El coche de Raúl Gómez (Maratón Man): «Viajar en coche es la manera más brutal de recorrer un lugar y exprimirlo al 100%»

Siempre con una sonrisa de oreja a oreja y su desparpajo y sinceridad natural, ya son miles a los que ha animado a comenzar en el mundo del «running» y vivir y sufrir con sus aventuras. A sus 37 años, disfruta viajando y «me encanta hacerlo en coche». «Es la manera más brutal de poder recorrer un lugar y exprimirlo al 100%, la libertad que te regala viajar en coche es infinita«, explica Gómez a este periódico.

Esa soltura natural hace que se defina un gran conductor. De hecho, «según mi mujer, no lo soy, aunque según yo, podría ser el sucesor natural de Fernando Alonso«, relata entre risas, al mismo tiempo que recuerda su primer coche, que fue el de su padre, un Peugeot 306, al que le guarda »un cariño especial« y que esconde una »cantidad infinita de muy buenos recuerdos, durante los fue como mi segunda casa. Lo pase muy bien, tenerlo fue una puerta a otro mundo de movimiento indefinido«, precisa.

Ante esto, el maratoniano prefiere ir al volante pero también disfruta como pasajero, aunque le cueste gozar del todo del camino. «Intento ser un copiloto relajado y poner banda sonora posible, no soy un instructor de autoescuela para estar dando órdenes constantemente. Pero siempre voy a tanto porque le tengo mucho respeto a los coches, nos jugamos mucho por un despiste, debemos ser prudentes y concienciarnos lo que llevamos entre las manos», manifiesta.

Pero Raúl Gomez disfruta tanto de conducir que recuerda una de sus grandes aventuras, su primer viaje: Una «ruta por España con un par de amigos, salimos de Barcelona y fuimos directos a León, después paradita en Madrid y bajamos al calor de sur, recorriendo Sevilla, Cadiz, Almería con unos días finales por el Levante, 14 días muy intensos, inolvidables. Muchos de esos días incluso nos tocó dormir en el coche. Aventuras juveniles (sonríe)», rememora.

Para él, «hasta hace unos años la estética y la mecánica eran mi brújula a la hora de elegir coche, ahora he sumado las emisiones. Y por suerte cada vez los coches, incluso los gasolina y los diésel son más cuidadosos con el medio ambiente«. Por ello, conduce un Mercedes EQC, un modelo 100% eléctrico con una autonomía que varía entre los 374 y los 471 kilómetros, que le ha sorprendido por su «suavidad, silencio, potencia, comodidad y la tecnología que tiene, absolutamente desbordante. Por ahora todo son puntos positivos (aunque todavía estamos al principio de este viaje hacia el mundo eléctrico y queda mucho por hacer, vamos por el buen camino -incide-) y por supuesto que hablando siendo Mercedes casi es ir a lo seguro», subraya.

Es más, para este trotamundos, el EQC ha superado «totalmente» todas sus expectativas y, como anécdota, destaca que, aunque aparcar no es su especialidad, cuando logra «encajarlo a la primera, resulta una sensación parecida a la de cruzar la meta de una maratón y aunque a veces se resiste, nunca recurro al asistente de aparcamiento, orgullo de conductor imagino». Además, considera que un coche dice mucho de su dueño. Ha desvelado a este periódico que «muchas veces cuando me aburro en los semáforos observo el coche y imagino quién lo puede conducir. Siempre me equivoco«, concluye entre risas.