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Teresa Cobo
Viernes, 23 de junio 2017, 07:07
Al menos dos osos se han adentrado durante los últimos días en el término municipal de Potes en busca de cerezas. Así lo atestiguan las huellas recogidas por la patrulla de la Fundación Oso Pardo (FOP). «Entran por la noche a comer los frutos. ... Este año, por las heladas, se perdieron las cerezas en las zonas altas y medias y los osos se aventuran hasta las zonas bajas, donde hay una buena cosecha», explica Guillermo Palomero, presidente de la FOP.
Los osos siempre se han acercado a los pueblos en busca de frutos, pero suelen campear por zonas de montaña en las que es más habitual su presencia. «Es la primera vez que encontramos huellas dentro del ayuntamiento de Potes y son de dos osos diferentes. Es llamativo porque es un término municipal muy pequeño», señala Palomero. Un testigo consiguió fotografiar a un oso que corría por la noche junto a la carretera en la localidad de Frama (Cabezón de Liébana). Por la proximidad, podría tratarse de uno de los que han esquilmado los cerezos de Potes, donde se aprecian las huellas del banquete nocturno. La FOP ha recogido testimonios de vecinos que vieron un oso en el camino de Potes a Frama el día 18 de junio y otros que vieron un ejemplar (quizá el mismo) en Frama el día 20. «Siempre por la noche».
La presencia de osos por los montes de Liébana es cada vez más frecuente. «Este año ha habido un movimiento importante», admite el naturalista, por lo que no le extraña que se hayan acercado a los pueblos donde pueden encontrar cerezas. «Es normal en esta época, solo que este año están concentrados más abajo». Ha ocurrido también en otras zonas del Norte, como en el concejo asturiano de Cangas del Narcea. Palomero relata que, durante varios días, una hembra con dos oseznos se ha acercado al pueblo de Carballo que, prácticamente, la ha «adoptado», en el sentido de que «la gente no ha molestado ni a la madre ni a las crías, no se ha preocupado por su presencia y las ha estado observando. Rondaban a menos de 300 metros e incluso podían verlas desde las ventanas».
Aunque la subpoblación oriental de oso pardo de la cordillera Cantábrica es minoritaria en relación con la subpoblación occidental (más de 200 individuos), la lenta recuperación en los últimos años sitúa en algo más de 40 el número de ejemplares que la integran, según los cálculos de la FOP.
La colonia osuna oriental se distribuye por 2.100 km2 que abarcan la Montaña Palentina, la Montaña Oriental Leonesa, una pequeña parte del oriente asturiano y, en Cantabria, los montes de Campoo de Suso, Polaciones y Liébana. En esta última comarca se nota el creciente trasiego de plantígrados, que también en otoño se aproximan atraídos por los hayucos. Y en algunas ocasiones han dejado su rastro, en forma de destrozos, en las colmenas que carecían de protección.
El presidente de la FOP pide prudencia a la población y recuerda que «un oso es un oso», lo que significa que puede volverse peligroso si se siente molestado. Palomero aconseja seguir el ejemplo de Carballo, donde nadie ha incordiado a la hembra con crías, y advierte del riesgo de intentar acercarse. «Hay que disfrutar de ellos a distancia».
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