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Pedro Sánchez, tras ser elegido presidente en el Congreso de los Diputados. EP
Golpe a golpe

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Entre lineas ·

Pedro Sánchez necesita un Ejecutivo de fuerte nervio político para fijar su relato frente a las presiones de la derecha, sus aliados soberanistas y de Podemos

Alberto Surio

San Sebastián

Domingo, 19 de noviembre 2023, 00:05

Todo pasa y todo queda. El verso de Antonio Machado es un bálsamo aconsejable en este momento eléctrico de la política española marcado por riesgos que pensábamos superados. Pedro Sánchez ya es presidente del Gobierno tras prometer su cargo ante el Rey. Como si fuera ... una metáfora histórica, en el mes de Brumario -el noviembre del calendario de la Revolución Francesa que sirvió a Carlos Marx para escribir su libro sobre los golpes de Estado de los Bonaparte- el PSOE y sus aliados abren un nuevo ciclo rodeado de incógnitas que quieren presentar como una audaz oportunidad. El nuevo Ejecutivo va a necesitar un potente nervio político para fijar su propia dinámica narrativa. Se van a tener que esforzar mucho para contrarrestar, de entrada, la reacción virulenta de sectores del aparato del Estado, que han salido en tromba y que expresan una inédita desconfianza. Pero también deben desactivar la doble pinza que les atenaza: por un lado, la presión de las derechas -la multitudinaria concentración de ayer en Madrid es sintomática- y, por otro, la tensión creciente desde sus aliados soberanistas, que no paran de insistir en que tienen al presidente prácticamente 'maniatado'. Por si fuera poco, el divorcio de Podemos con Sumar enreda la puesta en marcha del Gobierno y proyecta una ruptura que puede ser un factor desestabilizador.

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