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Jueves, 16 de agosto 2018, 09:14
El persistente sonido de un móvil atrajo la atención de los bomberos, que consiguieron ver cómo en la pantalla del teléfono se leía una sola palabra: «Mamma». Era la viva estampa de una desesperación que agotó su última esperanza con una llamada que nunca ... obtuvo respuesta. Entre los escombros, yacía sepultado bajo una gran viga el coche en el que viajaban Ersilia Piccino, de 41 años, su esposo, Roberto Robbiano, de 45, y el pequeño Samuele, de apenas 8. La familia, que hacía unas pocas horas había partido ilusionada para pasar sus vacaciones en Cerdeña, falleció en el acto al caer más de 40 metros cuando cruzaban el fatídico puente Morandi, en Génova.
El cuerpo de Samuele fue el primero en ser encontrado. A su alrededor se podían ver los numerosos equipajes y juguetes de playa que llevaba la familia para disfrutar de un destino soñado.
Las vacaciones también quedaron truncadas para Matteo Bentornatti, Giovanni Battiloro, Gerardo Esposito y Antonio Stanzione, una cuadrilla de cuatro amigos que se dirigía a Niza y Barcelona. Aunque al principio habían pensado coger un avión, al final les pudo más el deseo de vivir la aventura de hacer la travesía en coche. La decisión les costó la vida, como a Nathan Gusman, Melissa Artus y Axelle Nemati Alizè Plaze, tres franceses veinteañeros, que iban de Montpellier a Cerdeña.
El puente Morandi enterró bajo sus ruinas los planes e ilusiones de Marta Danisi, de 29 años, y su novio, Alberto Fanfani, de 32. Ella, una enfermera originaria de Sant'Agata di Militello que acababa de encontrar trabajo en el hospital Santi Antonio y Biagio en Alessandria y él, un médico nacido en Florencia que ejercía como anestesista en la clínica Cisanello de Pisa, estaban inmersos en preparativos de boda.
A Luigi Matti Atadonna, de 35 años, lo último que se le pasó por la cabeza el martes a la mañana es que no volvería a abrazar a sus cuatro hijos. El joven y su amigo, Gianluca Ardini, iban de camino al trabajo en una camioneta, pero solo este último logró sobrevivir a una catástrofe que también pilló por sorpresa a Bruno Casagrande y Mirko Vicini, de 35 y 31 años, respectivamente. Justo cuando el puente colapsó estaban debajo realizando labores para la empresa de gestión de residuos Amiu. Habían sido contratados recientemente tras una temporada en el paro.
De camino al trabajo iba Andrea Cerulli, jugador de fútbol amateur del Genova Club Portuali Voltri y padre de un niño. Su fallecimiento fue confirmado ayer en un emotivo mensaje de despedida que le dedicó su club. «El Genova Club Portuali Voltri está con la familia de Andrea, nuestro socio, nuestro amigo, nuestro colega, víctima de la tragedia del Puente Morandi. Adiós Andrea...», es el mensaje de despedida que el club le dedicó en su Facebook.
Conmovedor fue igualmente el mensaje que escribieron en Facebook los padres de Stella Boccia: «Una parte de nuestro corazón ha quedado bajo los escombros del puente». La joven, de 24 años, volvía de vacaciones junto a su novio, Carlos Jesús Trujillo, de origen dominicano. Sus vidas, hoy truncadas, son el amargo recuerdo de una tragedia que tardará mucho en cicatrizar.
Los equipos de rescate continuan buscando entre los escombros a posibles desaparecidos tras el derrumbe que ha causado al menos 39 víctimas y 16 heridos.
Aunque no se tienen cifras oficiales de los desaparecidos, las autoridades italianas no descartan que pueda haber aún una decena de cuerpos bajo los escombros.
Durante esta noche, los equipos de rescate no han localizado a ningún vehículo bajo los enormes bloques de cemento.
Los trabajos de búsqueda de los bomberos se concentran bajo los bloques de cemento del pilar que se desplomó a la orilla izquierda del río Polcevera donde aún podrían encontrarse algunos coches.
Mientras tanto 15 personas siguen ingresadas, 9 de ellas en estado grave, en el hospital San Martino, donde también se encuentran los 39 cuerpos encontrados.
El problema ahora se concentra en las casas que se encuentran bajo lo que queda del puente y en los 664 desalojados, 331 núcleos familiares, ya que se ha anunciado que muchos de estos edificios tendrán que ser destruidos.
Algunos equipos de bomberos han entrado en las casas para salvar a los animales domésticos o recoger algunas medicinas de urgencia.
Se prevé que el próximo sábado se puedan celebrar los funerales de Estado de algunas de las víctimas, entre las que se encuentran también cuatro turistas franceses y dos jóvenes albaneses que trabajaban en Italia.
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