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josu garcía
Domingo, 17 de julio 2016, 08:50
Los cuerpos de una mujer de 79 años y su hijo de 60 aparecieron en la madrugada de ayer en su domicilio del número 6 de la calle Iturribide, en el Casco Viejo de Bilbao. Los investigadores trabajan con la hipótesis de que la madre ... mató de uno o varios golpes en la cabeza a su descendiente, que sufría una discapacidad intelectual, y después se suicidó ingiriendo un bote de pastillas, según ha podido saber EL CORREO de fuentes de toda solvencia. La mujer dejó una nota antes de quitarse la vida, aunque al parecer su contenido, de carácter «incongruente», no aporta pistas sobre los motivos que le llevaron a poner fin a la existencia de su hijo y a la suya propia.
La tragedia familiar sucedió en el tercero derecha de un portal que está ubicado muy cerca de la Plaza Unamuno, en una zona muy animada del Casco Viejo. Ayer, los vecinos se mostraban conmocionados. «Ella no estaba muy bien de salud últimamente y le preocupaba mucho la idea de dejar solo a su hijo en este mundo», explicaba una persona que trabaja a escasos metros del hogar de los fallecidos. «La verdad es que estoy impresionada y desconcertada», añadía.
Al parecer, según las fuentes consultadas por este periódico, madre e hijo podrían llevar varios días muertos. Sus cadáveres fueron descubiertos por la Policía Municipal y los Bomberos de Bilbao. Todo comenzó cuando la guardia urbana recibió un aviso de un centro que atiende a personas con discapacidad alertando de que hacía varios días que no sabían nada del hombre de 60 años. Era usuario habitual de sus servicios y solía visitar a su madre con mucha frecuencia. Parece ser que pasaba noches e incluso temporadas en el domicilio familiar.
Tiraron la puerta abajo
Los agentes acudieron al inmueble al filo de la medianoche. Llamaron al timbre, pero nadie contestó. Hablaron con un residente en el bloque, que les dijo que no había oído ruidos en la vivienda en los últimos días. Ante la sospecha de que algo grave podría haberles pasado, los agentes requirieron la presencia de los Bomberos para tirar la puerta abajo. Sobre la una menos cuarto de la madrugada, lograron entrar en la casa. La escena que allí se encontraron no se la esperaban.
El varón yacía inmóvil en la cama. Había sufrido uno o varios golpes en el rostro con un objeto contundente. Su madre estaba también muerta. Se encontraba sentada en una silla y junto a ella se hallaron restos de los medicamentos que presuntamente utilizó para quitarse la vida. Los agentes se toparon también con una nota manuscrita que no aclaraba lo sucedido. Según las fuentes consultadas, era un mensaje «incongruente».
La Policía Municipal se puso entonces en contacto con la Ertzaintza, que se hizo cargo de la investigación del caso. Los agentes de la Unidad Científica estuvieron varias horas supervisando el piso y recogiendo pruebas. Mientras tanto, los vecinos y los comerciantes del entorno de la familia no daban crédito a lo ocurrido. «El hijo había tenido un grave accidente de tráfico cuando era joven, con unos 20 años», contaba una mujer. El siniestro le causó secuelas tanto físicas como psicológicas. «Era alguien singular», añadió.
«Los dos eran muy buenas personas», afirmaba ayer el joven que ahora regenta el café Gayarre, el establecimiento más próximo al portal de los fallecidos. «Venían de vez en cuando. A él le gustaba mucho la tortilla y ella me solía regalar un décimo de lotería por Navidad», recordaba el hostelero. «Hacía unas semanas que no se les veía. Una desgracia lo que les ha pasado», se dolía. Los cuerpos fueron trasladados al Instituto Anatómico Forense de Bilbao, donde les será practicada la autopsia para determinar las causas exactas de ambas muertes. La Ertzaintza mantiene la investigación abierta.
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