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Melchor Sáiz-Pardo
Jueves, 5 de mayo 2016, 14:29
El marroquí Aziz Zaghnane, el conocido cazatalentos detenido en la operación antiterrorista del pasado martes en Madrid, alternaba su trabajo en los despachos de una multinacional a la búsqueda de altos directivos a los que fichar con eternas sesiones de captación de futuros muyahidines ... en mezquitas, centros de oración y carnicerías 'Halal' de las localidades madrileñas de Pinto y Ciempozuelos, según han revelado fuentes de la investigación.
La juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela ordenó hoy el ingreso en prisión de Zaghane, director de marketing de Lee Hecht Harrison-España, una filial de la multinacional de recursos humanos Adecco, y de sus tres subordinados (otros dos marroquíes y un español) arrestados en la denominada 'operación Ariel' contra la célula que dirigía el cazatalentos y que, fundamentalmente, se dedicaba a la localización de futuros terroristas a través de las redes sociales y servicios de mensajería en internet, que luego eran ya radicalizados y adiestrados en reuniones físicas.
Lamela acusa a todos ellos de delitos de terrorismo en relación con la captación y el adoctrinamiento en redes sociales. Los cuatro negaron hoy los hechos y aseguraron que simplemente habían consultado web de contenido yihadista "por curiosidad".
Sin embargo, han informado fuentes de la lucha antiterrorista, las pruebas parecen acorralar Zaghnane y los suyos. Durante los registros practicados tras su arresto se incautó una "cantidad inusualmente elevada de material informático", dispositivos de almacenamiento y aparatos de telefonía móvil con material yihadista. Es más, de acuerdo con los documentos ya en poder de la Guardia Civil, los detenidos justificaron algunas de las recientes acciones terroristas reivindicadas por el Daesh, además de hacer "permanente alabanza del martirio" a través de la difusión de imágenes de terroristas muertos de zona de conflicto, particularmente Siria e Irak.
Deporte intensivo
Aziz Zaghnane, según los atentados, tenía una fortísima ascendencia sobre el resto de los arrestados y las personas que habían sido captadas por el grupo. "El grupo ahora desarticulado, bajo la dirección de su líder, planificaba actividades conjuntas para estrechar el control sobre todos los componentes del mismo, así como para fomentar la convivencia y mantener la cohesión entre todos ellos. Entre estas actividades grupales, estaba la realización de sesiones de entrenamiento físico conjuntas", han explicado fuentes de la Guardia Civil.
La obligación de mantenerse en forma es una constante en el ideario salafista, que insiste en la obligación de encontrarse en las mejores condiciones físicas, siendo las actividades deportivas en grupo un elemento común en las redes de captación y adoctrinamiento, como forma para controlar a sus adeptos e imponer la disciplina entre ellos.
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