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Los vecinos han colocado varias pancartas mostrando su malestar y solicitando la apertura de la colegiata.
El 'abandono' de la Colegiata de San Martín de Elines indigna a los vecinos

El 'abandono' de la Colegiata de San Martín de Elines indigna a los vecinos

Critican al párroco y al Obispado de Santander por el cierre del templo, que es Bien de Interés Cultural, para la mayoría de los visitantes

Ernesto Sardina

Lunes, 15 de mayo 2017, 07:13

'Patrimonio de todos', 'SOS Soluciones', 'La iglesia es el pueblo' y 'La colegiata siempre abierta', junto a un cartel con el número de teléfono del Obispado de Santander, son algunos de los lemas, plasmados en pancartas, que desde esta pasada Semana Santa reciben a los turistas que acuden a San Martín de Elines (Valderredible). Los vecinos de este núcleo valluco están «indignados» por la situación que están viviendo y no esconden su «malestar» con el párroco y el Obispado de Santander, responsables del Bien de Interés Cultural, por el «abandono» que padece la colegiata románica y, en especial, por su «cierre» a todas aquellas visitas que no estén concertadas y no sean grupos numerosos (autobuses), asegura Carlos Alberto González, presidente de la Junta Vecinal.

Desde que Bertín Gutiérrez, el sacerdote anterior, dejó de estar al frente del día a día de la Colegiata de San Martín de Elines, a la que dedicó su vida, la situación del templo ha ido empeorando, al igual que el malestar de unos vecinos acostumbrados a presumir de su joya arquitectónica y de su entorno. El nuevo cura, Manuel Ángel Romero, atiende a cerca de 30 parroquias y desde hace ya varios meses apenas pisa San Martín de Elines, «pues es un cura jubilado del pueblo quién dice las misas», explica González. «Solo viene para enseñar la colegiata a grupos grandes y en los últimos días, tras la aparición de varias noticias al respecto, para adecentar un poco el entorno, que estaba lleno de maleza». «Cada vez que le pido explicaciones me remite a los servicios jurídicos del Obispado y cuando me pongo en contacto con estos últimos me dicen que hable con el sacerdote. Es un sinsentido».

Los perjudicados: los vecinos, que ven como se desaprovecha su principal atractivo turístico, los cientos de visitantes que acuden a la colegiata y se marchan sin poder disfrutarla y los empresarios de la zona, afectados por el malestar que se crea entre los turistas y la imagen que se está dando de la localidad. «Incluso un vecino con formación se ha ofrecido a enseñar la colegiata de forma altruista», pero también nos han negado esta opción, se lamenta González. «Hay una pintura en el interior del templo de 'La última cena' a la que le está saliendo moho y el claustro está muy deteriorado», concluye.

Silencio desde el Obispado

Sobre todo lo que está ocurriendo en San Martín de Elines se ha preguntado también al Obispado de Santander que, de momento, prefiere «no hacer ninguna valoración». Lo que sí han señalado desde el Obispado es que mantienen todos los cauces abiertos, desde la «máxima cordialidad» para llegar a un entendimiento con las partes afectadas. Al tiempo, avanzan, que el convenio que desde años mantiene la diócesis con la Consejería de Cultura dotará durante este verano a la colegiata del servicio de guía.

Por su parte, el alcalde de Valderredible, Fernando Fernández, afirma sentir «vergüenza» por el abandono que sufre el templo y el hecho de que la colegiata esté cerrada para el visitante. «Nosotros estamos dando todas las facilidades para que el BIC permanezca abierto a diario. Desde el Ayuntamiento hemos ofrecido al Obispado la posibilidad de contratar un guía, incluso de pagarlo con nuestros propios medios si no quieren colaborar a través de lo que se recauda mediante las entradas, pero seguimos sin respuesta». Para Fernández, la única forma de fijar población y de que los núcleos rurales no desaparezcan, y con ellos también su patrimonio, «es crear puestos de trabajo. Ese es el principal objetivo del Consistorio». «Es una irresponsabilidad absoluta tener el templo cerrado cuando hasta los propios vecinos se están ofreciendo, de manera altruista, para mostrárselo a los turistas», afirma Fernández.

Pero hasta la fecha, todas las peticiones, ya sean de los vecinos, de los turistas que no han dejado de llamar al Obispado o de los representantes públicos, han resultado estériles. «Me he reunido en dos ocasiones con el vicario general del Obispado, Sergio Llata, y todavía no hemos conseguido que concreten nada», precisa el alcalde de Valderredible que sigue sin ser recibido por el Obispo. «La cuestión es tan grave que los vecinos tienen que acceder al cementerio mediante una escalera porque el párroco sigue sin facilitarles la llave», concluye el regidor valluco.

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