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Iñigo Gurruhaga
Corresponsal. Londres
Lunes, 15 de octubre 2018, 18:46
Si la imprevista visita del ministro Dominic Raab a su colega negociador Michel Barnier, el domingo, alertó sobre la posibilidad de un anuncio de acuerdo, la intromisión de Theresa May, este lunes, en el horario del Parlamento para hacer una declaración urgente sobre la negociación ... del 'Brexit' desembocó en especulación sobre el anuncio de que el acuerdo ya es imposible.
Nada hay imposible para May, salvo curar la gangrena de su partido. Las conspiraciones para derribarla eran el único aparente motivo de su declaración urgente. Informó a los diputados de que el malvado Barnier le ha exigido «una protección para la protección» de Irlanda del Norte, 'un seguro del seguro'; en inglés, el 'backstop' del 'backstop'.
La segunda exigencia de Barnier que impide que haya acuerdo sobre el 'Brexit' esta semana, que se pospone el regateo a noviembre, sin seguridad sobre nada, está relacionada, según May, con cuánto tiempo pasaría el conjunto de Reino Unido en la unión aduanera- el 'backstop' para evitar el problema irlandés- y quién decidiría el fin de ese arreglo temporal.
Que el problema no es Barnier se demostró en cuanto May ha retornado a su asiento. Uno tras otro los diputados de su partido que han pedido la palabra le han preguntado, con preocupación, cuál es su fecha para el fin del arreglo temporal o si Reino Unido lo decidirá unilateralmente. May no ha dado ninguna respuesta clara y en su escaños se confirmó la sospecha de que quiere ceder en todo.
La intromisión de May ha movido de hora a la planeada presentación de la estrategia nacional contra la soledad, por la responsable en el Ministerio de lo Digital, el Deporte, los Medios y la Cultura. Jubilados que se refugian en el médico para curar su soledad serán enviados a partir de 2023 a grupos de paseo o pintura con financiación pública. Se pedirá también la colaboración de los carteros.
Una iniciativa para mejorar malestares presentes en una sociedad opulenta en medio del volcán. Pero lo de ahora es derribar a May, o que abandone sus planes del 'Brexit', y todos los que hablan a los medios afirman que en ningún caso habrá elecciones generales. Las estrategias de 2023 serán programa electoral en 2022. La sociedad y la administración del Estado han de absorber toda la lava que arroja la gran batalla entre facciones del Partido Conservador.
El líder de la oposición, Jeremy Corbyn, orador sin gracias, ilustró esta vez la parálisis 'tory' y británica. Recordó que, en el Informe Conjunto aprobado por el Gobierno británico y el Consejo Europeo en diciembre de 2017, Londres se comprometió, «en ausencia de acuerdo sobre soluciones (para la frontera irlandesa), a mantener alineamiento total con las reglas del Mercado Interno y la Unión Aduanera que, ahora o en el futuro, respalda...la economía de toda la isla».
Barnier pide lo que May, y unos cuantos ministros ahora disidentes, suscribieron como «compromisos y principios que… deben hacerse y mantenerse en todas las circunstancias...». La improvisación, el desorden, el desprecio a los expertos,... son parte de la política del 'Brexit', y también una contienda hasta ahora irresoluble de ideologías sobre nación o economía en el Partido Conservador.
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