreó la puerta del servicio de inteligencia, MI5, hasta que le abrieron. Fue anotada su identidad y le echaron del edificio.

Los familiares de las víctimas han sido el foco de sucesivas reuniones, el miércoles y el jueves, en las que, junto a estudiantes y ciudadanos de Nottingham, y acompañadas por dirigentes políticos locales y nacionales, se ha podido expresar públicamente el duelo.