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ADOLFO LORENTE
Viernes, 18 de febrero 2022, 08:32
El expresidente del Gobierno José María Aznar fue una de las voces autorizadas del PP que de forma más explícita se pronunció ayer sobre la crisis interna del partido al afirmar, en un seminario de FAES, que «la situación de Ucrania es ahora mismo mejor ... que la del PP, porque allí no hay armamento nuclear». La exportavoz en el Congreso Cayetana Álvarez de Toledo fue más allá y directamente exigió la dimisión de Casado ante la «mayor crisis» que se ha abierto en el PP, «desde luego, la más absurda e inaudita en la historia del Partido Popular».
Entre los barones, solo Alberto Núñez Feijóo dio una paso adelante. Quizá sea el gen gallego, pero le pasa como a la vicepresidenta Yolanda Díaz, que nunca quiere ser y al final acaba siendo. El presidente de la Xunta es el hombre del PP que siempre ha sonado para todo. Es verdad que el puente aéreo Santiago-Madrid se canceló de forma abrupta en julio de 2018 cuando Pablo Casado fue elegido presidente del partido en sustitución de Mariano Rajoy. El gallego no quería guerras ni enfrentarse al desgaste de una posible derrota en unas primarias, de ahí que prefirió quedarse en su tierra natal manteniendo el rol de contrapeso a la dirección nacional. Su voz no sólo es escuchada, es muy respetada. Es el hombre de las mayorías absolutas y eso en política es un argumento irrebatible.
Así que no fue casualidad que este jueves, en uno de los días más duros para el PP, el único barón que decidió hablar sin ambages de la guerra abierta entre Génova e Isabel Díaz Ayuso fuese Alberto Núñez Feijóo. «Si hay problemas orgánicos dentro del PP en Madrid se tienen que resolver de forma inteligente y no provocando un incendio», zanjó.
En la rueda de prensa posterior a la reunión semanal de su Ejecutivo, se mostró tajante y advirtió de que «no» le parece «normal». «No procede contratar a ningún investigador privado para espiar a un compañero y ver contratos que están en el portal de transparencia. Si se ha hecho, me parece inaudito e imperdonable perder el tiempo en esto», aseveró.
De hecho, fue un paso más allá y sugirió que quien haya dado la orden del espionaje a una compañera del partido, «si es que se produjo», debería dar «una explicación» y «asumir responsabilidades». No ocultó su malestar por la vida interna de su partido, por lo que pidió actuar de forma «tranquila», «sosegada» y con «inteligencia», además de realizar «un análisis objetivo» de los hechos. «Tengo una cierta preocupación por la situación orgánica que está viviendo el PP en Madrid. Llueve sobre mojado y llevamos varios meses ante un asunto que debería estar resuelto por los cauces normales orgánicos y no por informaciones muy sorprendentes».
Calculado segundo plano
Otro de los grandes referentes del partido y que este jueves optó por mantenerse en un calculadísimo segundo plano es Juanma Moreno, el presidente de Andalucía. Se limitó a contestar que su «única preocupación» son «los andaluces» y que esta guerra no era la suya. Moreno busca blindarse a toda costa del ruido madrileño sabedor del enorme desgaste que puede sufrir en unas elecciones autonómicas que se celebrarán a lo largo de este año. La fecha, precisamente, es posible que se haya visto alterada por los comicios celebrados este pasado domingo en Castilla y León. Su presidente en funciones, Alfonso Fernández Mañueco, preguntado este jueves sobre lo ocurrido, deslizó irónico un «bastante tengo yo con lo mío».
Desde el PP vasco, silencio oficial. No obstante, cargos como la presidenta en Bizkaia, Raquel González, o la presidenta de Nuevas Generaciones, Bea Fanjul, mostraron su apoyo a Casado.
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