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La incontestable victoria del laborista Keir Starmer en los comicios de Reino Unido celebrados el pasado jueves pondrá un nuevo interlocutor sobre la mesa de negociación que España, la Unión Europea y los británicos tienen en marcha desde 2016 para tratar de alcanzar un acuerdo ... sobre el nuevo estatus de Gibraltar tras el 'brexit'. Pese a la sensibilidad que la diplomacia internacional tiene ante los cambios, ninguna de las partes espera que haya un giro de guion en un pacto que ya estaba «muy avanzado» con el anterior Gabinete de Rishi Sunak, después de que el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, y su entonces homólogo David Cameron se reunieran en Bruselas, el 16 de mayo, en un encuentro auspiciado por el vicepresidente de la Comisión Europea encargado de las conversaciones, Maros Sefcovic.
De hecho, ayer se produjo ya el primer contacto entre Albares y David Lammy, quien ha asumido la cartera de Exteriores en el Ejecutivo laborista de Starmer. El jefe de la diplomacia española señaló que ambos países trabajarán juntos en esta nueva etapa que se abre «para seguir estrechando las relaciones hispano-británicas en beneficio de nuestros ciudadanos y alcanzar el acuerdo en relación a Gibraltar».
Las expectativas de terminar de encauzar las negociaciones estaban «por las nubes» en el encuentro de mayo entre el ministro español y Cameron, breve responsable de la diplomática británica y el 'premier' que permitió el referéndum del 'brexit'. Albares acudió a la reunión «esperanzado» y apuntando que no veía «escollos» para avanzar. Pero finalmente no hubo fumata blanca. En un comunicado conjunto de España, la Comisión Europea y Reino Unido, los tres protagonistas del acuerdo se limitaron a destacar que éste estaba «cada vez más cerca» y confirmaron que los equipos trabajadores iban a continuar las conversaciones, aunque a un nivel inferior y centrándose en los flecos pendientes.
Aquella fue una oportunidad perdida, que añadió incertidumbre el futuro estatus de Gibraltar. Quedaba menos de un mes para las elecciones europeas y Sunak ya había adelantado las británicas a este julio. Con esos mimbres, los asuntos pendientes en la negociación seguían girando en torno al control del aeropuerto de la colonia británica -uno de los aspectos más controvertidos-, los bienes y la movilidad de personas en el Peñón. Todavía quedan por cerrar, por tanto, algo más que flecos.
La idea es, por ahora, mantener la negociación por los railes que estaban marcados y buscar un nuevo encuentro tras el verano, una vez que los puestos de la nueva Comisión Europea estén configurados tras los comicios del 9 de junio.
La última propuesta del Ejecutivo comunitario pasaba porque Agencia Frontex se encargara de realizar la vigilancia fronteriza, para evitar la presencia de agentes españoles en el Peñón, como pide Londres. Y en cuanto a la importación y exportación de bienes, se planteó una armonización fiscal que aproxime a Gibraltar a otras regiones europeas. También quedaron en el aire asuntos como la equiparación de las pensiones de los gibraltareños y la de los trabajadores itinerantes del Peñón, unos 400 euros mensuales más baja.
Paradójicamente, los más interesados en el acuerdo, los 32.649 habitantes censados en el Peñón y los alrededor de 15.000 trabajadores españoles que cada día cruzan la frontera, no participaron en los comicios británicos del jueves. Gibraltar no forma parte de las 650 circunscripciones que eligen directamente a sus representantes en el Palacio de Westminster al ser territorio de ultramar y tener jurisdicción propia.
Eso no impidió al ministro principal del Peñón, Fabian Picardo, celebrar la «histórica» victoria de los laboristas de Starmer -un «partido hermano» del suyo, presumió-; y manifestó que «tras el parón por la campaña electoral ahora lo que viene es acelerar y seguir intentando llegar a ese tratado definitivo en el cual todos ganemos». El dirigente gibraltareño se mostró «seguro» de que no habrá cambio de posiciones, al tiempo que precisó que, en su estricta opinión, «no habrá armonización de impuestos entre Gibraltar y España». Es la primera vez que partidos socialistas lideran el Peñón y los estados español y británico; una «solidaridad ideológica» que, sin duda, «ayudará», remachó Picardo.
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